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En Oaxaca 2 casos de tortura por mes; este delito se incrementó a partir del sexenio de Gabino Cué

Por:  / 6 octubre, 2015
tortura
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(6 de octubre, 2015 Revolución TRESPUNTOCERO).- De enero de 2013 a febrero de 2015, la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), asegura que recibieron 55 quejas por tortura, repuntando así en un 50 %, en los últimos años.
“Los actos de tortura persisten y siguen siendo reclamados por la sociedad de Oaxaca. Debemos tomar en cuenta que se cometen por cuerpos de seguridad, pero también por los agentes que se encuentran resguardando los centros de reclusión y son perpetrados en contra de quienes se encuentran sujetos a una investigación penal o pagando alguna pena impuesta”, explica a Revolución TRESPUNTOCERO el visitador de la DDHPO, Juan Rodríguez Ramos.
En 25 meses se cometieron dos casos por mes, principalmente por personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado, seguido de las autoridades municipales y la Secretaría de Seguridad Pública.
En 2013 la DDHPO documentó en sus oficinas centrales ocho casos de tortura y seis en sus oficinas regionales, mientras en 2014 abrió 14 expedientes de queja en sus oficinas ubicadas en la capital y 16 en el interior del estado, mientras que de enero a febrero del 2015 había recibido siete querellas.
Para marzo de este año poco más de 12 denuncias fueron bajo el delito de tratos crueles, inhumanos o degradantes, que implican la violación al derecho a la protección de la integridad física, moral y psicológica de las personas en Centros de Reinserción Social pertenecientes a la Secretaría de Seguridad Pública. Además se registraron violaciones por  detenciones arbitrarias, y falta de legalidad e imparcialidad en el actuar de servidores públicos, a la hora de determinar una sentencia.
“En Oaxaca la tortura es práctica común e impune, planeada y ejecutada como método básico de los distintos agentes del Estado, sus objetivos son distintos, pero finalmente la idea central causar terror en una víctima o ejemplificar el daño que son capaces de hacer a la sociedad. Realidad que se vive desde 2006. Es posible que exista más de un caso por día, pero pocos vencen el miedo a los hostigamientos; los detenidos que dan testimonios aseguran que los agentes usaron este mecanismo violento para intimidarlos, esto le sucede principalmente a quienes encabezan o se manifiestan frecuentemente, el gobierno estatal busca suprimir movimientos sociales”, afirma a este medio Beatriz Canales, defensora de Derechos Humanos e investigadora social.
Canales asegura que bajo la “absurda idea que se busca mantener el orden público, se justifica el delito de tortura y aquellos que tienden a creer en las acciones del gobierno, hasta agradecen que se detenga a los ‘delincuentes’, porque así los ha nombrado el Estado a su conveniencia.
En la mayoría de los casos cuando se detiene a un manifestante, es porque existirá tortura, muchos han mencionado que son enviados a centros de detención oficiales y en sótanos u oficinas son sometidos a los peores daños físicos, psicológicos y sexuales, esto es porque los agentes de seguridad tienen no solamente el permiso, sino la orden de sus superiores de actuar con violencia extrema”.
Rodríguez Ramos explica que la tortura cometida por los agentes de seguridad de Oaxaca son todos los actos realizados de manera intencional, valiéndose de su poder y con la anuencia de  alguna autoridad, por medio de la cual se le infligen a una persona sufrimientos físicos mentales y sexuales, usados de manera común en la investigación del delito, donde se busca intimidar a una persona, para aceptar una pena o castigo, por medio de la inhibición física y así manipular la voluntad de una persona.
“En Oaxaca las autoridades por regla general niegan la existencia de la tortura, cuando tienen la obligación de sancionarla y castigar severamente a quien la comete; además de encubrimiento, existe en primer lugar un acto de negación del problema. Cuando se presentan las denuncias por tortura, las investigaciones mal realizadas, siempre determinan que no existió tal o que los hechos fueron confundidos con ésta, en la mayoría de los casos a quienes se les ha inculpado por dicho acto salen absueltos,  porque no existe una plena voluntad para investigar estos actos por parte del Estado.
