La memoria secreta de las hojas, explora uno de los caminos para progresar con el cambio climático y medioambiental

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Por Redacción Revolución

(10 de diciembre, 2017. Revolución TRESPUNTOCERO).- “Si tomas cien plantas y las riegas todas pierdes el control, ya que no van a reaccionar todas del mismo modo. Siempre hay una variabilidad que es inútil tratar de explicar. Otra ventaja es que puedes tener cien plantas y ver cómo reaccionan si dejas de regarlas, algo que no querrías hacer con animales

La vida hace que nos volvamos insensibles hacia el mundo natural, y eso es producto de la industrialización. Uno de los mayores retos para la civilización es descubrir cómo se puede explotar un recurso y, al mismo tiempo, convivir con él. El recurso fácil es eliminar ese aspecto animado y decir que no se trata de seres vivos”, señala la científica Hope Jahren.

Su ópera prima, La memoria secreta de las hojas no es solo un libro, es el fascinante debut de una mujer consagrada a la ciencia, el retrato conmovedor de una larga amistad y una exposición sorprendente del mundo de las plantas que cambiará radicalmente nuestra forma de contemplar la naturaleza.

Hope Jahren nos presenta un revelador tratado sobre la vida de las plantas que además versa sobre el trabajo y sobre el amor, y sobre cómo se pueden mover montañas cuando ambos van a la par.

La científica es una de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista Time. Ha recibido tres premios Fulbright en geobiología y es además la única mujer a la que se le ha otorgado la Medalla para Jóvenes Investigadores en Ciencias de la Tierra, distinción que únicamente han obtenido otros tres científicos.

Uno de los caminos que sigue el libro es el de ver cómo podemos progresar con el cambio climático y la crisis medioambiental, conversaciones en las que estamos estancados. Necesitamos vivir en la contradicción, coexistir y explorar los recursos naturales. Si realmente entiendes lo que es un árbol, lo talarás de una manera muy distinta. Pero eso es algo que debe decidir cada uno, explicó la autora en una entrevista para ABC.

Una más de las historias que se entrelazan en la obra es lo difícil que resulta convertirse en científica en Estados Unidos siendo mujer. Se trata de la historia de una persona, y de una no demasiado normal.

“Esto es lo que siempre he querido hacer, y no hay límite de cosas que haya podido tolerar para poder tener al final un laboratorio. En cualquier caso, no debe interpretarse como el precio que hay que pagar para tener la ciencia en tu vida: fue el precio que yo pagué. Y estaba siempre encantadísima de pagarlo”.

Hope señala que, si eres mujer y te dedicas al mundo de la ciencia y tienes éxito te ves implicada en este movimiento de querer acercar a las niñas al mundo de la ciencia. Siempre he pensado que es extraño, ya que no tenemos programas para que los niños se interesen en la enfermería.

“No sentimos la necesidad de educar a los niños. El caso es que pensé que lo mejor que podía hacer era explicar cómo es la vida del científico, el día a día, y una de las cosas más importantes es lo mucho que nos preocupamos por el dinero.

En Estados Unidos tenemos una gran brecha, ya que se dice que se valoran las ciencias y nos sentimos orgullosos de ellas, pero la realidad es que se está exterminando debido a la falta de fondos. No creo que la gente sea consciente de que podríamos doblar la cantidad de dinero que se invierte en ciencias y no malgastaríamos ni un solo dólar”.

El libro sigue uno de los caminos de ver cómo podemos progresar con el cambio climático y medioambiental. La memoria secreta de las hojas, cambiará en el lector la manera en que puede observar y pensar en un árbol. Las circunstancias son distintas cuando conoces de manera más detallada la vida de uno de ellos, quienes no son solamente entes que parecieran ‘inertes’ y casi objetos.

“Es agradable ser un árbol. De hecho, siempre he sido un árbol. Por eso el título original del libro es «Lab Girl». Cuando hablo con escritores siempre me planteo qué es lo que convierte mi vida en algo particular, y en este caso mis recuerdos más cercanos eran los del laboratorio de mi padre.

Crecí pensando que ese era el mejor lugar del mundo y años más tarde conseguí trabajar en mi laboratorio con mi mejor amigo. Creo que he tenido mucha suerte. Además, es una historia que la gente quiere escuchar. Antes de escribir el libro había trabajado para muchas universidades y tenía esos amigos raros que desfilan por el libro, pero mi vida era distinta. No era como la de los adultos que conocía. Ahora mi vida es una historia que cobra sentido”, señala Hope.

Cada descripción, detalle, momento y reflexión, lleva en cada página una ingeniosa forma de sobre cómo se explican las líneas que vinculan la manera de comprender la realidad y el reflejo inmediato que obtiene sobre lo biológico, crea un lienzo de inestimable valor sobre la historia del hombre como parte de una idea trascendental.

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