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200 años después, el pueblo indígena de Mezcala, continúa en resistencia ante la invasión

Redacción Desinformémonos
foto: Pueblo indígena de Mezcala
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Ciudad de México I Desinformémonos.  El pasado 25 de noviembre, la comunidad indígena coca de la isla de Mezcala festejó 200 años de resistencia ante la dominación y la invasión. Sin embargo, la defensa de su territorio persiste.  “Nuestro pueblo si pierde su territorio, perdió todo. La lengua la perdió en el periodo colonial, la vestimenta en el siglo XX y ahora atentan con lo último que nos queda, nuestras tierras, nuestra historia, nuestra cultura”, señaló la vocera de la Asamblea General en la Sesión Solemne del Congreso del Estado realizada en la isla.
En un festejo que pretendió excluirlos porque no invitaron a la comunidad indígena, los diputados locales se trasladaron a la isla para realizar una sesión solemne, en la que también estuvo presente el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz. 
Ante la colocación de vallas que pretendía impedir el acceso a los pobladores a su “fiesta racista y excluyente”  la comunidad se rebeló y,  concentrados detrás de las vallas “que no marcan diferencia con las que quiere construir Trump” comentó el cronista de la comunidad Noel Contreras, lograron meterse a la sesión solemne cuando ante la presión, el presidente municipal de Chapala dio la orden de dejarlos pasar, previa minuciosa revisión para que no introdujeran pancartas o mantas que manifestaran su descontento.
Una vez frente a los  que si estaban invitados, la comunidad aprovechó para denunciar la invasión de empresarios a tierras comunales y la falta de reconocimiento de la comunidad coca de Mezcala en la Ley sobre los Derechos y el Desarrollo de los Pueblos y las Comunidades Indígenas del Estado de Jalisco.
Los indígenas cocas intervinieron en la sesión solemne, realizada por el Congreso del Estado en el malecón de la isla, a través de su vocera, Rocío Moreno, quien realizó un recuento histórico de su resistencia e hizo mención de los problemas que actualmente enfrentan: “La comunidad de Mezcala está envuelta en una serie de problemas que atentan contra su historia, su territorio y su cultura. La actual Ley estatal de indígenas del estado de Jalisco no reconoce al pueblo coca, a pesar de que toda su documentación, historia y auto descripción lo acredita, nuestro pueblo está fuera de este padrón. Cada vez hay más invasión a nuestras tierras, porque empresarios, gobierno y particulares quieren convertir estas tierras en sus áreas de descanso”, indicó Rocío Moreno.
“Desde 1999, el empresario tapatío Guillermo Moreno Ibarra invade más de 10 hectáreas de bosque en el cerro Pandillo, hay seis casas invasoras más en las que  sus dueños argumentan que no están en tierras comunales. Incluso se dice en la comunidad que el presidente municipal de Poncitlán, Juan Carlos Montes Johnson, tiene una casa en el cerro de la Coronilla de San Pedro Itzicán y eso es invasión”.
“Les informamos que el juicio de distribución de tierras ya está en su última etapa. Ya hemos ganados dos sentencias, sólo queda esa última que esperamos sea la orden de desalojo a este invasor, porque si sale él, salen todos los demás. Y seguiremos con los siguientes, con los ricos que construyen castillos en el aire. Nuestro pueblo, si pierde su territorio, pierde todo”, añadió Moreno.
Los eventos culturales que forman parte de la celebración de la lucha del pueblo de Mezcala han cambiado. Han sido distorsionadas por la Secretaría de Cultura y el Ayuntamiento de Poncitlán, entre otras instituciones, aseguraron los pobladores. “Desde 2010 los eventos cambiaron drásticamente, pues las danzas tradicionales, las obras de teatro, el concurso del pez más grande, la calabaza más grande y el chayote de mayor dimensión se sustituyeron por danzas árabes e incluso bailes modernos” denuncia un habitante originario.
Aquí la intervención de Rocío Moreno, representante de la Asamblea General del pueblo indígena coca de Mezcala ante diputados y autoridades gubernamentales:
Buenos Días,
Mi intervención es la voz de la asamblea general de comuneros de la comunidad indígena de Mezcala. Esta autoridad está constituida en su mayoría por los mayores de este pueblo, así que es la voz de personas que llevan su vida entera, entre setenta, ochenta años en la defensa de su comunidad.
