Incremento de la violencia y descomposición social, evidencia carencia, desigualdad y debilidad del Estado: CNDH

Por: Redacción Revolución / 5 junio, 2015

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(05 de junio, 2015).- Luis Raúl González Pérez, titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) declaró, en el marco de la ceremonia por el 25 aniversario de la institución, que la frecuencia e intensidad de los hechos violentos que se han registrado en el actual proceso electoral resulta preocupante e inaceptable, por lo que no hay espacio para la indiferencia ni para la insensibilidad.

Afirmó que el incremento en la violencia y la descomposición social que se vive actualmente, ha puesto a prueba a las instituciones, incluida a la CNDH, además de evidencia las profundas carencias, desigualdades, falta de oportunidades y de respuesta de gran parte de las autoridades, así como la debilidad del Estado de derecho.

“La respuesta que el Estado dé a esta violencia debe ir más allá de las acciones meramente reactivas, hay que entender y remediar los actores que la general; una perspectiva basada sólo en la reacción lleva implícito el grave riesgo de que se avalen acciones autoritarias o alejadas de lo previsto por las normas, lo que no podemos permitir como sociedad”, declaró González Pérez.

Añadió que la violencia generada en varias zonas del país pone en riesgo la vigencia de los derechos humanos y ha generado una alerta para sus promotores y defensores.

El ombudsman hizo un llamado en el que pidió no permitir que la violencia sea la protagonista de la convivencia, “ni que nuestra historia futura se manche de sangre”, por lo que subrayó la necesidad de fortalecer la cultura democrática.

Subrayó que los niveles de violencia demandan acciones responsables e inmediatas, pues su constancia ha ido generando, paulatinamente, una nueva realidad a la que no debemos acostumbrarnos.

González Pérez pidió a Peña Nieto y a los mandatarios estatales, generar un gran consenso para lograr “la paz de nuestro país”, con acciones apegadas a la ley, la aplicación de la justicia e igualdad, pues declaró que “los riesgos y consecuencia de la violencia son sumamente graves, aún estamos a tiempo de revertir este proceso; para ello es preciso apostar, no sólo a la vivencia de la ley, sino a la cultura y a la educación, con sustento en los derechos humanos que sirva a construir la paz”.

Resaltó que la educación en materia de derechos humanos no es solamente un derecho constitucional, sino que se ha convertido en un instrumento esencial para prevenir violaciones a la dignidad humana, lo que ayudaría a la construcción de una sociedad más justa.

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