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Autoridades penitenciarias hacen negocio con sufrimiento de presos y familias; “cárceles, gran fábrica de delincuencia”

Por:  / 28 julio, 2015
inocentecarcel
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(28 de julio, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Los centros penitenciarios en México han sido señalados por ser un lugar en donde los abusos en contra de los internos, así como sus familiares, se ha vuelto común, sin que las autoridades encargadas atiendan el problema a pesar que se vislumbra con cierta facilidad para los inmersos en este mundo.
Diversos informes de organizaciones han demandado que la misión de los reclusorios de “readaptar” a los internos se ha perdido desde hace mucho tiempo pues lejos de implementar métodos que permitan a los individuos reintegrarse a la sociedad, los reclusorios alientan la cadena de criminalidad convirtiéndose en un círculo vicioso.
Además no se puede dejar de mencionar que las cárceles en México se han convertido en lugar idóneo para “castigar” a aquellos individuos que incomodan a las autoridades, y lejos de cometer alguna falta, su actividad social u política los lleva a ser víctimas de estos centros.
Una de las organizaciones que ha abordado la problemática de los reclusorios mexicanos es México Evalúa. En un estudio publicado hace un par de año, esta organización afirma que en México se usa la cárcel como castigo de manera irracional e intensiva, además que las condiciones que se presenta en ellas propician el contagio criminógeno.
En el texto de presentación del estudio antes mencionado la directora general de México Evalúa,  Edna Jaimes, advierte: “Las cárceles mexicanas en su condición actual son espacios propicios al contagio criminógeno. No sólo por el hacinamiento que muchas registran, sino también por la convivencia entre internos de distinta peligrosidad. Las cárceles mexicanas en la actualidad no reinsertan ni rehabilitan, más bien arruinan vidas. El paso por la prisión, aunque breve, marca de por vida”.
En este sentido, los testimonios de diversos presos, políticos o no, han dado cuenta de estas condiciones en las que operan las cárceles en México y en donde los custodios y demás autoridades penitenciarias dictan las reglas de cómo se ha de vivir al interior, muchas de ellas fueras de la ley.
Una de los principales cuestiones que internos de diversos reclusorios del DF han demandado es la presencia de tortura así como de malos tratos por parte de custodios al interior de  estos centros. De igual forman demandan extorsiones y el nivel alto de corrupción que “reina” dentro de las cárceles en la Ciudad de México.
Entre otras cosas, han denunciado que los custodios han convertido en modo de vida el hecho de cobrar cuotas por diversas acciones que involucran a internos y familiares. En casos específicos han denunciado el cobro por permitir que familiares e internos puedan platicar cara a cara dentro de los reclusorios, así como cuotas que se obliga a pagar a familiares por permitir introducir alimentos, muchos de ellos que sí están autorizados.
De igual forma, entre las cuestiones que han sido demandadas se encuentra la explotación de presos y presas con el fin de enriquecimiento por parte de custodios, e incluso se ha denunciado la explotación sexual de presas en reclusorios femeniles y varoniles, esto con presunta complicidad de autoridades penitenciarias.
En recientes fechas, ante esta clase de abusos, un grupo de presos de distintos penales del DF iniciaron una huelga de hambre denunciado la tortura y agresiones de la que son víctimas los reclusos de estos centros. Los internos que participan, varios de ellos encerrados por cuestiones políticas y bajo procesos judiciales poco claros y llenos de irregularidades, han dado cuenta de los abusos por parte de las autoridades y estas malas prácticas al interior de los reclusorios que impiden la reinserción social de los presos.
Jacqueline Santana y Bryan Reyes, expresos políticos liberados hace unas semanas, iniciaron esta protesta al interior del penal, y se sumaron a la Coordinación Informal de Presos en Resistencia (CIPRE), quienes se mantienen en huelga de hambre en aras de exigir cese a estos malos tratos.
Recién fueron liberados, ambos luchadores sociales reiteraron la lucha anti carcelaria, y reivindicaron las exigencias de los presos que protestan, la cuales se centran en: cese a los malos tratos y la tortura en todas las prisiones ya sean de palabra u obra; cese a la represión silenciosa que ejerce la institución en colaboración con la CDHDF; aplicación del protocolo de Estambul por tortura a todos los internos; que se guarde el debido respeto y consideración a los familiares de los presos cuando estos se hallen en los recintos penitenciarios; no más enriquecimiento ilícito, con base a la explotación de los presos o presas; no más enriquecimiento ilícito de los funcionarios con base a la explotación sexual de las internas en los reclusorios femeniles y varoniles, entre otras más.
