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Ayotzinapa evidenció que poderes establecidos y fácticos tejieron alianzas en contra del pueblo: Laura Carlsen

Por:  / 2 septiembre, 2015
Ayotzinapa (1)
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(02 de septiembre, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- El ataque a los normalistas de Ayotzinapa el pasado 26 y 27 de septiembre de 2014, es para muchos la clara evidencia del contubernio que prevalece en algunos estados de la República entre autoridades y delincuencia organizada. Asimismo refleja la violencia y el terror que el Estado ha emprendido contra el pueblo que se organiza y enfrenta sus agravios.
Para Laura Carlsen, maestra en estudios Latinoamericanos de la Universidad de Stanford, el crimen de Ayotzinapa rompió el discurso oficial en torno a la violencia que azota el país. Además, dijo, la respuesta que ha tenido el Estado para afrontar el hecho ha sido insensible, y lejos de querer llegar a la justicia, ha emprendido una estrategia de control de daños de su imagen.
Al participar en el juicio ciudadano promovido por la Constituyente Ciudadana y Popular en contra de Enrique Peña Nieto, Carlsen añadió que el ataque los normalistas evidenció el profundo problema de corrupción que hoy padece México, así como la violencia ejercida desde el poder contra la sociedad, esa que “había sido un secreto a voces”.
“La sociedad se ha levantado frente a un crimen que revela la profundidad de la corrupción y la violencia que antes había sido un secreto a voces en México. Desde el amanecer del 27 de septiembre de 2014, y hasta la fecha, la respuesta del Estado mexicano ha sido una estrategia de control de daños de su imagen que poco o nada tiene que ver con una verdadera búsqueda de los desaparecidos o de la verdad y la justicia”, señaló.
Carlsen, quien fungió como fiscal en el juicio, señaló que en torno a la investigación, el propio gobierno ha sembrado confusión en distintos momentos de la indagatoria. Además manifestó que en el país cada vez más se perfila la comisión de crímenes de Estado calculados para silenciar a un grupo y enviar un mensaje a la ciudadanía.
En tal sentido añadió que para poder abordar el tema de Ayotzinapa se debe dejar de lado el discurso que se ha establecido sobre la llamada guerra contra el narcotráfico. Enfatizó que hoy en día México es un país donde los poderes establecidos y los poderes fácticos han tejido alianzas en contra del pueblo.
“Para atender Ayotzinapa hay que cambiar el marco de análisis. Es necesario abandonar el falso discurso de la guerra contra las drogas, que habla de las fuerzas de seguridad dando la lucha contra las fuerzas del mal. México es un país militarizado donde un conjunto de poderes establecidos y facticos han hecho alianzas de múltiples formas en contra del pueblo.
El modelo patriarcal de la fuerza que se ha impuesto de manera notable desde el año 2006, cuando lanzaron la guerra, sirve para ejercer control sobre la población y para alejar las propuestas de democratización desde abajo y también para producir muertos, desaparecidos, fosas clandestinas y los horrores que se han vuelto clave en la vida cotidiana de este país”, manifestó.
De igual forma detalló que los elementos encontrados en el caso de los 43 normalistas desaparecidos y tres más asesinados, permiten identificar que en México hay un Estado criminal, pues, recordó,  como lo dice la sentencia del Tribunal Permanente de los Pueblos, en el país hay un desvío de poder.
“Los elementos en el caso nos permiten hablar de un Estado criminal, que estamos frente a un Estado que en su conjunto ha desviado el poder soberano del pueblo confiado en él, hacia intereses particulares a través de instituciones, no individuos, cuyo principal motivo es la permanencia, enriquecimiento y control por parte de la clase política en el poder y sus aliados internacionales.
Ayotzinapa muestra complicidades del Estado y crimen organizado, pero va más allá de la complicidad. El crimen organizado es funcional a un Estado usurpador y viceversa. No son alianzas ocasionales entre políticos corruptos y cárteles en lugares específicos, sino un arreglo estructural”, detalló.
En lo referente aseguró que la violencia que hoy azota al país es una política de terror que busca someter a la sociedad que se opone a las directrices impuestas desde la cúpula del poder. Dijo que si lo anterior no es así, cómo se podría explicar el crimen contra Julio César Mondragón, normalista torturado y desollado.
“En este contexto, la violencia no es el resultado de la batalla entre los malos y los buenos, y unos malos que se infiltraron entre los buenos como la versión oficial de Ayotzinapa dice. Es una política de Estado para sembrar terror en la población, específicamente en los sectores de la oposición con el fin de someterla. Éste es el propósito del crimen de Ayotzinapa, si no cómo se explica la tortura de Julio César Mondragón, y es el propósito de la guerra contra el narco, el escenario grande la violencia en el país”, manifestó.
En este sentido habló sobre el contexto de militarización que hoy en día vive México. Dijo que la guerra contra el narcotráfico es el pretexto para sacar a los elementos castrenses a las calles, pues el objetivo real es usar a las fuerzas armadas para repartir los recursos de la nación.
“Esta alianza entre la clase política de los EE.UU. y la mexicana, forjada bajo el pretexto de la guerra contra el narco, que sirve para militarizar el país en contra de la sociedad y sobre todo en contra de la juventud que protesta frente a la venta de su futuro,  sirve para una nueva y agresiva ofensiva, para repartir los recursos nacionales como el petróleo, la minería, el agua y la droga prohibida, entre ellos, los poderosos actores transnacionales, incluyendo políticos.
