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En el año de 1990 José María Peréz Gay, quien fuera candidato
por AMLO a ocupar en el 2006 la Secretaria de Relaciones Exteriores, gracias a sus
gestiones Peter Sloterdijk participó del Primer Encuentro Vuelta, celebrado
en la ciudad de México entre el 27 de agosto y el 2 de septiembre de 1990. Allí
se discutía las consecuencias y los horizontes que se abrieron a partir de la
caída del Muro de Berlín y la debacle del Socialismo en la URSS y otros
lugares. En ese evento estuvo el maestro Adolfo Sánchez Vázquez defendiendo al
socialismo, también participó Mario Vargas Llosa quien en su intervención hizo un cuadro
surrealista de la política en México que calificó “como la dictadura perfecta,
ya que llegaba al extremo de pagar a sus críticos para simular la disidencia
democrática”. La frase provocó la tremenda agitación en aquellos días. Su
repentina salida de México, sean por los motivos que hayan sido, confirmaban
las inquietudes que una tal declaración provocó.
Aquí este reportaje de Peter Sloterdijk: "El
fascismo de izquierda nunca hizo su duelo"(La Nación, 18/01/2006) es un texto actual frente a los excesos
amorosos de una izquierda que no se atreve a hacer el duelo por las batallas en
las que se embarcó y en las que fue vencida no solo por los malos de siempre –el
poder- sino por sus malas propuestas, más su invención de una organización
inexistentes y que no estuvo a la altura del combate al cual se lanzó, quien no
recuerda los famosos dos millones quinientos mil comités de Morena que
brillaron por …su ausencia y su ineficacia dejando más de treinta mil urnas sin
cuidado. Se requiere no una izquierda
moderna , alias de su veta electoral, sino quizás, una izquierda que responda ante
los retos de una sociedad moderna con desarrollos desiguales y combinados.
Aquí está la primera de dos partes de este reportaje:
Para algunos, Peter
Sloterdijk es un visionario, un “nuevo y genial Nietzsche”. Para otros, el
filósofo alemán más célebre después de Jurgen Habermas y el responsable de
abrir las puertas al eugenismo, una corriente que aprueba la manipulación genética
para mejorar la salud del hombre.
Como sea, desde hace 20 años cada libro de este profesor de
estética termina transformándose en un best-seller. ¿Cuál es la razón de esa
fascinación? Probablemente, la forma que tiene de describir el mundo y el hombre
a través de conceptos como “burbuja”,
“esfera” y “espuma”.
Según su teoría, el día en que Copérnico demostró que la
Tierra estaba suspendida en el espacio, la humanidad entera vaciló: el ser
humano fue presa del pánico ante la idea de caer en el vacío y desaparecer en
un infinito agujero negro. Desde entonces, los hombres sólo aspiran a recuperar
un manto protector, algo parecido a la placenta confortable de la cual salimos.
Tanto, que toda obra humana tiende a reconstruir esa forma original.
En los tres tomos de casi 1000 páginas cada uno que componen
“Esferas”, este gigante rubio de 57 años trata de demostrar que, en ese
esfuerzo titánico por protegerse de “los terrores del espacio abismal”, los
países ricos de Occidente han desarrollado un “constructivismo ofensivo,
extendido hasta el infinito mediante la edificación, utópica y pragmática, de
una casa de vidrio planetaria que debe asegurar un hábitat moderno en el
espacio abierto”.
Pero no todas son loas para la nueva estrella de la filosofía
mundial, que dirige la Universidad de Karlsruhe. Muchos lo acusan de haber
transgredido la prohibición moral y política que pesa sobre las manipulaciones
genéticas. El más tenaz de sus críticos es Habermas.
El escándalo estalló en 1999, en una conferencia que
Sloterdijk tituló "Reglas para un zoológico humano". Yendo más lejos
que Nietzsche, presentó a la escuela, la educación, la Iglesia y el humanismo
como técnicas de domesticación del hombre: "Esa práctica -dijo- nos ha
llevado a vivir en un zoológico temático lleno de animales civilizados, donde
el hombre se domestica a sí mismo y trata de hacer lo mismo con los recién
llegados". El humanismo educativo, sostuvo, abrió una "era
antropotécnica", donde la ingeniería genética y la clonación son
inevitables.