El motivo por el cual los agentes de seguridad no tienen temor de ejercer la tortura en contra de la sociedad, es porque es un acto de poder y ese ejercicio de supremacía hace que se sientan intocables, saben que el Estado no los va a investigar, mucho menos a castigar, porque la realidad es que incluso están sirviendo, con estas acciones a los grupos en el poder, lo que determina la generación de impunidad”, puntualiza el visitador.
Agrega que siendo ya un método instaurado en la investigación criminal, se requieren procesos de formación y educación en Derechos Humanos impartidos a todos los aspirantes a cualquier cargo público, principalmente a los cuerpos de seguridad, ya que al parecer estos cometen tortura con convicción, sin importarles que atentan contra la vida, integridad física y emocional de los ciudadanos. “Se trata de formar para no caer en este tipo de actos inhumanos, porque no están preparados mentalmente y por ello realizan actos abusivos por la fuerza que le confiere el Estado”.
Canales afirma que es preocupante la nula impartición de justicia en Oaxaca con respecto a este tema; “no tienen una idea mínima del marco legal que tienen a su alcance para investigar y sancionar la tortura, muchos casos lo han podido constatar, principalmente en movimientos sociales, como el de Oaxaca, donde se detuvo a más de 140 personas, ocurrieron una serie de agravios a los participantes, que culminaron con la detención, de las cuales fueron trasladadas en un primer momento a los penales de Tanivet, Tlacolula y Miahuatlán, después los transportaron a Nayarit, donde permanecieron aislados entre 20 y 25 días. Ahí se demostró inminentes actos de tortura, constatados por  autoridades locales, nacionales e internacionales y vejaciones como: robo de dinero, celulares, joyas, golpes al momento de la detención, amenazas de violación, amenazas de fusilamiento, de ser quemados, de ser enterrados vivos, humillaciones y burlas”
Posiciones forzadas, asfixia con gas lacrimógeno, encañonamiento permanente con armas de alto poder, amontonamiento durante el traslado en las unidades provocando asfixia en las personas de abajo y quemaduras en algunos casos al estar cerca de los mofles, negación de la comida y el agua, además de posiciones incomodas permanentes, no permitir ir al baño, nula atención medica de las lesiones, son nada más algunas de las acciones que engloban tortura física y psicológica, cometidas por agentes en Oaxaca.
Según datos de la PGR a partir del sexenio de Gabino Cué, las denuncias ante dicha dependencia por tortura aumentaron drásticamente: en 2011 se denunciaron 109 casos, 287 en 2012, mil 165 en 2013 y 2 mil 403 en 2014. De los casos que se investigan o están en investigación son 19 de 2011, 40 de 2012, 199 de 2013 y mil 622 de 2014. De acuerdo con la PGR, en estos nueve años se han denunciado cuatro mil 55 casos por el delito de tortura, de los cuales están en investigación menos de la mitad.
Uno de los principales casos calificados como paradigmático es el de Emeterio Merino Cruz. Los policías le exigían nombre y paradero de los líderes de la APPO, y al no responder, la tortura fue brutal. La víctima presentó estallamiento de viseras así como fracturas múltiples en el cráneo  a causa de tortura policiaca.
Existe una secuencia de fotografías en donde aparece claramente lo sucedido, en una primera toma Emeterio ya detenido es conducido ileso por policías sin oponer resistencia, en la segunda es golpeado y en la tercera aparece en un estado de coma. Fue detenido en las afueras del hotel Fortín Plaza por un grupo de seis policías quienes lo lastimaron con patadas y puñetazos.
Seis horas después de terminada la violencia que ejercieron sobre él, fue trasladado al hospital de especialidades con traumatismo craneoencefálico, donde fue intervenido por más de cuatro horas. Su esposa asegura que supo del paradero de Emeterio después de 12 horas de la detención arbitraria.
Asegura que lo golpearon brutalmente y le desfiguraron el rostro además de los graves golpes en todo el cuerpo. Dos meses después Emeterio salió del hospital para seguir con terapias en su domicilio, probablemente muchas de sus lesiones y daños son irreversibles, tales como la falta de recuperación completa de la conciencia, movilidad en la mitad derecha de su cuerpo, de respiración autónoma debido a una traqueotomía y de expresión. La víctima sigue sin justicia alguna, calificado como el principal ejemplo de impunidad con que se tortura en dicha entidad.
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