Las reformas estructurales, es decir la privatización del petróleo, educación, salud y demás son parte de una agenda de los EE.UU. desde el TLCAN, pero requieren hoy día de la imposición por encima de los intereses y la soberanía del pueblo mexicano, por eso la guerra, perdida desde el primer día en sus términos de ganar contra los cárteles. Pero un éxito para ellos, con el ejército en las comunidades las oposiciones al plan neocolonial están y estamos en la mira”, sentenció.
Aunado a lo anterior subrayó que el caso de Ayotzinapa refleja cómo la impunidad es sistemática y un mecanismo que permite el funcionamiento autoritario del Estado.
“Ayotzinapa nos enseña que la impunidad es el mecanismo que permite la dominación por parte de los poderosos, casi sin contrapesos, y que permite el funcionamiento de un Estado autoritario que se viste de democracia. El Centro Tlachinollan señala en su informe el carácter sistemático de la impunidad, y que el sistema de justicia es inefectivo para que los poderosos que cometen abusos sean investigados y sancionados. Eso no es casualidad, es la evolución del sistema de justicia mexicano, y la manera en que se maneja para este fin. En Ayotzinapa hay que ver las supuestas fallas del sistema de justicia en sus justas dimensiones, no como fallas, sino como un sistema funcional al poder”, puntualizó.
“Si ustedes nos olvidan, el gobierno gana”
Uriel Alonso Solís, representante de la escuela normal rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa” y sobreviviente del ataque el pasado 26 y 27 de septiembre, participó en el juicio brindando su testimonio como víctima del Estado mexicano.
En este sentido manifestó que desde el ataque en Iguala han recorrido todo el país para contar lo que pasó. Pidió a los presentes seguir apoyando, ya que, comentó, el gobierno apuesta al olvido.
“Hemos recorrido diversos estados tratando que la gente no se olvide de nosotros. Hemos dicho a la gente que si ustedes nos olvidan el gobierno gana, y es a lo que le tira el gobierno, a que toda la gente se olvide de nosotros y hacer de cuenta que no pasó nada.
Tres años que EPN lleva y si sacamos cuentas, son Tlatlaya, Apatzingán, los feminicidios, un montón de casos; va a dar su informe, y cómo nos gustaría que en su informe dijera: “he asesinado a tantas personas, he desaparecido a tantas personas, pero no, al contrario”, dijo.
El estudiante comentó que en los últimos meses han recibido llamadas telefónicas en donde amenazan de muerte a los estudiantes que se encuentran luchando por la presentación con vida de sus 43 compañeros.
“Nos han amenazaron vía telefónica,  que más vale que ya no sigamos hablando porque si no al rato nos van a desaparecer a nosotros, y que nos va a ir peor, un claro mensaje que nos dijeron fue lo del compañero Julio César Mondragón y dijeron que iba a ir para todos nosotros los representantes (de la normal).
Nos sentimos con una gran impotencia: tres compañeros asesinados, 43 desaparecidos, y otros heridos. Aldo todavía lo está atendiendo, igual que el compañero Edgar. Vamos a seguir, vamos a seguir dando a conocer”, indicó.
Por su parte, Bertha Nava, mamá de Julio César Ramírez Nava, normalista asesinado durante el ataque, dijo que a pesar de todos los intentos por detener su movimiento, la lucha de los padres y madres de familia continuará hasta lograr justicia.
“Peña Nieto y el gobierno están coludidos con la delincuencia.  Me sigo preguntando porque el ataque. (A 11 meses) no nos contestan nada, quieren que nos resignemos, y yo aún después de haber velado a mi hijo, de haberlo enterrado no me resigno ni me voy a resignar. Cómo es posible que a mí se me vaya a olvidar. El día del ataque me habló mi hijo a las 23:44, que iban a traer a sus compañeros para traerlos a la escuela, pero este desgraciado gobierno ya tenía todo planeado, porque venía monitoreándolos desde Chilpancingo.  El gobierno sigue matando. Cómo es posible que tenga la cara para decir en su informe que todo está bien, como no lo ha dicho a los padres de familia. Ya basta de tanta mentira y corrupción, que diga por qué los atacó”, señaló.
En este sentido reiteró que los padres y madres de familia no se callaran, y si el gobierno quiere hacerlo, sólo lo logrará “matándonos”.
“Que no queden impune las muertes. Cuántos tiene en el cárcel sin haber hecho ningún delito, echando más montón para que no sigan defendiendo al pobre, porque levantan la voz, por nuestros hermanos indígenas. Cuánta injusticia seguirá si nosotros no hacemos nada, no necesariamente hay que esperar hasta que nos toque. Yo estoy abriendo los ojos hasta que me tocó. Hay que decirle en su cara a ese desgraciado gobierno que basta de mentiras.
Si quiere callarnos solamente matándonos, sabe dónde nos va a encontrar, nos tiene muy bien ubicados”, dijo.
La señora Nava, con la voz entrecortada, recalcó que la sociedad ya está harta del gobierno y pidió a la gente organizarse y no permitir más agravios.
“Estamos hartos del gobierno, no queremos ni una madre más llorando porque sus hijos se los llevaron (…) Yo les pido que se revelen contra el gobierno. No tenemos miedo, mi único miedo es que me mataran a mi hijo y ya lo hicieron. No me interesa la vida si no está mi niño con migo. Yo hago responsable a EPN y a todos si algo les llega a pasar a los estudiantes, porque los están amenazando de muerte”, finalizó.
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