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Entre los amigos de Luis Carlos Castillo, el “Dragón”, empresario tamaulipeco de origen humilde, que corrompió a autoridades mexicanas, y que logró extenderse a los Estados Unidos, se encuentran la sociedad política y de negocios, el alcalde de Mission, Texas, Norberto Salinas, del Partido Republicano, y el ex gobernador texano Rick Perry.
Por medio de contratos ilegales, sobornos, recursos públicos y negocios al margen de la ley, logró amasar en Texas una cuantiosa fortuna con ayuda de sus “amigos”.
Después de entablar estas relaciones, se dirigió a México para contactarse por primera vez con dos personajes claves: Enrique Martínez y Martínez, empresario y gobernador priísta de Coahuila de 1999 a 2005, y Alfredo del Mazo González, ex gobernador mexiquense.
Toda esta información se relata en la columna “Los otros amigis del Dragón” escrita por Salvador García Soto, en la cual explica que aparte de que estas redes de corrupción y los millonarios negocios de Luis Carlos Castillo El Dragón se extendieran desde el centro de la República mexicana, el Estado de México, Aguascalientes y el antiguo Distrito Federal hasta la frontera norte del país en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. “La capacidad del empresario traspasó el Río Bravo y alcanzó al sur de Texas, en donde sentó las bases de su emporio financiero”.
García Soto relata que la clase política texana, del Partido Republicano, fue la que inicialmente ayudo a ascender al “Dragón”.
Después de hacerse “amigo” de Enrique Martínez y de Alfredo del Mazo, estos lo conectaron con el resto de los gobernadores mexicanos que después formarían parte de sus redes: Humberto Moreira, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández, Egidio Torre, Natividad González, Rodrigo Medina, Enrique Peña Nieto y Armando Reynoso Femat. Varios de ellos han sido mencionados por El Dragón como “testigo protegido” en la Corte federal de Corpus Christi.
El escritor señala que antes de cruzar la frontera, Luis Carlos Castillo ya había sentado sus reales en Texas. “Su relación con el alcalde varias veces reelecto de Mission, Norberto Salinas, llegó a ser tan cercana que hasta se hablaba de una “sociedad” entre el empresario constructor y banquero y el político republicano”.
En la época de cercanía con los republicanos logró ser socio del International Bank, institución financiera de McAllen, en donde abrió infinidad de cuentas para triangular y lavar el dinero que obtenía de sus negocios turbios con políticos tanto en México como en Estados Unidos.
Estas esas relaciones políticas sólidas en Estados Unidos y su papel como socio de un banco texano importante, fue lo que llevó a muchos gobernadores de México a confiar en Luis Carlos Castillo Cervantes para hacer “negocios” de corrupción con él.
En este sentido, Soto lanza la pregunta: “¿Si era bien visto en Texas, amigo cercano de encumbrados políticos republicanos y hasta socio de un banco del vigilado sistema financiero estadounidense, ¿cómo no creer que era un empresario “confiable” para aceptar darle contratos a sobreprecio, recibirle a cambio millonarios sobornos y además confiarle el dinero producto de esa corrupción para que él los ayudara a “lavarlo” con una sofisticada ingeniería bancaria y financiera que terminaba en cuentas de Estados Unidos?”
A partir de entonces, varios políticos mexicanos como Martínez y Martínez, Moreira, González Parás, Medina, Yarrington, Hernández, Egidio, Peña, Reynoso, “no sólo aceptaron gustosos hacer “negocios” con El Dragón, sino que además comenzaron a comprar, con el dinero ilícito que obtenían de esos manejos financieros, casas y residencias de lujo en McAllen, Mission, El Paso y hasta en Houston” – señala.
“Era tan fuerte la presencia mexicana en esa región, la de mayor auge económico en el sur texano, que El Dragón y sus amigos políticos solían decir en tono de broma que al comprar propiedades estaban llevando a cabo “la reconquista de Texas”.
En la columna se menciona que si ahora Castillo Cervantes declara como “testigo protegido” también hablará de sus negocios y relaciones con los políticos del Partido Republicano en Texas o si sólo denunció a políticos mexicanos.
Por último, se cuestiona: “¿Será que los fogonazos que escupe el también llamado Rey de los Dragones alcanzarán a los políticos estadounidenses que pudieron ser parte de su red de corrupción o el fiscal Madgison —que ya parece más bien fiscal anticorrupción de México— sólo está interesado en perseguir a los gobernantes corruptos de origen mexicano y no a los de su país?”.
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