-Después de esa conferencia, Habermas, la conciencia de la
Alemania antinazi, lo acusó de utilizar "la jerga nacionalsocialista"
y denunció su "antropología de los años 1940". La prensa, por su
parte, lo calificó de eugenista. ¿Cuál es su respuesta?
-El eugenismo forma parte del pensamiento moderno. Es la base
misma del progresismo. El eugenismo es una idea de la izquierda clásica,
retomada por los nacionalistas después de la Primera Guerra Mundial. Es el
progresismo aplicado al terreno de la genética. Cada individuo razonable es
eugenista en el momento en que se casa. Cada mujer es eugenista si prefiere
casarse con un hombre que posee cualidades favorables en su apariencia física.
Es el eugenismo de todos los días.
-Completamente inconsciente?
-No, para nada. Uno no es inconsciente si se casa con una
bella mujer. La preferencia de la belleza en los asuntos eróticos no es
inconsciente: es la conciencia misma. Como decía Platón en "El
banquete", es la voluntad de engendrar en la belleza. Es el acto más
consciente y el más razonable del ser humano.
-O sea que el eugenismo no es fascista. ¿El hombre puede
creerse Dios y decidir quién debe vivir y quién no?
-Nunca existió un eugenismo fascista. Lo que hubo fue un
exterminismo racista. Esa voluntad de matar nunca tuvo la más mínima relación
con el concepto de eugenismo concebido como un medio de reflexionar sobre las
mejores condiciones en que será creada la próxima generación. Los nazis se
aprovecharon de algunos pretextos seudocientíficos para eliminar enfermos. Eso
no tiene nada que ver con el eugenismo. Es un abuso total de lenguaje llamarlo
así.
-¿Y a qué atribuye esa confusión?
-A que el fascismo de izquierda nunca fue revelado como lo
que en verdad es. El antifascismo, como ideología dominante, se debe a que el
fascismo de izquierda nunca hizo sus duelos. Sus representantes nunca
confesaron lo que en verdad son. Acusando de fascistas a los fascistas de
derecha ocultaron su propia calidad de fascistas, incluido el maoísmo, que fue
el peor de los fascismos. Al lado de Mao, Hitler parece un loco y un
neurasténico, un pobre personaje comparado con la envergadura fascista de Mao
Tsé-Tung.
-Cuando usted empleó la expresión "zoológico humano
temático" naturalmente tenía que causar conmoción.
¿Fue una provocación?
-Para nada. Son sólo metáforas que permiten evocar una
realidad antropológica que existe, con o sin esa metáfora. Porque el hábitat
del ser humano no es la naturaleza en estado puro ni la casa en estado puro. Es
una organización intermedia, que se parece a un zoológico. Una ciudad que fuera
sólo una ciudad sería una suerte de prisión. Las ciudades vivibles son como
zoológicos. Y un zoológico humano es simplemente una metáfora que remite a la
calidad urbana del estar humano. No veo dónde está la provocación. El
pensamiento de los seres humanos con relación a los animales está dominado por
esa zoofobia, ese racismo de la especie. Los hombres hacen sus propias
proyecciones en esa terminología, creyendo que hago una reducción de la
humanidad a la animalidad, cuando es exactamente lo contrario.
-¿Es en ese sentido que, para usted, "el hombre es un
animal de lujo"?
-Es tan lujoso que no es capaz de seguir siendo un verdadero
animal. Perdió la facultad de ser un animal.
Esa es mi definición de la
humanidad: la incapacidad adquirida de quedar en el terreno de la animalidad.
Somos seres condenados a la fuga hacia adelante, y en esa carrera nos volvemos
extáticos. Ese éxtasis corresponde a lo que Heidegger llamaba "la apertura
al mundo". Volviendo al eugenismo, soy partidario de un eugenismo de lujo.
Me interesa particularmente el ser humano como fenómeno de lujo, casi milagroso,
aparecido en forma aleatoria. Esa criatura lleva una carga hereditaria de
enfermedades genéticas que no sirven para nada, pero que nos acompañan. La
única pregunta eugenista que las generaciones futuras podrían plantearse sería
si suprimir, gracias a la ingeniería genética, algunos de esos acompañantes. En
50 o 100 años, estoy seguro de que la mayoría de la humanidad estará de acuerdo
con esas técnicas. Pero esto no tiene nada que ver con un eugenismo eliminador.
Es necesario habituarse a pensar al hombre como un ser de lujo, aun cuando los
dogmáticos no dejen de decirnos que el
hombre es hombre sólo en función de sus carencias.
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