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Pasos de mercancía ilegal en la frontera sur dejan ganancias por 200 millones anuales; negocio de Zetas

Por:  / 25 julio, 2015
delincuencia
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(25 de julio, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- La frontera sur es la representación desoladora de una latente realidad, a la que con frecuencia se le resta importancia; paso obligado de migrantes, también lo es de productos ilícitos de todo tipo, en los últimos años las calles de todos los municipios que conforman la franja limítrofe, se han convertido en tianguis rodantes, conformados en su mayoría por personas de origen centroamericano, que viajan a diario cruzando el río Suchiate, con diversos artículos ilegales.
Los comerciantes formales de municipios como Ciudad Hidalgo, han calificado dicha situación como “una invasión alarmante”, que desde su perspectiva ha sido provocada principalmente por la falta de control de las autoridades federales.
“La mayoría de los extranjeros que deciden establecerse en municipios chiapanecos, tienen como finalidad que ésta sea zona de ingresos económicos, así es como vía ambulantaje, venden ropa, calzado, comida, autopartes, medicinas, piratería, entre otros artículos, introducidos de contrabando, transportados libremente, sin supervisión aduanal”, asegura María de los Ángeles Palacios, especialista en Comercio Internacional.
A su vez señala que, “no sólo en este tipo de actividad se han empleado los centroamericanos, también han salido a las calles a lustrar zapatos, a vender dulces y cigarros, hacer rifas y sorteos de “dudosa legalidad”, sin que ninguna autoridad los detenga por no obedecer los protocolos de Hacienda, pedir limosnas ya sea exponiendo a enfermos o limpiando vidrios”.
Según el presidente del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y del Componente Latinoamericano de la Asamblea Parlamentaria Euro latinoamericana, José Leonel Vázquez Búcaro, afirma a Revolución TRESPUNTOCERO que cada año salen de Centro y Sudamérica hacia los Estados Unidos alrededor de un millón de personas en busca de mejores oportunidades de vida, de ellas solamente el 20% son asegurados y deportados, mientras que del resto poco menos de la mitad llega a su destino y los demás se quedan “en el camino”, siendo la frontera sur de México su mejor opción, para emplearse generalmente en el comercio informal.
Sobre el tema, el presidente de la Cámara de Comercio en Guatemala, Carlos Galindo, comenta a Revolución TRESPUNTOCERO, que “el comercio informal (e ilegal) se ha ido desplazando por Centroamérica como una plaga imparable que ya se ha apoderado de México”. Asegura que en su país, en un par de años ese tipo de comercio creció alrededor del 50 % y que en ese periodo poco más del 30 % de las empresas establecidas tuvieron que cerrar ante la competencia desleal, que muchas veces incluye en un 90% productos ilegales (‘piratas’).
“Los comerciantes formales estamos pasando una situación caótica, el 85% de las actividades comerciales en Guatemala son por la vía informal, fenómeno que en los últimos años también absorbió la frontera sur de México”, asegura Galindo.
La historia inicia en el río Suchiate, el cual es geográfica y políticamente límite y división entre México y Guatemala, aunque en realidad es la contraparte del Río Bravo, ya que mientras éste último es vigilado con recelo por las autoridades norteamericanas, el primero es un paso libre para cualquiera que decida llegar a México sin importar su propósito.
Sobre esto Carlos Galindo afirma que sin necesidad de una gran investigación, a simple vista se sabe cuál es la problemática en cuestión de contrabando México-Guatemala y viceversa, “ya que con sólo pararse a un costado del río Suchiate, se pueden ver cientos de balsas cargando la mercancía a plena luz del día y sin que nadie haga algo para frenarla”.
Los datos de la Cámara de Comercio de Guatemala, informan que el contrabando de México hacia Guatemala, o ocupan la leche, huevo, productos enlatados, papel higiénico y otros productos de la canasta básica. Mientras que de Guatemala hacia México, son toneladas diarias de azúcar, verduras (que se cultivan de forma antihigiénica), mariscos, artefactos de cocina, ropa, carne de res, incluso animales vivos.
Los primeros comerciantes informales se visualizan a orillas del Suchiate, aunque ya es México todos los que ahí han instalado sus puestos semifijos son de origen guatemalteco, ellos ocupan todo lo largo y ancho, de los que alguna vez fueron corredores turísticos, así poblaciones mexicanas como Ciudad Hidalgo, en la actualidad están ocupadas por alrededor de 600 negocios informales, cada una.
