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Se incrementó el uso de la violencia como mecanismo de control hacia las juventudes: Simón Hernández

Por:  / 12 septiembre, 2015
policíasrepresión
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(12 de septiembre, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Para Simón Hernández, abogado del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), los actos de criminalización y represión en contra de la protesta social no han dejado de estar presentes por lo menos desde hace cincos años y por el contrario, el uso de este tipo de prácticas han aumentado en los últimos tiempos.
Al participar en el foro “Acceso a la justicia para las juventudes”, organizado por el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, el defensor apuntó que la criminalización y la judicialización de quienes participan en protestas ha sido un tema constante, en donde al aplicarse a las juventudes, tiene expresiones distintas a la criminalización contra otro sector de la población.
“Una de las primeras participaciones que tuve, hace 5 años, tenía que ver con la criminalización y los presos políticos de Atenco, en 2010. Desafortunadamente esas reflexiones sobre la criminalización de la protesta y la reivindicación del derecho a la protesta no han dejado de estar presentes desde 2010.  Por desgracia se han incrementado los procesos y expresiones de represión y criminalización hacia los movimientos sociales y eso ha sido un tema permanente que ha estado en nuestra agenda y nuestro trabajo cotidiano.
Tanto la criminalización como la judicialización, los cuales podríamos equipararlos, son fenómenos complejos, pero que además desde el capitalismo tienen expresiones diferenciadas. Es decir, no es lo mismo la criminalización hacia un sindicato, a un movimiento social, hacia una comunidad indígena, que hacia los jóvenes, tiene una expresión diferenciada, una particularidad, una discursividad, y una lógica interna desde el poder”, señaló.
Hernández abordó los objetivos que el gobierno busca al judicializar las protestas sociales. Dijo que entre las finalidades se encuentra el diluir los movimientos, pues al llevar al terreno penal las acciones y encarcelar a los integrantes de los movimientos, se busca desviar la intención y los esfuerzos que se pudieron haber empleado para demandar la solución a cierto agravio, ahora se tiene que ejercer para buscar la liberación de los detenidos.
“Cuando se dice que se judicializa un proceso es en aquellas situaciones en que una problemática social se lleva al campo del derecho penal con el propósito de quebrantar ese movimiento, de ocuparlo con la atención de la liberación de los presos, desviar sus demandas iniciales, de mermar sus capacidades, de generar un desgaste. Cuando los movimientos son golpeados con esta lógica y estrategia gubernamental, muchas veces terminan desviándose sus propósitos y sus reivindicaciones originales”, detalló.
A lo anterior afirmó que las juventudes son víctimas de la criminalización sólo por el hecho de ser jóvenes, a los cuales se les imputan delitos como el pandillerismo, que han servido para llevarlos a prisión.
“(Cuando) se lleva al campo del derecho penal, se detiene a las personas, se les procesa y esto se vincula mucho con la criminalización (…) los jóvenes son por ese sólo hecho criminales y por lo tanto la utilización reiterada de figuras penales, como de delitos de sabotaje, pandillerismo, el daño en propiedad ajena, que son delitos clásicos que sirven para imputar conductas, pero eso presupone una estigmatización previa, toda una caracterización negativa hacia quienes se están manifestando, a quien sale a la calle, y con esta caracterización es mucho más fácil justificar esta asociación con la criminalidad”, indicó.
Al respecto, añadió que en este escenario de criminalización de la protesta los medios masivos han jugado un papel relevante, pues han ayudado a reafirmar los estereotipos de quienes ejercen su derecho a la protesta, diciendo que son los vándalos o los flojos que salen a las calles.
“Hay una caja de resonancia en los medios de comunicación, hay una ideología muy potente y conservadora que hace eco en algunos sectores. Y entonces cuando se habla de manifestaciones, de marchas, de reivindicaciones sociales casi siempre vienen estos estereotipos: que son unos vándalos, que son aquellos flojos, los profesionales de la violencia y ahora se les dice anarquistas, pero en esa lógica es usada como una caracterización para descalificar”, puntualizó.
Ayotzinapa, el reflejo de la criminalización a las juventudes
Simón Hernández citó el caso de la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa como el ejemplo de la criminalización a las juventudes. Señaló que los ataques de los que han sido victima son el reflejo de esta política de control que se pretende imponer desde el poder.
“El caso Ayotzinapa es también muy sintomático de un patrón de criminalización hacia las juventudes, porque lo que sucede en septiembre hay que verlo con cierta memoria histórica (…) La normal tenía la agresión que habían sufrido en la carretera del sol, en donde murieron dos normalistas, donde la violencia de Estado podemos decir que se potenció, ya no sólo se criminalizó al movimiento, a los normalistas, ya no sólo se persiguió penalmente algunos que fueron detenidos, otros torturados -también se utilizó el discurso estigmatizante- sino que además la violencia se profundizó y en algo que ya está fuera del derecho, se asesinó y ya no digamos la desaparición forzada de septiembre de 2014. Es decir estamos viendo un incremento del uso  de la violencia como un mecanismo de control hacia las juventudes”, señaló.
Aumentó la criminalización porque el Estado no sabe cómo controlar
De acuerdo con el abogado Hernández, en la actualidad las juventudes han demostrado la capacidad de organizarse y actuar políticamente. Al respecto ejemplificó el caso del Movimiento #Yosoy132, el cual dijo, es el que ha demostrado una mayor cohesión desde hace mucho tiempo.
“Quisiera decir que estas ofensivas (en contra de la protesta) tienen un punto de quiebre con la erupción de movimientos a nivel global, también a nivel nacional, con la capacidad que han tenido las juventudes de organizarse y actuar políticamente, y actuar políticamente además con formas novedosas, y que por lo tanto son muy incomodas para el poder, que no son fáciles de controlar.
Las formas clásicas de represión y control que se establecen desde el poder comienzan a agotarse porque responden a una realidad que ya no  es vigente, y que por lo tanto en esos marcos clásicos de participación de uso del espacio público, vemos formas novedosas de organización y ahí los jóvenes son la vanguardia”, dijo,
Aunado a lo anterior, manifestó que las juventudes han comenzado a generar espacios de participación pública en un terreno de cerrazón del gobierno. Dijo que ante la incapacidad del gobierno, aumentan los niveles de violencia tratando de inhibir su participación y criminalizando a las juventudes.
Los jóvenes están generando nuevas formas de participación y están rechazando con mucha razón los mecanismos tan cerrados del Estado, y están construyendo formas de participación y de referencia ante el poder político. Yo creo que ahí es fundamental porque en esa medida hay un movimiento reflejo, por eso tenemos tanta criminalización en estos tiempos, porque el Estado, el poder constituido, no sabe y no tiene forma de controlar a los que ellos quieren controlar y disciplinar que es a los jóvenes, y por lo tanto hay mucha mayor violencia y una intensidad mayúscula en el uso de la violencia. Pero creo que eso  que pudiera ser un signo negativo, también debe ser un signo alentador porque vemos cómo los jóvenes desbordan esas camisas de fuerza y por lo tanto podemos pensar que es posible construir nuevas formas de organización”, finalizó.
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