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Policías vestidos de civil detuvieron el automóvil, la ataron, la colgaron cabeza abajo, la golpearon y la violaron

Por:  / 16 julio, 2015
tortura sexual
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(16 de julio, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Al salir de una reunión, Alfredo Cuen Ojeda fue sorprendido por un desconocido, quien de tres balazos, le privó de la vida. El cuerpo quedó tirado a un costado de su vehículo,  diez días después, el procurador de Justicia, Marco Antonio Higuera Gómez, dio a conocer la detención de Yesenia Armenta Graciano, esposa del fallecido, siendo esta señalada como presunta autora intelectual del homicidio de su marido. En aquel informe, se aseguró que el móvil, según lo habría referido la mujer al rendir declaración ante el Ministerio Público, eran los constantes problemas con su pareja, de malos tratos y estaban en proceso de divorciarse.
Higuera Gómez dio a conocer en aquél momento, que Yesenia había contado con la ayuda de Martha Armenta Graciano, Miguel Estrada, Silvano Araujo, Andrés Medina y Florentino Armenta. En dicha ocasión, el procurador refirió que desde mediados del mes de junio, la inculpada planeó el homicidio de su pareja.
Se afirmó que Martha, siendo entonces agente de Tránsito Municipal en Guasave, contactó a Miguel Estrada, también agente vial, quien a su vez contrató el servicio con Silvano Araujo, presunto gatillero al servicio de un grupo delictivo del norte del estado.
Ese hombre solicitó 60 mil pesos para cometer el homicidio, recibiendo 30 mil en efectivo con los que a su vez contrató a Andrés Medina Armenta, quien fue el ejecutor material del crimen; y Florentino Armenta, quien aporta y conduce la unidad para la fuga. Yesenia Armenta lleva casi tres años en prisión, desde 2012, cuando llevaba en automóvil a familiares con rumbo al aeropuerto de Culiacán.
Policías vestidos de civil detuvieron el automóvil la ataron, la colgaron cabeza abajo, la golpearon y la violaron. Después de casi 15 horas de tortura, sus agresores la amenazaron con ir a buscar a sus hijos para violarlos y matarlos. Fue en ese momento cuando sucumbió a las exigencias de los policías de firmar una confesión y dejarles tomar sus huellas dactilares.
Mientras estaba detenida, médicos de la misma Procuraduría la revisaron pero no documentaron sus lesiones. Fue acusada de planear la ejecución del exdirector de Deportes de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en mayo pasado se pudo obtener pruebas que dieron a conocer que sí fue torturada dentro del proceso de investigación, según los estudios periciales y forenses practicados por Amnistía Internacional.
Además de ello, se puntualizó en la inexistencia de una orden de aprehensión, pero sí hubo retención ilegal, incomunicación, entre otras circunstancias que son indicadores que se dio paso al ocultamiento de hechos cuando se detuvo a Yesenia, aún con las pruebas de tortura después de estos años no ha recibido, ni hay indicios que vaya a recibir ayuda psicológica por las diversas secuelas que es probable mantenga de manera psicológica.
En abril pasado Juan Méndez, relator especial de Naciones Unidas, reiteró que la tortura en México es una práctica generalizada, no por la cantidad de casos denunciados, sino por el patrón de detenciones arbitrarias, violencia, ocultamiento e impunidad que sigue la gran mayoría de estas agresiones cometidas por servidores públicos de todos los niveles de gobierno.
En su informe el relator especial de Naciones Unidas detalla que, aunque las víctimas de tortura tienen el derecho a la reparación integral del daño, apenas existen casos de víctimas que han sido compensadas, asistidas médica y psicológicamente o rehabilitas, pero por medio de estándares internacionales que nada tienen que ver con una mínima ayuda gubernamental.
Logren o no salir de la cárcel, quienes han sido víctimas de tortura, se quedan sin atención clínica, así las secuelas de los daños permanecerán de por vida en ellos. El Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad (CCTI) lleva 10 años trabajando en la atención psicosocial con sobrevivientes de tortura, cuyos psicoanalistas explican que los primeros sentimientos que tiene una persona sobreviviente de tortura es la resistencia a recibir atención psicológica o psiquiátrica. Y si la persona sobreviviente cuenta con formación política o son activistas, ellas y ellos piensan que con la “militancia” será suficiente para hacer frente a las secuelas que deja la tortura, incluso, llegan a pensar que “se curarán por sí solos”.
