Tres indígenas en Chiapas víctimas de tortura son acusados de homicidio, sin prueba alguna

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(08 de junio, 2016. Revolución TRESPUNTOCERO).- Maria Rosario Gómez González, acudió el 7 de abril del 2014 al ministerio público de Teopisca, Chiapas para denunciar que su hermano; Margarito Benjamin Solano González había sido levantado por un grupo de hombres, quienes a golpes “se lo llevaron en un carro, según un testigo”. 

El MP negó conocer el hecho. Su preocupación era mayor, porque su esposo, Manuel de Jesus Vasquez Hernández, líder de la ONPP, también había sido desaparecido. “El Ministerio Publico de Teopisca, el licenciado Pedro me engaño. Llamaba por celular y se iba a hablar a escondidas y cuando se asomaba nos decía que sabia nada de la detención de Margarito”, asevera en un testimonio María.

Después de esperar respuesta, un grupo de hombres llegó al lugar y le preguntaron si era familiar de Margarito Benjamin. A María y a su hija Patricia, quien la acompañó les dijeron que el hombre se encontraba ya con ellos, pero que ambas tenían que ir a reconocer si se trataba de la misma persona, como dijeron que irían pero acompañadas de algunas otras personas, se enojaron y decidieron irse.

Por lo que María y Patricia estaban por irse, pero el Ministerio Público, Pedro Vázquez y otros de sus compañeros los detuvieron, aseguraron que otras personas querían hablar con ellas; de inmediato llegó un grupo de hombres armados, quienes las detuvieron para después subirlas de manera violenta en una camioneta.

Así fueron acusadas de ser parte de quienes asesinaron a Manuel de Jesús, aunque María aseguró que ella no había asesinado a su esposo, la hicieron firmar estando en la Procuraduría de Tuxtla Gutiérrez, una declaración, donde se inculpó, ya que recibió la amenaza que pensara en su hija, ya que podrían abusar de ella sexualmente.

A Manuel de Jesus Vasquez Hernández, se le encontró con 150 compañeros de su organización, los cuerpos, a decir por María, estaban abandonados en el basurero municipal de Teopisca. Los familiares de del líder denunciaron que aunque los habían quemado, se podía ver que había sido torturado.

Patricia del Carmen Paniagua Gómez tiene actualmente 23 años de edad, es originaria de Teopisca, Chiapas, su cuadro de salud es grave, tiene diabetes y se encuentra presa en el Cereso N.º 5 de San Cristóbal. 

A diario un intenso dolor de cabeza es su compañero de celda, a éste se sumó el malestar en la boca del estómago, que no la deja durante el día, náuseas, dolor de huesos, desvanecimiento constante y ardor de ojos, que en su conjunto le provocan la fatiga, son desde hace ya varios meses, los causantes que la joven se sienta como una mujer de la tercera edad, en plena juventud. 

Derivado de la insistencia de quienes la han podido ayudar, logró que un médico la visitara, a quien también le comentó del adormecimiento de brazo derecho y a veces el izquierdo, la debilidad en las piernas, para que después de algunos estudios se le comprobara que a su edad, padece diabetes mellitus tipo 2, una de las principales enfermedades que a nivel mundial, han provocado la muerte, por provocar el daño a distintos órganos del cuerpo. 

Sin embargo, Patricia pese al cuadro clínico permanente que presenta, no tiene ningún tipo de atención médica. “Los médicos que vienen de fuera a visitarme dicen que si sigo así, me voy a morir”, ha dicho en una carta la joven en medio de su desesperación. 

Al mismo tiempo ha externado que cada día se siente aún más debilitada y aun cuando le ha pedido al Gobernador del Estado Manuel Velasco y el Juez Primero Penal la excarcelen de manera inmediata, su voz no ha tenido eco, en las agendas y estos personajes, ni siquiera para volver a revisar la manera en que se llevó a cabo el proceso, pese a que Patricia ha hecho responsable al Juez de su muerte, de llegar a pasar, o de padecer un coma diabético. 

“Patricia es una de tres víctimas de tortura, a quien obligaron a inculparse del delito de homicidio. Ella junto a su madre y tío, María del Rosario Gómez González y de Margarito Benjamín Solano González, fueron detenidos para después ser duramente violentados, y obligarlos a que se dijeran asesinos, además de ser inocentes, los tres están severamente enfermos, derivado de los tratos crueles y la tortura de la cual fueron víctimas”, afirma a Revolución TRESPUNTOCERO, la derechohumanista Rosario Medina.

A Patricia la separaron de su madre al momento de la detención y la llevaron a otro cuarto, en donde fue víctima de tortura física y psicológica.

