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Mientras #Estado fabrique #culpables la #tortura seguirá siendo una forma de #gobernar: #Dresser

Por:  / 6 mayo, 2015
miercoles2 (1)
(06 de mayo, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Como ya ha sido mencionado por diversas organizaciones, la tortura en nuestro país es un fenómeno generalizado que ha estado presente desde hace varias décadas, y que hoy en día ha permanecido visible en el panorama mediático luego de los señalamientos del relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Juan Méndez.
Al respecto, organismos como Amnistía Internacional (AI) han demandado que la tortura se posiciona como una acción central dentro del marco de actuación de las fuerzas del orden, además que este hecho se ha vuelto habitual dentro de las corporaciones policiacas así como funcionarios que tienen el deber hacer cumplir la ley.
Aunado a lo anterior, AI también ha denunciado que los niveles de impunidad en torno a casos de tortura son preocupantes, ya que tan sólo de 2010 a 2013, de las quejas por tortura interpuestas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ninguna fue objeto de condena penal para los responsables.
En tal sentido, Denise Dresser, politóloga y profesora del ITAM, aseguró que nuestro país se ha convertido en una nación en donde la tortura no es un hecho aislado o un asunto entre particulares, sino “una costumbre común” entre las autoridades.
La también escritora manifestó que el carácter de México se encuentra corrompido, situación producida por “años de autoritarismo para espiar, vigilar, perseguir y torturar en las calles, en las cárceles, en los Ministerios Públicos, en los juzgados, y en todos los sitios en donde el poder debería ejerceré con prudencia, pero que se impone con violencia para castigar y romper, humillar y deshumanizar, para que nadie nunca hable en contra de las autoridades”.
Señaló que la tortura se ha posicionado como el mecanismo con el cual se busca mandar un mensaje de temor para la población. Asimismo, dijo, se ha convertido en un medio para callar las voces disidentes.
“Esta acción sirve para convertir al torturado en un ejemplo atemorizado de nunca más volver a alzar la voz. Para usar el efecto demostración como una medida de intimidación.  Para torturar como una manera de gobernar”, comentó.
La académica apuntó que nuestro país se concibe hoy en día como aquel en donde los detenidos, señalados como presuntos responsables, o los opositores al gobierno, terminan siendo golpeados, insultados, desnudados o aislados sin la más mínima protección, misma que el gobierno y la ley está obligada a proporcionar.
“Pero no logra hacerlo aún (proporcionar protección), a pesar de la celebrada respuesta del Estado ante la inseguridad, que es la introducción de los juicios orales; a pesar de la evolución de un sistema de justicia que nos promete ser más transparente y evitará todos los incidentes de tortura”, comentó.
De igual manera, Dresser manifestó que los datos sobre la tortura en nuestro país son alarmantes. Señaló que “aún con juicios orales, 71% de reos encuestados declaran haber sido insultados; 68% haber sido humillado; 67%  haber sido aislado; 64% haber sido obligado a pararse ante una pared; 62% haber sido golpeado con los puños; 60% haber recibido manotazos en el pecho; 60% que los han pateado; 48% que ha sido obligado a desvestirse; 43% que  han esposado a una silla; 43% que ha sido privado de alimentos. Estas cifras evidencian la barbarie y revelan lo que ocurre todos los días en México cuando alguien es apresado, interrogado o detenido”.
En lo referente, comentó que a pesar que organizaciones no gubernamentales han señalado que el fenómeno de la tortura va en aumento, la CNDH informó que entre los años de 2012 y 2013 se redujo este fenómeno en un 30%.
“El año pasado sólo recibió (la CNDH) 1506 casos, menor a los 2103 del año del 2013. El gobierno de EPN lo celebró. ‘Fueron menos’, se nos dijo en tono triunfalista. ‘La cifras bajaron’, se nos informó con algarabía. ‘El trabajo de supervisión y capacitación que desarrolló el mecanismo nacional de prevención de la tortura funcionó’, nos dicen alegremente en la CNDH. Pero en realidad lo que ocurre es que el número de quejas no refleja lo que pasa a nivel nacional, ya que el organismo sólo recibe quejas que vinculan a autoridades federales y hay múltiples casos de tortura que no son evidenciados, ni denunciados a nivel municipal”, explicó.
En este sentido reiteró que las denuncias de la CNDH no reflejan la realidad que vive el país en cuestión de tortura y que estas quejas no sirven como instrumento para poder medir los índices de este fenómeno.
“Las cifras triunfalistas de la CNDH no advierten lo que ONG’s nacionales e internacionales como AI argumentan: un aumento en el 500% de los casos de tortura en el sexenio de Felipe de Calderón, así como la continuidad y persistencia de esta práctica en este gobierno”, señaló.
Denise Dresser enfatizó que con esto se demuestra que la política de violar derechos humanos básicos persiste en el gobierno además que mientras no exista un marco que regule el actuar de las corporaciones policiacas, la tortura continuará.
“Mientras las fuerzas de seguridad actúen con las más absoluta impunidad, la tortura persistirá. Mientras el Estado mexicano siga creyendo que es legítimo manufacturar culpables para demostrar su eficiencia, el abuso permanecerá. Mientras las cárceles puedan ser llenadas con personas que declararon bajo tortura, y se auto inculpan, los empellones, golpes y patadas seguirán ocurriendo. Mientras los interrogatorios no sean videograbados, la agresión por parte de la policía permanecerá”, sentenció.
Cabe señalar que de acuerdo a AI los métodos de tortura más frecuentes en México son: golpes con puños, botas, culatas de fusiles, palos; introducción de agua con gas o chile por la nariz del detenido; amenazas de muerte; descargas eléctricas en partes del cuerpo como los dedos de los pies y los testículos; simulacros de ejecución y amenazas de desaparición forzada; semi-asfixia mediante bolsas de plástico o trapos mojados, y simulacros de ahogamiento.
Asimismo, este organismo detalló que de acuerdo a una encuesta realizada en 2014, el 64% de los mexicanos sienten miedo de ser víctimas de tortura al ser puestos bajo custodia de alguna autoridad del país.
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