En este sentido, los presos que conforman la CIPRE, así como familiares, amigos y compañeros de los huelguistas, han demandado las condiciones que imperan dentro de las cárceles, mismas que impiden la reinserción de los internos.
“Dentro de las prisiones no se práctica la reinserción social, y no porque sea un error, sino porque a las autoridades no les interesa ni les conviene. Para que las prisiones sigan funcionando debe existir “delincuencia”. Y estos centros penitenciarios son una gran fábrica de esta delincuencia. (En la cárcel) definitivamente no aprenden a reinsertarse a la sociedad y muestra de ello es el alto índice de reincidencia. La mayoría de la población penitenciaria vive en un ciclo vicioso de pobreza, violencia delitos y encierro.
“Queremos evidenciar el gran negocio que autoridades de todo color y nivel realizan con el sufrimiento de los miles de presos y familias: cobros ilegales por cualquier cosa, desde la entrada a la visita, pasar alimentos, hasta el control de la venta de droga y alcohol, explotar el trabajo de los internos, convirtiéndolos en una suerte de modernos esclavos con el argumento de la reinserción social, pero sacando jugosas ganancias económicas para ellos y para las empresas involucradas”, expusieron a través de un comunicado.
Jorge Mario Gonzales García fue detenido el pasado 2 de octubre de 2013 luego de la marcha conmemorativa por la represión de 1968, esto en un contexto lleno de irregularidades. El joven, ahora expreso político, a través de su testimonio da cuenta de los abusos y malos tratos que se llevan a cabo dentro de los penales del DF.
Desde su visión, Jorge Mario Gonzales considera que las cárceles son un grave problema social, pues estas “se han encargado de fastidiar la vida de una gran parte de la sociedad”.
“Encierran a la gente para humillarla, torturarla, golpearla y robarla, pues es más que sabido que en esa institución hay mucha corrupción y extorsión de los custodios hacia los presos y sus visitas.  Estos centros de exterminio no readaptan a la gente a la sociedad, pues ya que la prisión se ha vuelto una escuela del crimen, y no un centro de readaptación social como el gobierno quiere hacernos creer, y aunque esto es muy obvio y conocido, parece que todavía hay gente que lo ignora o que peor aún que se cree el cuento que la cárcel sirve y que es necesaria, pero esto es un engaño”, asegura el expreso político.
Para Jorge Mario las cárceles son “modernos y sofisticados campos de concentración, donde ahora mismo matan lentamente a nuestros amigos y familiares”.
Por su parte, Julián Barrón López, actualmente preso en el Reclusorio Norte, considera que la cárcel no es más que una dictadura entre paredes. “En mi caso y el de otros compañeros estamos en contra del sistema carcelario, para mí no es una reinserción más bien es una ‘dictadura’ dentro de las bardas de ésta ciudad amurallada”, señala.
Barrón junto con otros tres presos mantienen la huelga de hambre que exige cesar los malos tratos y los abusos cometido por las autoridades penitenciarias. Los huelguistas han demando que a partir de su lucha el hostigamiento ha aumentado.
“Como ya saben, por rebelarnos a la dictadura del sistema penitenciario, nos separaron de la población y nos aislaron en una celda durante 22 horas al día, no se nos permite la comunicación con los demás internos, nos han tratado de reprimir de todas las maneras posibles, algunos que iniciaron la huelga junto con nosotros los golpearon, a otros nos amenazaron, pero hasta el día de hoy sólo han sido palabras y hasta ahí, estamos preparados para lo que venga, incluso un interno nos alerta que tal vez en un futuro si seguimos nuestras cabezas tendrán un precio, así es como se las gastan”, advierte.
El huelguista manifiesta que lo único que piden es que cesen los malos tratos, torturas, abusos, extorciones y cuotas indebidas por parte de los carceleros y el Consejo Técnico Interdisciplinario. “Las respuestas de ellos hacia nosotros han sido muy incongruentes diciéndonos ‘esto lleva más de 20 años, no creo que puedan hacer algo y mucho menos cambiarlo’ pero si unimos fuerzas esto puede ser posible, por mi parte lucharé hasta el final por levantar la voz, por insubordinarnos, por no aceptar sus leyes y su poder nos quieren marginar para acabar con esta protesta”, añadió.
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