En México los síntomas de anemia crónica siguen presentes: El País

Por: Redacción Revolución / 28 junio, 2015

Ilustración: Pe Aguilar

(28 de junio, 2015).- Las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto anunciadas como los grandes cambios salvadores de México, están estancadas, no reflejan el avance meteórico prometido, e incluso, se proyecta que éstas no tengan punto de análisis y evaluación real, hasta los siguientes sexenios, concuerdan analistas políticos que hablaron con El País sobre estas reformas estructurales que a tres años de gobierno de Enrique Peña Nieto, sólo han logrado tensión social y descalificaciones hacia una mandatario que se dice innovador en mecanismos como la rendición de cuentas y la transparencia, cuando no ha aclarado la oscura adquisición de la famosa Casa Blanca, por decir lo menos.

En México, el pasado no encuentra su futuro. El país que en 2012 asombró al mundo con una vertiginosa agenda de reformas vive días perplejos. Aprobados los grandes cambios estructurales, que han abarcado desde el sector energético hasta el financiero, la edad de oro prometida no aparece en el horizonte. El crecimiento avanza a paso lento y los síntomas de anemia crónica siguen presentes. Así es como comienza el texto firmado por Jan Martínez Ahrens en El País.

Sin bien refiere que no hay grandes turbulencias económicas, también aclara que las reformas de Peña Nieto hasta el momento no han arrojado los resultados que con tanto furor de anunciaron. “Ni crisis ni boom”, dice el profesor investigador del Colegio de México, Gerardo Esquivel.

Y las razones son varias, tanto Esquivel como el economista Carlos Serrano arrojan las varias razones por las que el Peña reformista sólo presumió la puesta en marcha de los cambios, pero de pronto calló en cuanto a resultados: la crisis del petróleo, que impactó negativamente la reforma energética e incluso obligó al gobierno a hacer recortes en Pemex, sólo respecto a su producción y planta trabajadora, porque en el gasto de producciones cinematográficas, ésta sigue gastando millones de pesos.

“La expectativa de alcanzar rápidamente el 5 % nunca fue real”, refiere el economista respecto a la ilusión, más alejada de la realidad, que prometió Peña Nieto. Serrano es claro, México tiene potencial para alcanzar un 3 %, pero tiene graves problemas: el descenso del gasto público, la reforma fiscal y la caída, en precio y producción, del petróleo.

La euforia reformista con que arrancó el mandato ha tocado a su fin. El país, después de la tragedia de Iguala y los escándalos inmobiliarios, ha perdido gran parte de la fe en sí mismo. Aunque el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido de Peña Nieto, ha logrado superar sin demasiados destrozos la prueba de las elecciones intermedias, los resultados revelan un desgaste sistémico. Ninguna de las dos formaciones (Partido de la Revolución Democrática —PRD— y Partido Acción Nacional —PAN—) que apoyaron el proyecto reformista han salido bien libradas. La violencia del narco sigue rampante y el descontento, en forma de candidaturas independientes, ha ganado importantes plazas municipales y estatales por primera vez en la historia reciente. Continúa el texto de Martínez Ahrens, que para finalizar subraya el poco margen que le queda Peña Nieto para hacer funcionar sus reformas, donde el tiempo ha empezado a ser uno de los principales enemigos.

A Peña Nieto le quedan tres años de un gobierno que se ha caracterizado por el rechazo, casi generalizado, que existe hacia su persona y hacia el partido en el que milita, el PRI. Sus reformas trajeron consigo un ola de críticas y movilizaciones por parte del sector más crítico del país: estudiantes, académicos, especialistas. E incluso en el hipotético caso de que las reformas apuntalen, nada borrará la violación sistemática a los derechos humanos que en el gobierno de Peña ha existido. Nadie olvidará Tlatlaya, nadie olvidará Ayotzinapa, tampoco su Casa Blanca, y su familia despilfarrando dinero en el extranjero mientras más de 50 millones de mexicanos viven en la pobreza. Nadie olvidará la tortura generalizada.

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