Uno de los pocitos de carbón en Coahuila.
Foto: Especial
Mientras los legisladores discutían la reforma laboral, los dueños de las minas carboníferas –los llamados pocitos– guardaron silencio para evitar llamar la atención, toda vez que en la iniciativa había una cláusula donde se proponía su prohibición, habida cuenta que muchos operan de manera ilegal. Pero alguien metió la mano, mutiló un párrafo y el asunto quedó resuelto. Todo parece indicar que las carboneras de la muerte seguirán funcionando sin contratiempos. Lo peor es que, según los expedientes a los que este semanariotuvo acceso, los propietarios de esas minas son políticos, empresarios… y gente vinculada a Los Zetas.
Ver fragmento del reportaje de Revista PROCESO
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