Según el psicoanalista Fernando Valadez, la tortura es como la fractura de un hueso “hay que enyesar, poner clavos en algunos casos, hacer un tratamiento médico, y la rehabilitación debe ser a largo plazo. Cuando el hueso sana, se hace una especie de cayo, que fortalece, y será muy difícil que se vuelva a quebrar; con las y los sobrevivientes pasa más o menos lo mismo, si se trabaja, si se habla y rehabilita lo sucedido, se fortalece a la persona y será muy difícil que el Estado pueda volver a quebrantar desde ese punto”.
La psiquiatra Sophie Bartlett colaboradora de ONU, asegura a Revolución TRESPUNTOCERO, “a propósito de la Jornada Internacional dedicada a apoyar a las víctimas de tortura, donde el Secretario General de este organismo, reiteró que las personas que han sido torturadas tienen derecho a la compensación, la rehabilitación y la justicia, se debe reconocer y resaltar que en México, si una organización no Gubernamental te defiende, y si es que le permiten aplicar el protocolo de Estambul, entonces posiblemente reconozcan que sí hubo tortura, porque nunca en el país las dependencias por si solas han reconocido o si quiera se han comprometido a revisar el expediente médico, salvo que tengan presión social nacional e internacional, si en colectivo el gobierno niega la tortura, en individual jamás los reconocerá”.
“Es tanta la protección a una ya pálida y desgastada figura presidencial que se atrevieron a refutar al relator especial, por lo tanto si para ellos no existe tortura, mucho menos brindarán ningún tipo de atención a la víctima, sino existe inversión en servicios médicos, escuelas, viviendas de calidad para la gente de escasos recursos, mucho menos se destinará un porcentaje del presupuesto para quienes han quedado perjudicados de por vida, sería una confirmación de la gran culpabilidad que tienen como verdugos de miles de mexicanos”, puntualiza la también especialista en aplicación del dictamen médico de posibles hechos de tortura.
Según los integrantes del CCTI la recuperación de sobrevivientes de tortura es posible si se da un tratamiento adecuado y a largo plazo. El proceso debe ser integral, mental y físico para las y los sobrevivientes, donde tenga participación la familia y/o parejas de la persona, y de ser posible hasta comunitario, porque habrán secuelas que tardarán muchos años en aparecer, y es importante ir al médico una vez al año, así como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud.
Bartlett comenta, “qué podemos hacer frente a un caso donde la víctima, supongamos libre, pero de escasos recursos experimenta diversos sentimientos como miedo, angustia, inquietud, irritabilidad, tristeza, desesperación, desconfianza, impotencia, recuerdos de las humillaciones, baja autoestima, por mencionar solamente algunos, se calla, se encierra, se bloquea y abandona sus actividades, deja de vivir y eso podría generar algún trastorno mental, el desenlace de un panorama como ese es terrible, nuevamente el Estado lo daña y voltea para otro lado, el trato cruel no acaba cuando la víctima se declara culpable después de 15 o más horas de tortura”.
Además enfatiza, “resulta innegable que en México todos los días se inflige la tortura y malos tratos físicos y psicológicos  a personas en su mayoría inocentes, de manera absolutamente distinta a otros criminales a quienes sí les respetan los derechos humanos, ambos grupos a instancias de los mismos funcionarios públicos, que hacen respetar el estado de derecho y velar por la seguridad de las personas, solamente a su conveniencia”.
Miles de personas han denunciado ser víctimas de tortura y malos tratos a manos de elementos de las policías, Ejército y Marina, pero muchas veces se arrepienten, otra parte, la gran mayoría de las víctimas sufre en silencio, porque no tienen los recursos o carecen del conocimiento que necesitan ayuda profesional, a las autoridades no regresan porque saben que su denuncia no será investigada con seriedad. La impunidad en México continúa siendo el mayor obstáculo que deja en indefensión a las víctimas de tortura, asegura Amnistía Internacional.
Amnistía Internacional también ha informado que la tortura en México registró un incremento en quejas de 600 % en los últimos diez años, según cifras de la ONU existen poco más de 12 mil denuncias sin solución alguna. En ningún caso de tortura que se haya demostrado el gobierno ha implementado algún mecanismo de apoyo a las víctimas.
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