Pocos acontecimientos tienen el poder de desnudar de golpe una realidad como lo hizo Ayotzinapa: Mauleón

Por: Edgar Rosas / 24 septiembre, 2015

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(24 de septiembre, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Con la intención de preservar la memoria y contar las vidas de cada uno de los estudiantes normalistas víctimas del ataque perpetrado por policías municipales la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, un grupo de más de 40 periodistas, congregados en el colectivo Marchando con Letras, así como Ediciones Proceso, presentaron la tarde de este miércoles el libro titulado “Ayotzinapa: La travesía de las tortugas”.

El texto, resultado de casi un año de trabajo de 43 periodistas, 4 editores y 14 fotógrafos, recoge la historia de los 43 normalistas desparecidos, de los 3 estudiantes asesinados, y de uno más que se mantiene en delicadas condiciones de salud debido a las lesiones producidas aquella trágica noche.

Esta obra, de acuerdo a sus promotores, busca darle rostro e identidad a cada uno de los estudiantes victimas del Estado, con el afán de contrarrestar lo que se ha venido presentando en el país desde hace unos años: que las víctimas han dejado de tener historia y sólo pasan a ser una cifra más que se presentan en las estadísticas oficiales.

Al evento de presentación se dieron cita dos de los padres de los estudiantes desaparecidos, así como: Mónica Ocampo y José Luís Tapia, los coordinadores generales del libro; Héctor de Mauleón, autor del prólogo de la obra; la periodista mexicana Carne Aristegui; el director de la Revista Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda; y el director del Centro Prodh, Mario Patrón.

Al tomar el micrófono, Rodríguez Castañeda afirmó que la obra “es un libro que estremece que nos confronta con una realidad brutal, una realidad que nos acude como país, como sociedad”.

El periodista añadió que el libro permite visualizar los rostros de los normalistas, así como de las familias que han iniciado la búsqueda desde hace un año. Dijo que la virtud de este libro es que muestra estas historias detrás de las víctimas, algo que se ha olvidado, pues sólo se ha buscado las cuestiones judiciales del caso.

“El libro nos lleva a ver el rostro de esas familias que de pronto se volvieron expedientes judiciales, que de pronto todo se volvió una investigación turbia, extrañamente manipulada de un lado a otro.  La mayor parte de la prensa se dedicó a escarbar en el terreno judicial, policiaco, militar, y de pronto este libro nos descubre a las historias a tras de los rostros. Este libro hace un agregado importantísimo que es mostrar la fase humana de esas familias que gritan, que siguen gritando y que lo harán frente a EPN”, manifestó.

Devolverle la identidad a las victimas

Por su parte, Héctor de Mauleón enfatizó que en el caso Ayotzinapa, a casi un año de la tragedia, ha faltado “lo esencial”: conocer qué es lo qué paso, y quiénes son las personas que resultaron y han resultado víctimas de los hechos.  Dijo que los periodistas autores del libro plantearon algo fundamental que fue “devolverles el rostro, la historia” a los normalistas.

“Llegaron estos periodistas y me plantearon algo ejemplar: era devolverle a esos números una cara, una vida, una historia, un lugar, un entorno, unos familiares, un origen, unos sueños, una lucha, una búsqueda.

“Se nos había perdido de vista lo esencial. Estamos a días del año y seguimos sabiendo muchísimas cosas: nos han dicho que hay 110 detenidos, que hay miles de hojas de expediente, cientos de dictámenes parciales, sabemos mucho, pero al mismo tiempo no sabemos nada, no sabemos lo esencial, no sabemos por qué pasó lo qué pasó y quiénes eran ellos, los normalistas”, apuntó.

En lo referente, dijo que el caso de los normalistas dejó al descubierto una serie de hechos como la forma de hacer política en colusión con criminales, y las condiciones que se encuentra a procuración de justicia.

“La noche de Iguala lo que hizo es como en una morgue en la que alguien quita una sábana y lo que aparece es un cuerpo putrefacto, una cosa podrida que involucra a la procuración de justicia, que involucra el modo de hacer política, que involucra a los beneficiarios de un sistema que estaba hecho no para la gente sino para beneficiar a unos.  Los estudiantes desaparecidos jalaron esa sabana sin saberlo, porque pocos acontecimientos tienen el poder de desnudar de golpe una realidad, como lo hizo Ayotzinapa”, expuso.

Por otro lado manifestó que están a punto de cumplirse 10 años en los que en el país se cuentan muertos, y en donde las víctimas ya no tienen historia, sino representan un número más para el gobierno.

“Se van a cumplir 10 años de que este país comenzó a contar muertos; se van a cumplir 10 años de que los muertos perdieron la cara y se volvieron cifras que aparecían en los periódicos. Las personas dejaron de ser personas para volverse boletines que unos narcos mandaban a otros. Para volverse fotografías pavorosas. No hemos medido los efectos que la violencia a lo largo de una década ha ido dejando dentro de nosotros, (no hemos medido) la herida interior, la herida de los niños, la dimensión moral que todo esta catástrofe a deja en la forma de vivir de los habitantes de este país.

