Diálogo entre un maestro parista y un padre de familia que iba pasando por el plantón

Estaba leyendo una nota de Revista PROCESO donde nos habla sobre los 200 mil maestros que se ampararon contra la reforma educativa, cuando en los comentarios me encontré con éste que escribió José De Jesús Rodarte :

Diálogo entre un maestro parista y un padre de familia que iba pasando por el plantón. 
— Disculpe señor, ¿es usted maestro?
— Sí, señor. 
— Me da pena decirle esto, pero se ve muy mal ahí plantado, sin trabajar ni hacer nada, tomando café en esa lata vacía… Es muy mala imagen la suya.
— Pues a mí me da más pena, señor. Pero así son las cosas. 
— ¿Por qué no se regresa a su tierra a dar clases a esos niños que necesitan aprender a leer y a sumar?... Qué, ¿no extraña su casa?
— Extraño todo. Desde a mi mujer y a mis hijos hasta el comer caliente.
— Entonces déjese de arguendes y váyase a trabajar. 
— ¿Usted tiene hijos?
— Si. 
— Entonces a usted no le conviene que me vaya de regreso a mi lugar de origen. 
— ¿Y por qué demonios no?
— Porque le van a hacer oficial lo que ahora es voluntario: deberá usted de subsanar los gastos de la escuela, pagar por el mantenimiento del plantel, invertir su dinero en material y las clases optativas como idiomas y deportes, provocando así más desigualdad entre los niños de nuestro país. Habrá quienes puedan asistir a escuelas públicas bien equipadas que cobrarán por sus servicios y habrá quienes seguirán recibiendo clases en planteles descuidados que se caen de viejos. No desaparecerán las escuelas de cartón, ni…
— Espéreme, espéreme… ¿usted cómo sabe eso?
— Porque esa es la Reforma Educativa… lo invito a analizarla con calma, va pegadita a la Reforma Energética y a la Reforma Hacendaria. Son tres cosas, pero en realidad son sólo una: Vender PEMEX y sacarle ese dinero faltante del presupuesto a la gente. ¿O usted cree que alguna vez el gobierno ha hecho algo en beneficio del pueblo sin recibir nada a cambio? ¿No se acuerda usted de la venta de Telmex, de las aerolíneas, de la televisora, de los bancos, de los ingenios? ¿Cuándo ha recibido usted algo a cambio de todo eso?
— No, nunca… todo está carísimo… ¿Y qué es lo que sigue?
— Pues estamos esperando la resolución de los jueces, por aquello de los amparos.
— ¿Puedo esperar con usted?
— Claro, ¿quiere un cafecito?
— Si, gracias… gracias, maestro.

Y bueno, me puso a pensar que ojalá y entre todos logremos crear conciencia como se expresa en este diálogo entre maestro parista y un padre de familia.

Me pareció tan bueno que quise ponerlo en mi web e invito a todos a compartirlo en sus contacotos de e-mail, facebook, twitter y donde sea.

Por cierto, ¿Ya hiciste tu contribución económica?, ¡Espero tu apoyo para www.tiraderodelbote.com http://ow.ly/qbLIv

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