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Por: Redacción Revolución / 20 julio, 2015
(20 de julio, 2015).- En México, el 78.7 por ciento de los trabajadores percibe menos de tres salarios mínimos, lo que significa que sólo 21.3 puntos porcentuales tienen un ingreso superior a ese nivel, por lo que el deterioro del bienestar de los hogares es uno de los factores que mantienen el mercado interno debilitado. Así lo señalaron analistas del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp) en su más reciente Encuesta Nacional de los Ingresos y Gastos de los Hogares 2014 (Enigh), en el cual advierten que mientras el consumo no mejore, la posibilidad de un mayor ritmo de crecimiento del PIB será limitada.
El Caesp reveló que el gasto corriente monetario de las familias resintió un descenso promedio de 3.7 por ciento respecto a 2012. La caída abarcó ocho de los nueve rubros que integran este concepto. En alimentos, bebidas y tabaco, el renglón de mayor gasto de los hogares, la reducción fue de 3.7; en transporte y comunicaciones, 2.1; en salud, 4.5; en cuidados personales, 5.5; en educación, 2.2, mientras en vivienda y calzado, el gasto monetario de los hogares se desplomó 11.8 por ciento.
“Uno de los factores que hemos resaltado en diversas ocasiones como una de las razones de que el mercado interno se mantenga debilitado es en buena medida el deterioro del bienestar de los hogares”, advirtió el Centro.
De acuerdo con el Inegi, en 2014 el ingreso corriente total trimestral de los hogares tuvo una caída real de 3.2 por ciento respecto de la encuesta de 2012, dentro del cual el ingreso corriente monetario se contrajo en 1.9 por ciento y el no monetario 7.9.
El Ceesp señaló que de un universo de 75 millones 330 mil 247 perceptores de ingresos, la mayor proporción (32.3) reciben apenas hasta un salario mínimo.
Sobre la merma en la capacidad de compra de los mexicanos derivada de la disminución en los ingresos, la Enigh indica que el año pasado el gasto corriente monetario de los hogares se contrajo 3.7 por ciento, respecto a 2012.
Así, mientras las personas gastaron menos en transferencias a familiares, comprar ropa y pagar servicios en cuidados personales, el gasto en vivienda y combustibles aumentó 2.9 por ciento.
Isaac Katz, columnista del periódico El Economista hace una crítica hacia los programas sociales. “Cientos de miles de millones de pesos erogados en programas sociales no tienen prácticamente ningún impacto sobre el nivel de bienestar de la población más pobre del país, como lo muestra la mejora marginal del índice de Gini antes y después de transferencias.”
“Programas mal diseñados y mal focalizados con valor presente neto negativo, junto con muchos subsidios regresivos, sacan a la luz un pésimo diseño de la política pública enfocada, supuestamente, al combate a la pobreza y la desigualdad. Un total y absoluto fracaso.”
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