Cada año, nuestro pueblo recuerda algunas de las historias que forjaron la identidad de Mezcala. Sin duda, la historia que fortalece el espíritu y honor a nuestro pueblo, es una de las más dignas y rebeldes batallas indígenas que se realizó en el corazón de nuestro territorio, la isla de Mezcala.
Antes de la conquista española, Mezcala formaba parte del extenso territorio del pueblo coca.En muchas investigaciones como de Carolyn Baus de Czitrom, Antonio Tello y relaciones geográficas compiladas por René Acuña, muestran cómo la extensión territorial abarcaba desde los límites de Tonalá hasta los poblados de La Barca. Mezcala pertenecía al señorío de Coinan y sus cerros, rocas como la vieja y por supuesto la isla, eran centros ceremoniales para esta gran cultura. La conquista fue feroz en esta región, aproximadamente en 1533 llegan las expediciones españolas y comienzan poco a poco a desaparecer en todos los sentidos a este pueblo. En el caso concreto de Mezcala, se tiene un registro del último hablante de la lengua coca en 1770 aproximadamente, quiere decir que ya en e l siglo XIX, la gran mayoría de la comunidad de Mezcala, había perdido su lengua materna por el proceso de colonización. Sin embargo, resguardo su territorio y gobierno interno.
Probablemente para entender cómo fue exterminada esta cultura, es observando un mapa actual, y dimensionar la extensión territorial y entender porque sólo Mezcala y San Pedro Itxicán resguardan tradiciones, territorio, fiestas, danzas, palabras, etcétera de esta cultura olvidada y porqué no decirlo violentada por la conquista española.
Todo el periodo colonial, los trescientos años del gobierno virreinal, está marcado por quejas, desobediencias, inconformidades del pueblo indígena de Mezcala ante el gobierno español. Y es también en este periodo, cuando Mezcala obtiene el primer escrito de sus tierras. Este documento es el título primordial de Mezcala. Ahí está la historia y la demarcación territorial de nuestro pueblo. Este papel, fue entregado en 1940 para comenzar la certificación de las tierras, que fueron reconocidas treinta años más tarde en 1971, por parte del Estado mexicano.
Pero antes de llegar a nuestra situación actual, debemos mencionar la batalla que dio identidad a nuestro pueblo, y lo que el día de hoy nos ha motivado a estar aquí.
Hace 200 años, en 1816 José Santana y el padre Marcos Castellanos, firmaban -acordaban- un armisticio con el ejército español. Los realistas, no la pasaron muy bien en este sitio. Lucharon por cuatro largos años contra un ejército en sus inicios estaba totalmente desarmado. Poco a poco estos hombres fueron consiguiendo cañones de las batallas que ellos vencían a los españoles. Así, que al paso de los años, los indígenas desarmaron a los realistas en muchos sentidos. El primero las armas, pero también en la articulación de las rabias de otros pueblos, por lo que la región ayudaba a la resistencia, por eso los españoles mandaron quemar todos los sembradíos de la ribera del lago, ya que sabían que sus fuerzas estaban también fuera del islote.
Por su parte, los indígenas acantilados, no sólo esperaban las batallas, sino que comenzaron a construir una cerca subacuática alrededor de la isla de más de tres metros de grosor para impedir el arribo de las embarcaciones de los españoles. Los realistas se vieron obligados a asentarse en el poblado de Tlachichilco y de ahí vigilar a esos hábiles indígenas. Ahí también, armaron las piezas que traían del puerto de San Blas, convirtiéndolas en embarcaciones navales para trasladarse en el que se conocía en ese periodo como mar chapalico.
En esos cuatro años, libraron alrededor de 28 batallas, la gran mayoría de ellas, fueron triunfos de los insurgentes. En los documentos oficiales de la corona española, informan que el último foco de insurgencia en la Nueva España, fue la isla de Mezcala. Por esta razón, se ven obligados a negociar con los insurrectos.