“Todos hemos resentido ese hachazo sobre la vida cotidiana y que empezamos a mirar con mucho estupor.  Entonces, los muertos, esos que eran números, que aparecían por racismos en los números y en las portadas perdieron algo, perdieron una suerte de significado, dejaron de ser personas para ser casos, para ser cifras, para ser 10 mil, y luego 20 mil, y luego 50 mil y luego 120 mil”, enfatizó.

Añadió que ante este contexto de violencia la forma de humanizar es regresándole la identidad a la víctimas, volviéndoles a poner el rostro que se les ha quitado en estos años de guerra y violencia sin control.

“En este país de violencia, donde el cuerpo humano perdió su valor, volver a las caras a los rostros, es hacer humanismo, volver a humanizar un país que ha perdido esa condición y que se va volviendo más bárbaro y más violento, dijo.

“Sólo les pedimos que no nos dejen solos”

Emiliano Navarrete y Clemente Rodríguez participaron en la presentación del nuevo libro. Al tomar la palabra ambos padres de familia reiteraron el agradecimiento a la sociedad por el acompañamiento y solidaridad que les han brindado a lo largo de este tiempo. Llamaron a no dejarlos solos en la lucha y continuar hasta donde sea necesario.

En su oportunidad el padre de José Ángel Navarrete manifestó que ha sido muy doloroso el proceso que han llevado. Comentó que fue difícil aportar su testimonio para el libro, puesto que “hablar de mi hijo me sigue doliendo”.

“Hablar de mi muchacho me partía el corazón. No ha sido fácil mantenerse de pie a casi un año. En este tiempo cuando llegaba a casa, sin respuesta, ha sido muy doloroso.  Desde el principio he buscado a mi muchacho por bastantes lugares. Íbamos a las carreteras y a donde fuera necesario (pero) me mataba llegar a la casa, ver a mis hijos, y (saber que era) otro día sin respuesta”, expuso.

El señor Navarrete reiteró que el gobierno tiene a los normalistas. Cuestionó el actuar de los policías que perpetraron el ataque, pues, dijo, “cómo puede haber personas así sin corazón”.

 “No es fácil vivir esta situación. Estamos por cumplir el año y sabemos que el gobierno los privó forzadamente de su libertad.  Siempre me he dicho que cómo es posible que existan humanos que no tengan corazón, esa clase de personas no se pueden llamar seres humanos. Como pueden desparecer abusando de su fuerza.

“A pesar de todo, estamos de pie, gracias por entendernos. Cuando estamos tirado nos han levantado. No me siento sólo con la lucha gracias a este apoyo. (A casi un año) no tenemos respuesta seria. Nos duele pensar que siguen estando en manos de gente que les pueden quitar la vida.  Seguiremos hasta encontrarlos. Sé que van a regresar y nos veremos aquí, y le contaré a mi hijo cuánta gente luchó por ellos.  Les doy las gracias por entendernos. Espero que estén con nosotros hasta el final”, señaló.

Por su parte el señor Clemente Rodríguez dijo que gracias al apoyo de la ciudadanía” me he mantenido firme”. Además expresó que todas las lágrimas que han derramado los padres de los jóvenes estudiantes el gobierno las pagará.

“Si este libro pudiera llorar, serían lágrimas de cada uno de los padres. En lo personal, contar la historia de mi hijo fue muy doloroso y con coraje porque mencionaba al gobierno, y qué clase de gobierno tenemos.

“Gracias a ustedes, compañeros, me he mantenido firme y todas estas lágrimas derramadas por los padres el gobierno lo va a pagar, los tiene que presentar a nuestros hijos, de una manera u otra sabemos que ellos lo tienen. Sin ustedes, quizá, no estuviéramos acá”, señaló.

El señor Rodríguez reiteró el llamado a la sociedad a mantenerse en pie de lucha y seguir exigiendo justicia por el caso de los 43 estudiantes desparecidos.

“Nos critican que nada más andamos saliendo del país, que disque sólo aprovechándonos de la gente, pero yo les digo que estuvieran tantito en mi dolor. Es muy fuerte lo que ha pasado, pero quiero pedirles que no nos dejen solos, y que los 43 tienen que regresar. Tengo la fe y esperanza que mi hijo va a regresar, claro con toda la presión de ustedes que nos puedan ayudar a decirle al gobierno que nos deben presentar a nuestros hijos”, sentenció.

Hacer memoria también es una forma de hacer justicia

Mónica Ocampo, coordinadora del libro, manifestó que a través de preservar la memoria también se hace justicia. Durante su participación detalló el hecho de titular al texto “La travesía de las tortugas”.

“El nombre se eligió por dos razones: Travesía: porque la mayor parte de los padres creen que sus hijos están de viaje, en algún lugar, y pronto regresarán. De las tortugas: porque en náhuatl Ayotzinapa significa ‘tortuga preñada cuatro veces’”, explicó.

Las regalías obtenidas por la venta del libro serán para apoyar a los familiares de los normalistas desaparecidos, asesinados y heridos. Cabe mencionar que cada una de las historias es contada por diferentes reporteros que participaron en el trabajo.

“Desde el periodismo nos sumamos a la exigencia de que nunca más se repitan hechos como el que ha puesto en suspenso no solo la vida de las víctimas directas, sino también de su entorno, y que han mostrado la peor cara de un Estado incapaz de aclarar los hechos amparado en un silencio cómplice”, manifestaron los autores.

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