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JUZGUE USTED "EMILIO RABASA: UN DISCURSO PATRIÓTICO"

Francisco Castro Trenti

El 14 de marzo de 1997, el Colegio de Abogados Emilio Rabasa, en Tijuana, se incorporó a la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, en un magistral evento académico de dos días, en el que participaron Sergio García Ramírez, Héctor Fix Zamudio, Carlos Arellano García, Jorge de Presno, y Emilio O. Rabasa. El momento cumbre se dio cuando éste último pronunció emotivo discurso con alto contenido patriótico, que transcribo hoy, previo al grito de independencia.

“Decía Mariano Azuela que en la cárcel, en la cama y en las conferencias, es dónde se conocen los amigos y hoy, añadiría también, en las reuniones de la Barra.”

“Mi abuelo Emilio Rabasa Estebanell fue uno de los fundadores de la que radica en México. Después de haber participado tanto en la historia de México y en la jurisprudencia mexicana -puesto que mi abuelo tenía esa rara combinación de que sabía Derecho y sabía de Historia-, recordaba con mucho cariño a esa Barra que los unía entonces en sus primeros años de esfuerzos.”

“Permítanme hacer algunas reflexiones sobre mi abuelo, el historiador, el sociólogo, el jurista, pero, ante y sobretodo, el mexicano. El mexicano que sufrió los contratiempos de un México que concluía, el del siglo XIX, y un México revolucionario, el que se iniciaba. Y en todos sus actos y en todas sus obras, comprendió que el derecho Constitucional seguía siendo el derecho de derechos.”

“Como dijo el excelente Maestro Héctor Fix Zamudio ésta mañana, hemos hecho, y desafortunadamente desecho, muchas constituciones; y la verdadera y la última todavía es un ideal por alcanzar. Pero también recuerdo que en algún apunte, en esos no muy conocidos de mi abuelo, siempre tenía la idea ceñida, cernida, de que constitución al fin de cuenta significaba limitación, restricción al poder. Me lo decía cuando yo tenía escasos 5 años y lo veía para arriba como un gigante; después, cuando conocí su obra, en efecto comprobé que era un gigante.”

“Pero latía en su espíritu unas concepciones de la Constitución, sobretodo a finales del siglo XVIII y XIX: la constitución son los pensamientos fundamentales, la estructura orgánica de un estado, es la verdadera historia de los mexicanos, pero sobretodo, significa la limitación a la exacerbación del poder, la distribución justa y equitativa de ese descubrimiento mayor del hombre que tanto lo ha hecho sufrir, que es, precisamente, cómo manejar con discreción, con sabiduría y justicia, el poder.”

“Pero he aquí que las constituciones, que significan restricción para los gobernantes y para los gobernados, a veces no significa lo mismo para otros pueblos. Me refiero a que México no ha obtenido que su Constitución tenga una observancia en otros países, mucho menos en el país allende la frontera tan próxima, que ahora nos une, pero que una historia nos enfrenta. Como dice Carlos Fuentes, ha sido una herida que muchas veces no se cierra pero, sobretodo, una cicatriz endeble. Y recientemente ha habido ciertos pronunciamientos de algunos sectores seguramente retrógadas de los Estados Unidos, que no solamente son ingerencistas, entrometidos, sino que son insolentes e irritantes. Y lo digo a unos cuantos metros de dónde está la estatua de Cuahutémoc , que es la definición de nuestra nacionalidad, el padre de un conducto por el cual, diría Vasconcelos, hablaría nuestra raza cósmica.”

“Entonces, más que nunca, los mexicanos tenemos que estar unidos, tenemos que formar un puente, tenemos que formar una fortaleza. Y eso es, distinguidos colegas, lo que yo sobretodo siento que es la carrera de la Abogacía: un puente. Un puente entre contemporáneos, y un puente entre diversas generaciones. Pero también un baluarte que mantiene el decoro, la dignidad, la soberanía, la supremacía de nuestro México querido.”

“Yo les hago una invitación para que también piensen qué es espada, y qué es escudo; y que ésta es la hora de que todos estemos alertas, y de que éste es el momento de que olvidemos las diferencias partidarias y partidistas de los mexicanos, y que todos estemos en torno a ése lábaro nacional. Ése lábaro que indicó el nacimiento de una raza que no ha sido vencida, y que no se dejará vencer.”

“Dicen que la diferencia entre un político y un estadista, es que el político solo está pensando en las próximas elecciones, en tanto que el estadista piensa en las próximas generaciones. Yo los invito a ustedes a que recapitulemos para que nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, digan: ellos no solamente pensaron en las elecciones sino que pensaron en las generaciones. En las generaciones de los mexicanos sapientes del derecho, de mexicanos libres, en las generaciones de los mexicanos soberanos, en las generaciones de los mexicanos dignos.”

“Ésta es la hora de la unión. Ésta es la hora de la defensa. Ésta es la hora de gritar más que nunca ¡VIVA MÉXICO!”

“Y creo que, sobretodo, somos los mexicanos el puente entre las generaciones y entre los contemporáneos que podemos decir ¡que viva el México de ahora! ¡que viva el México del mañana! ¡que viva el México de Cuahutémoc, de Juárez, de Carranza!, y el México que ahora está dando ese gran paso a la democracia.”

“Es la hora en que todos nos estrechemos la mano, que nos demos un abrazo fraterno, que digamos no con soberbia, pero sí con dignidad, que no permitiremos por ningún motivo que se nos atropelle, no solo un metro de nuestro territorio nacional, sino mucho menos nuestra enseña patria, ni mucho menos, el concepto que tenemos de soberanía; el concepto de soberanía no es otro que el de la autodeterminación.”

“Los mexicanos hemos nacido libres, y el mantenerse libres cuesta mucho; cuesta mucho en esfuerzo, en sudor, en lágrimas, pero cuesta mucho sobretodo, en que pensemos por sobre todas las cosas, que tenemos sobretodo una devoción, una devoción que a mí me enseñó mi abuelo y que me transmitió mi padre, y que yo he procurado heredar a mis hijos, y esa tradición es antes, y sobretodo, México. ¡Y que viva México!”

Hasta allí el discurso.

Él sí que era un estadista. ¿Dónde quedó ésta generación de mexicanos?

Los secretarios de ahora son, si acaso, empleados de gobierno.

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