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La niña Frida: un thriller que reconstruye a la pintora a partir del suicidio y el hallazgo de una pintura mexicana

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(25 de junio, 2017. Revolución TRESPUNTOCERO).- Antonio Negrín, tenía trece años cuando se dio un tiro en medio de su salón de clases. Nadie puede explicar su suicidio. Alejandra Llure, madre del menor y directora del museo regional de Orizaba, acude al agente Max Retana en un intento de esclarecer el caso de la muerte de su hijo.
A su vez su hermana podría ser una clave importante para descubrir el suicidio. En la trama la pequeña entra en éxtasis para transformarse en la mismísima Frida Kahlo.
Así la novela se traslada a los años trágicos que sobrellevó la prodigiosa pintora mexicana, a los ladrones de arte que violan sacristías y mansiones donde se atesoran cuadros de perturbadora obscenidad, y al régimen que siembra el país de “asesinatos necesarios”, entrelazados en una novela apasionante como lo es La niña Frida (Planeta, 2017).
Durante el avance de la investigación, el detective enfrentará escenarios inauditos: amores ilícitos, la sombra de perversión que asoma en los confesionarios y el hallazgo de una pintura que será el santo grial de la plástica mexicana.
“La novela es policíaca y de género negro busca resolver un caso bastante peculiar, que es el suicidio del menor de 13 años y tiene sus consecuencias. En ese sentido yo propuse un personaje central que es un detective, en el transcurrir de la aclaración del caso es como se va entrelazando el arte y el mundo del mercado de los anticuarios”, explica a Revolución TRESPUNTOCERO el autor de la obra, David Martín del Campo.
En la trama, página a página se puede ir desojando el mundo de los museógrafos, así es como en ese sentido la novela está en buida del medio artístico de medio siglo mexicano y también de los años sesentas y setentas.
El autor señala que es un fenómeno en el cual se interesó mucho y del cual ya había investigado hace tiempo, en ese sentido narra el personaje de una Frida Kahlo exorcizada en el cuerpo de la menor. Ahí mismo se entrelaza la historia de un cuadro que es legendario llamado: La niña Frida, pintado por Miguel Covarrubias.
“El cuadro es muy escatológico y muy violento. Por eso lleva ese título la novela, que tiene crímenes mientras se regodea en el arte de México. A su vez se mezcla con la política dado que el protagonista es un producto directo de la noche del 2 de octubre del 68.
Es agente de la policía judicial, alguien diría que del batallón Olimpia y asqueado por esa situación abandona ese oficio y no le queda más que optar por hacerse el detective como muchos de ellos. Con esa experiencia desarrolla su agencia de investigaciones y ahí está el trasfondo político de la novela. Desnuda al régimen en cuanto a los crímenes que se cometen en pos de satisfacer las ambiciones y corruptelas que están presentes en la trama”, señala Martín del Campo.
Y aunque la tentación de hacer una novela con tintes más o menos rosas era la idea, donde hubiera amoríos y romances un poco ilícitos, el escritor decidió definitivamente situar la trama en otra circunstancia.
“Todo tiene que ver con elementos que recogí a lo largo de mi profesión como periodista, la historia por ejemplo del famoso robo en la casa del poeta Carlos Pellicer de donde sacaron dos cuadros de José María Velasco, que no han aparecido, razón por la cual murió”, comenta.
En La niña Frida, también se habla del golpe de Excélsior “es un poco la circunstancia para situar la época de la novela 1976 – 1977, la cual cobrará relevancia e interés para lector el enterarse de ese fenómeno que vino a cambiar a la larga el perfil de los periódicos en México”, señala.
La obra hace el vinculo con el caso de un niño que se suicido en Veracruz, pero suma una hermana que tiene alucinaciones y es ahí donde entra la niña Frida y su relación con la pintora.
“Yo hablo de la Frida y cómo fue ella. Quien se hubiera infartado si se hubiera dado cuenta la manera en que están usando su figura de manera mercantil. Se usa su imagen para todo tipo de productos comerciales, es una verdadera pena y algo totalmente vergonzoso que usen así su figura”, declara el autor.
Y es que , David Martín del Campo, describe a Frida Kahlo como la primera feminista en México, una mujer fuerte y dura, quien no tiene absolutamente nada que ver con “esas caritas sonrientes que estén en todas partes, hasta en bolsas y zapatos”, es por ello que su novela se convierte en una obra que cuestiona este hecho.

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