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Por: Redacción Revolución / 23 febrero, 2015 REVOLUCIÓN3.0
(23 de febrero, 2015).- Guerrero es uno de los estados más peligrosos y tiene la tercera ciudad más violenta a nivel mundial, Acapulco. Situación que ha generado alarma social a lo largo y ancho del territorio, como la del arzobispo del puerto acapulqueño, Carlos Garfias Merlos, quien calificó de “dramática” la injusticia que se vive en el estado.
Asimismo, habló sobre la detención de los familiares del exgobernador Ángel Aguirre Riverlo, por el desvío de recursos públicos por 287 millones de pesos, cuya investigación debe realizarse con objetividad, indicó.
Respecto de la versión oficial sobre la detención-desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el clérigo también señaló que es necesaria la objetividad y no verdades a medias a conveniencia de algunos; esto, después de que el gobierno de Enrique Peña Nieto eximiera de toda responsabilidad al Ejército mexicano.
Posteriormente, leyó un comunicado del Consejo Permanente del Episcopado Mexicano, del 17 de febrero, en el que se exige alto a la corrupción y propone reformas constitucionales para eliminar el fuero, para evitar que se proteja a criminales. Además, sugiere que se replantee la figura del juicio político y que el combate a la corrupción deje de ser un instrumento mediático.
Por otro lado, recordó el Día Mundial de la Justicia Social instituido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el que se señala que la justicia y el desarrollo social son indispensables para el mantenimiento de la paz y la seguridad en los países.
El dramatismo de la justicia social y la violencia continuada
En consecuencia, la situación de Guerrero es dramática en lo que respecta a la justicia social, además de tener grandes inconformidades que podrían desembocar en mayor violencia y expresiones de descontento.
Sin embargo, este hecho no es exclusivo de Guerrero sino que es un fenómeno a nivel nacional por el modelo de desarrollo, el cual se impone con base en lo excluyente, dejando en la marginación a un gran número de personas.
El arzobispo también reiteró que en para el inicio de cuaresma, los desafíos deberán estar centrados en combatir la indiferencia. “El estado de Guerrero tiene el componente de la indiferencia como actitud dañina, que provoca mucho dolor y contribuye a la misma crisis”.
En coincidencia con el comunicado del gobernador Rogelio Ortega, el cardenal precisa que es necesario recobrar la solidaridad y la reconciliación. Pero agregó que la reparación del daño por la violencia, no sólo debe ir encaminada a las víctimas sino también a los victimarios porque ellos también han sufrido.
“La gravedad del problema exige soluciones de fondo e inmediatas, y no maquillajes que ya no engañen a nadie y sólo exacerban los ánimos”, urgieron los obispos. Pues, consideran que, para hacer frente al conflicto, es necesario reformar las leyes y crear nuevas instituciones.
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