Fue así que el 25 de noviembre de 1816, los españoles devolvían reedificadas las chozas que habían sido quemadas, les entregarían ganado y semillas, los librarían del tributo y reconocería a José Santana como el gobernador de la isla de Mezcala. Los insurgentes, con un ejército golpeado por una par de epidemias que habían azotado en la isla, aceptaron el acuerdo.
Para nuestra comunidad no sólo es un triunfo de los indígenas insurgentes, sino que es la identidad y el honor de ser los sucesores de estos hombres que lucharon por libertad para sus pueblos.
Esta historia, fue reconocida, y porqué no decirlo utilizada por el estado mexicano en el siglo xix. Estas historias las tomaron como los cimientos para mostrar quienes eran los mexicanos, cómo se luchó para consolidar el nacimiento del Estado mexicano.
Esta es la razón por la que el gobernador Prisciliano Sánchez, manda llamar a José Santana, Marcos Castellanos, para que den su testimonio de esta batalla y sea narrada la historia que venció al gobierno español y dio nacimiento al nuevo gobierno representado por el estado mexicano.
También es la razón por la que el nombre de nuestros insurgentes está bañada en oro en el recinto del congreso del estado de Jalisco, en el lugar donde trabajan y sesionan en la actualidad. Prácticamente el siglo XIX y parte del siglo XX, la historia de mezcala brindó identidad a la nueva nación mexicana.
No obstante, el día de hoy, 2016 la comunidad de Mezcala está envuelta en una serie de problemas que atentan contra su historia, su territorio y su cultura.
La actual ley estatal indígena del Estado de Jalisco, no reconoce al pueblo coca de Mezcala. A pesar de que toda su documentación, su historia y sobretodo su auto inscripción lo acredita, nuestro pueblo está fuera de este padrón. ¿Por qué un pueblo milenario como Mezcala, debe de demostrar al Estado que es un pueblo originario, que ha habitado por lo menos quinientos años en estas tierras? Creemos que no hay mejor manera de reconocer a nuestro pueblo que reconociéndolo por lo que es, un pueblo originario.
Otro de los problemas es que  cada vez hay más presión por la privatización de nuestras tierras. Empresarios, gobierno, particulares, quieren convertir estas tierras en sus casas de descanso. Desde el año de 1999, tenemos una invasión por parte del empresario tapatío Guillermo Moreno Ibarra, que invade más de 10 hectáreas de bosque. Hemos denunciado a lo largo de quince años, que tiene un grupo paramilitar resguardándoles la zona invadida. Por su presencia varios ricos de Guadalajara, han comenzado a construir sus casitas de descanso. Todos ellos saben que no existe la propiedad privada en tierras comunales. Pero ellos creen que nuestro pueblo se rendirá.
Les informamos que el juicio de restitución de tierras, ya está en su última etapa. Ya hemos ganado dos sentencias, sólo que da esta última y esperamos ya la orden de desalojo de este invasor. Y seguiremos con los siguientes, con los ricos listos que construyen castillos en el aire.
Nuestro pueblo si pierde su territorio, perdió todo. La lengua la perdió en el periodo colonial, la vestimenta en el siglo XX y ahora atentan con lo último que nos queda, nuestras tierras, nuestra historia, nuestra cultura.
El último punto que queremos señalar es sobre estas festividades. La intención de realizarlas es para que una semana al año, nuestros niños y jóvenes sobretodo, aprendan y recuerden que estas tierras las gozamos en libertad, por la lucha que dieron nuestros antecesores. No obstante, desde el año de 2010, el municipio de Poncitlán en primer lugar, pero también el Estado e instituciones como el INAH, Secretaría de Cultura y Secretaria de Turismo, se han montado y distorsionado la finalidad de esta conmemoración. Antes del 2010, nuestros jóvenes bailaban, recitaban poemas, desfilaban, montaban obras de teatro en la plaza de Mezcala, para hablar sobre los insurgentes. El día de hoy traen bailes árabes, hawaianos o cualquier otra expresión cultural que no fortalece lo que busca nuestro pueblo con esta conmemoración. Esta es la razón por la que creemos que si Poncitlán quiere festejar la insurgencia, debe preguntarse cuál y cómo fue su participación en esta lucha. Yo en lo personal creo que la ignoran. Pero sólo decimos que si queremos ir a una fiesta, deberían esperar una invitación.
foto: Comunidad Mezcala
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