Le colocaron almohadas alrededor del abdomen y comenzaron a golpearla duramente, mientras los elementos policiacos le gritaban que aceptara que ella y las otras dos personas (su madre y tío), habían sido quienes asesinaron a Manuel de Jesús Vasquez, líder de la ONPP, pero como la muchacha no aceptó, la amenazaron, diciéndole que pensara en sus tres hermanos menores.

“Los policías le dijeron que si no aceptaba el delito iban a matar a uno de sus hermanos, quienes se habían quedado solos en su casa sin que nadie cuidara en ese momento de ellos, así de cometer el homicidio nadie sabría quién fue y cómo.

Aun cuando la joven siguió afirmando su inocencia a ella y a las otras dos personas las hicieron firmar un documento, que fue el que los condenó. Esto fue en la Procuraduría de Homicidios y Feminicidios en Tuxtla Gutierrez”, asegura Medina.

Las tres personas fueron incomunicadas. Y hoy aseguran que el gobierno estatal no tiene ninguna prueba de su culpabilidad, sin embargo, no les ha permitido obtener la libertad.

En el caso de Margarito Benjamin Solano Gonzalez, a quien también se le acusa de asesinar a Manuel de Jesús Vasquez, fue detenido el 7 de Abril de 2014 a las 4 de la tarde; él iba a bordo de un moto taxi, de la localidad, con rumbo a la iglesia, cuando el conductor le dijo que estaban siendo perseguidos por un carro pointer. 

El conductor del moto taxi se detuvo y orillo, esperando que el carro pasara, sin embargo éste se atravesó y de éste descendieron cuatro hombres, quienes tenían el rostro cubiertos con pasamontañas, mientras le apuntaban con un arma de 9 mm.

“No te muevas porque ya te cargó la chingada”, le dijeron a Margarito en el momento  de su detención, al preguntarles por qué los insultos, le reviraron, “no te hagas pendejo, tú ya sabes de lo que se trata”. Para después bajarlo del moto taxi, con golpes propinados por las cuatro personas.

Lo subieron al vehículo en el que iban, le cubrieron la cara con una chámara de mezclilla, y después de 15 minutos, de manejar, le dijeron, según un testimonio de Margarito, que lo querían matar y “tirarme donde no me encontrara mi familia, ya después escuche que hablaba por teléfono diciendo vámonos que ya llevamos el P15”. 

“Podían desaparecerlo o matarlo, a la gente humilde le pasa eso o es inculpada de crímenes, finalmente nadie los va escuchar, nadie va cuestionar que un indígena, una persona de escasos recursos, es decir alguien con cero influencias, es culpable o inocente.

Los falsos positivos se caracterizan por ser personas que no podrán alzar la voz, y que difícilmente tendrán quien los haga por ellos, es a ellos para quienes la tortura de este gobierno estatal -racista- ha sido confeccionada, porque la cometerán policías, pero es solapada desde arriba”, agrega Medina.

Siguieron dando vueltas en el mismo carro, y fue horas después que lo llevaron a un lugar el cual no pudo identificar Margarito, le vendaron los ojos y dentro del sitio le ordenaron quitarse la ropa, para después acostarlo en el piso, lo envolvieron en una especie de colchoneta, para después golpearlo severamente, acusando al hombre de haber asesinado a Manuel de Jesús. 

“Yo le conteste que desconozco de ese asesinato, y me dijeron que si no aceptaba que me iban a torturar más, después me dicen: cómo no vas a saber si ya sabemos que fuiste tú y tus hermanas pa’ que te haces pendejo. 

Me dieron toques eléctricos, como no quería aceptar, más me torturaban, y al final es donde me hacen firmar que yo había matado a Manuel ya después dejan de torturarme porque llegó otra camioneta con dos elementos que me preguntaron dónde andaba, porque mi familia ya me había reportado como desaparecido, y no saben nada de ti”, asegura Margarito en el testimonio.

Fue hasta el momento en que llega a la Procuraduría que le quitan la venda de los ojos a Margarito, sin que fuera escuchado, y mucho menos que le atendieran las heridas provocadas por la tortura.

“Hasta el momento ninguno de los casos ha sido considerado por las autoridades para volverlos a retomar y volver a revisar no solo los documentos, sino también las secuelas de la tortura que son más que evidentes.

Si ellos lograran salir, será un gran logro y lo máximo a que se aspira, es casi improbable que manden a investigar a quienes los torturaron, mucho menos que reciban castigo, si a nivel nacional las fuerzas de seguridad son protegidas por el Estado, en Chiapas lo son más, son el brazo ejecutor de este gobierno estatal”, asevera Medina.

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