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Al borde el estallido social en comunidades de Milpa Alta por saqueo de bosques; autoridad federal ignora reclamos

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(27 de julio, 2016. Revolución TRESPUNTOCERO).- “La historia se repite, pero sus lecciones no se aprovechan”, esta es una sentencia que inmortalizó Camille Sée, impulsor de la educación y la igualdad para las niñas en 1880.
Sus palabras universales no podrían tener mejor ejemplo que una situación que mantiene a las comunidades de San Salvador Cuauhtenco y San Pablo Oztotepec, ubicadas en la parte boscosa de la delegación Milpa Alta, al borde del estallido social.
Como referencia es necesario recordar que en febrero de 2010 una tormenta atípica con rachas de viento de más de 90 kilómetros por hora derribaron, según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), 37 mil árboles en la zona boscosa de la comunidad de San Salvador Cuauhtenco. En aquella ocasión la Semarnat emitió un “permiso provisional” para que los ejidatarios pudieran aprovechar la madera de los árboles caídos para uso doméstico: leña, construcción de corrales, vigas, polines, cercas etcétera.
Sin embargo en aquella ocasión el programa se salió de control y bajo el amparo de dicho “permiso provisional” algunos pobladores coludidos con talamontes crearon una industria de madera ilegal en la zona.
En menos de un año brotaron al menos una decena de aserraderos clandestinos y rastros de árboles vivos recién talados en los parajes de San Pablo Oztotepec. El descaro llegó a un nivel que a pie de carretera se podían observar los troncos convertidos en tablas, y sobre la carretera camiones cargados con cientos de metros cúbicos de madera bajaban a plena luz del día.
En esa ocasión los mismos comuneros de San Salvador Cuauhtenco denunciaron que sus vecinos (de San Pablo Oztotepec)  utilizaron el permiso de aprovechamiento de la madera para uso doméstico para ocultar la tala clandestina y el transporte de madera viva por parte de la gente local y principalmente foráneos.
Las circunstancias ocasionaron la tala desmedida en los bosques de Milpa Alta y sólo dos años después, la Dirección General de Gestión Forestal y de Suelos de la Semarnat canceló el permiso temporal para el uso doméstico de la madera lo cual puso fin a la extracción  y aprovechamiento ilegal de este recurso natural.
Se repite la historia
Debido a las fuertes rachas de viento que se registraron el pasado 9 de marzo nuevamente la zona boscosa de San Salvador Cuauhtenco tuvo una afectación en la cual cientos de árboles adultos cayeron producto de la fuerza del viento.
Ante este escenario comuneros de San Pablo Oztotepec comenzaron a saquear la madera del ecosistema aduciendo que es para uso doméstico, sin embargo las autoridades tradicionales de San Salvador Cuauhtenco notaron que en menos de cuatro meses han surgido al menos cinco aserraderos clandestinos en la comunidad vecina lo cual mantiene molestos a los ejidatarios por el robo de su  madera.
En este sentido la Central Campesina Cardenista, de la cual son adherentes los ejidatarios de San Salvador Cuauhtenco, alertaron de posibles hechos de violencia entre ambos pueblos originarios en la delegación de Milpa Alta, derivado de la omisión por parte de autoridades capitalinas y federales en materia ambiental para permitir el retiro de cuando menos 31 mil metros cúbicos de madera en su poblado derivado de un fenómeno climatológico registrado en marzo pasado.
En conferencia de prensa, Heriberto Luis Lozada, representante de Bienes Comunales de San Salvador Cuauhtenco –el cual tiene a 561 comuneros registrados- aseguró que realizaron una petición formal ante la Semarnat, Profepa, Conafor y Dirección de Asuntos Agrarios del gobierno de la Ciudad de México, para poder aprovechar la madera y así evitar que otros comuneros entren a sus tierras a robarla, sin embargo, las autoridades  no han dado respuesta alguna.
Por su parte Calixto Villamar Jiménez, Presidente del Consejo del Pueblo de San Salvador Cuauhtenco, precisó aRevolución TRESPUNTOCERO, “cuando se avisó del daño ocurrido en nuestros terrenos acudimos a la Semarnat, a la Profepa, a Conafor,  a la Sedema y a la Secretaría de Seguridad Pública. Ellos tienen conocimiento y ocasionalmente llegaron a alguna de las reuniones que hemos sostenido, que al menos han sido siete, pero nunca nos resuelven nada.
“Ellos pidieron que presentaremos un inventario de los árboles derribados y ya está entregado, pero aún no tenemos respuesta. Contamos árbol por árbol junto al ingeniero forestal, David Molina González registrado en la Semarnat,  tal como nos lo indicó la secretaría, y ahora nos ignora.
“La gente ya no está dispuesta a dar tiempos, estamos hablando de 561 comuneros. En un principio acordamos con la autoridad esperar un mes, dos meses, pero ya son cuatro. Esto es nuestro, pero vamos a hacerlo conforme a la ley. Sin embargo, la gente ve cómo el pueblo vecino acarrea la madera, troza, apila y tala. Entonces de un momento a otro temo que esto se va a desbordar si no ponen atención a este problema las autoridades”.
Por su parte Carmen Antuna, Secretaria General de la Central Campesina Cardenista en la Ciudad de México, adelantó a Revolución TRESPUNTOCERO que solicitarán al Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, su intervención ante Semarnat para atender de inmediato esta problemática por tratarse de un tema de carácter federal como es la conservación de bosques.
“No lo quieren ver, no creen que este conflicto puede generar un estallido social en la zona, la gente de Salvador Cuauhtenco está muy molesta con los de San Pablo Oztotepec porque vienen a robarse la leña y hasta aserraderos han montado, el riesgo de conflictos comunales está latente no sé qué esperan, ¿que haya muertos para venir aquí?”, reclamó Carmen Antuna.
Las autoridades tradicionales Cuauhtenco destacaron que una respuesta formal de la autoridad federal ayudaría a calmar los ánimos, “en nuestro pueblo ya están hartos de ver cómo otra gente llega y se lleva la madera, árboles que nosotros sembramos hace 20 años los talan, en verdad la gente está muy molesta, en cada reunión los compañeros ya quieren actuar, ir al bosque sacar la madera, pero debemos proceder conforme a la ley, pero si nos ignoran están dejando que esto se convierta en una olla de presión a punto de estallar”, concluyó Calixto Villamar.
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