En aquellos territorios mexicanos, dado a que más del 80% de los vendedores ambulantes son de origen guatemalteco, obligan a comprar sus productos en quetzales, “aquí no se vende en pesos”, advierten a todo aquel que se acerca a preguntar por el costo de alguna mercancía
Cruzar al otro lado (México) es fácil, por medio de una de las más de veinte balsas improvisadas (construidas a base de cámaras de llanta), que como lo confirma Carlos Galindo además de personas, transportan cajas de distintos productos; el pago por cruzar de esa manera es de diez quetzales por persona, aumentando la tarifa al doble cuando se trata de objetos.
Otra opción es caminar entre la corriente cuando el nivel de las aguas del río es bajo, llevando las pertenencias encima de la cabeza, hecho que se practica con frecuencia, pese a las grandes cantidades de basura que ahí flotan y que han convertido al Suchiate en uno de los ríos más contaminados del país. A unos veinte metros de distancia se encuentra el puente fronterizo, el cual casi no es utilizado, debido a que se necesita contar con documentación, se debe pagar una cuota, con altas posibilidades que los productos sean decomisados, debido a su ilegalidad.
Los conductores de las balsas improvisadas realizan entre 40 y 50 viajes diarios, desde las cinco de la mañana hasta las 10 de la noche e incluso por la madrugada en determinadas ocasiones. Arnulfo, de origen guatemalteco, que desde hace dos décadas trabaja trasladando personas, comenta: “cruzo borrachos, gente que viaja a diario a Tapachula para pedir limosna, también delincuentes, que atraviesan el río para asaltar, casi siempre en los mercados y los parques, luego huyen a Guatemala, dejan pasar unos días y regresan, siempre ha sido así, también mujeres que se dedican a la prostitución y a muchos otros que son vendedores ambulantes, que entre sus cajas, trasladan medicamentos y drogas porque su ocupación es el narcomenudeo”.
Así la frontera sur del país se ha convertido en una zona estratégica para el contrabando; según un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de Chiapas (UNACH), existen 370 pasos informales de mercancía, los cuales no son resguardados por ningún elemento de seguridad, generando una evasión fiscal, calculada en 200 millones de pesos (mdp) anuales, referentes a impuesto al Valor Agregado (IVA) y del Impuesto General de Importación (IGI).
A contraposición en la región solamente existen 12 cruces legales, 10 con Guatemala y dos con Belice, los cuales no son utilizados con frecuencia, según la investigación de la UNACH, la subsistencia de prácticas ilícitas son incontenibles, por lo que afecta la recaudación en las operaciones de importación.
Otro problema a remarcar, es que de los 370 pasos informales, 56 son vehiculares, por donde transitan tráileres y camionetas, en su mayoría, las cuales cruzan de lado a lado con grandes cargamentos sin verificación alguna, e incluso ahí mismo se da el contrabando de ganado proveniente de Centroamérica, el cual ya ha escalado a un problema de salud preocupante, por las enfermedades que estos animales transportan sin que sean detectadas, por su paso libre.
“En la actualidad Estados Unidos tiene alrededor de 30 mil agentes en la línea fronteriza con México, sin embargo no se sabe qué es lo que realmente resguardan porque tan sólo hay 125 policías mexicanos que protegen los límites con Guatemala, pero que tampoco decomisan los artículos ilegales. Así es como la frontera de México con Guatemala se ha convertido en un territorio salvaje donde los narcotraficantes y contrabandistas de armas y personas pasan sin que exista algún problema para ellos”, asegura Palacios.
También agrega que “todos los pobladores lo saben y lo han visto pero callan, sin embargo las avionetas cargadas con cocaína aterrizan a plena luz del día, la policía es ineficaz y corrupta, y le da puerta abierta a la impunidad, pero también lo hace por miedo, porque todas las fuerzas armadas del país le temen a los grupos delincuenciales, es así como la sociedad es abandonada por el Estado, y ha quedado a merced de narcotraficantes tan poderosos como Los Zetas, que son quienes controlan el negocio de la piratería y contrabando de diversos artículos, según informes del gobierno de Chiapas, que han sido enviados al olvido”.
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