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Poner el cuerpo para decir No a la imposición más allás de las partidocracias, de izquierda o de derecha, texto subido por Alberto Sladogna, psicoanalista,@sladogna
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Adolfo Gilly tiene sus
bemoles, sin embargo, una cosa habla a favor de él, no es un intelectual
aslariado del sistema en ninguna de sus variantes. Fue preso varios
año en el penal de Lecumberri -¡Hoy Archivo Nacional!-, allí escribió: La revolución interrumpida, (escritó entre 1966 y 1971, sus primeros cinco años en ese penal).
Escribio textos que siguen conservando su actualidad. En ocasiones ha
sostenido posiciones que no comparto en lo más mínimo, ¡Bueno! eso es
saludable disentir, cuestionar e interrogar. Gilly tiene una
característica suele tomar al vuelo el perfume que recorre los
movimientos políticos, sociales, culturales que traen aire fresco.
Incluso por la política, las extrañas acciones de Hugo Cristaldi, lo
llevaron a interesarse por los textos de Sigmund Freud.
En esta
ocasión Adolfo Gilly recoje ese nuevo perfume que se extiende en México
gracias al movimiento #YoSoy 132, movimiento ajeno a la partidocracia
-incluida la que rodea a AMLO. Entonces es interesante leer está crónica
y los fragmentos del documento que nos presenta.Texto de Adolfo Gilly
publicado en el periódico La Jornada del día de hoy: Poner el cuerpo, jugarse el alma, ganar la vida (el memorial de agravios de los estudiantes), Adolfo Gilly
Aspecto de la asamblea popular informativa en el campamento que
integrantes del movimiento #YoSoy132 sostienen en el Monumento a la
Revolución, ayerFoto Francisco Olvera
A
los pueblos de México: Cuando llegamos estaba el mundo y éramos ya un pueblo con hambre y con siglos de opresión.
Así comienza el clamor de rebeldía de los recién llegados del 11 de
mayo y con ellos esos otros venidos de lejos, desde generaciones sin
número y sin nombre, que vienen una vez más a pedir antiguas cuentas a
todos cuantos tienen poder y mando:Éramos cúmulo de descontentos, éramos fraudes electorales sin revolución, éramos Chiapas y 500 años sin nombre levantados en armas, éramos Aguas Blancas y el pueblo en la tierra asesinado, éramos crisis y éramos deudas ajenas, manos sin trabajo, éramos huelga, barricadas aplastadas, Atenco y Oaxaca, mujeres violadas y asesinadas, víctimas de represión. Éramos trabajo esclavo, familias de migrantes, cuerpos en puentes colgados, mártires (presos) del terrorismo de Estado, moneda de cambio en una campaña, asesinato como libre mercado. […] No somos sino que hemos sido. Somos el efecto de la muerte y de la indignación.
Descripción en furia y libertad de este México que no se mencionó así en las campañas ni se mostró en los votos comprados, los estudiantes buscan y van encontrando las palabras precisas para describir este tiempo mexicano donde, como en el verso clásico de Borges,
no nos unió el amor sino el espanto. Y es preciso primero describir este espanto si se quiere después liberar el amor.
Es lo que hace este manifiesto, lo que estuvo ausente en las televisiones, lo que trajeron Javier Sicilia y su movimiento y aquí quedó y ahora reaparece para que no nos olvidemos y no nos encerremos en hablar tan sólo de política, por necesaria e ineludible que ésta sea.
Fue este espanto y el silencio, no sólo la pobreza –y ni siquiera ella– lo que abonó el terreno fértil para la compra de los votos. No es por pobreza sólo, sino también por descreimiento en la política tal cual se les presenta y por temor al cacique, al funcionario, al poderoso local del cual dependen favores o desdichas, que tantos hombres y mujeres votan como les exigen quienes tienen poder sobre sus vidas y destinos y sobre el porvenir de sus familias. ¿Y a quién acudir si el cacique, el diputado, el regidor o el señor se enojan con uno? ¿A la justicia? Cuál justicia, hágame usted el favor, la que tuvo años presos a los de Atenco obedeciendo a Peña Nieto y Fox y después, cuando ya se venía la campaña, los declaró inocentes y
ustedes disculpen.
Pero ese viernes de mayo los de la Ibero no olvidaron ni disculparon ni se callaron.
* * *
Esos 131 que dieron la cara y mostraron sus documentos,
porque a quien les habló como represor como a tal había que mostrar
documentos, se definieron desde su espontáneo gesto inaugural de
rebeldía ante ese político que, acto reflejo, de inmediato los llamó
manipulados. Ahora lo reiteran con todas sus letras en su manifiesto, independientes de todos, los unos y los otros, siendo ellos mismos sin ofender ni defender a ninguno:
#YoSoy132 es un movimiento estudiantil y social, político, apartidista, pacífico, autónomo, antineoliberal, independiente de partidos, candidatos y organizaciones que respondan a un programa electoral; […] que ha trascendido la coyuntura electoral y seguirá organizándose y luchando para trasformar profundamente a México, como contrapeso a cualquier decisión y política que vulnere los derechos e intereses de nuestro pueblo.
Hemos llegado, dicen los estudiantes, y topamos con murallas que nos cierran el paso y el futuro:
la pobreza de más de la mitad de los mexicanos y la obscena riqueza de unos pocos, donde los 10 más ricos del país concentran el equivalente al ingreso de los 40 millones más pobres; un campo abandonado que sólo produce pobreza y migrantes; la ausencia de oportunidades que empuja a los desposeídos al crimen organizado; la venta de lo colectivo para beneficio de unos cuantos y la concesión de megaproyectos por encima de los derechos ambientales y comunales.
Todo este horror está protegido, agregan, por
la muralla de la desinformación donde una minoría controla la opinión pública y la verdad es reducida a un artículo más de consumo. Y todo esto lo dijeron ante los muros de Televisa,
a las puertas de esta empresa mediática ignominiosa que se ha encargado de manipular y desinformar al pueblo mexicano.
* * *
Esta gran humanidad se ha echado a andar, dijeron los cubanos hace más de medio siglo en los inicios de su revolución. Y vaya si anduvieron. Desde el 11 de mayo en la Ibero esta generación presente de estudiantes mexicanos también salió a caminar y nomás al inicio con esto se topó:
Caminamos unos pasos y con la fría estructura nos pegamos, es la
ignorancia sombría, donde se preparan para maquiladores los que tienen
la suerte de ir a alguna escuela, donde la educación pública es la
educación de las telenovelas, donde el fin de enseñar no es el
aprendizaje sino el suministro de mano de obra barata para las
trasnacionales […]
Y al final, si aún tenemos rostros y manos, un retén nos cierra
el paso, los muros de acero y concreto, los muros de piedras y balas,
los muros donde mataron a tu hermana, de las desapariciones forzadas, de
los daños colaterales que desdibujan las caras, los muros del miedo y
de las cabezas colgadas. […] El muro de la estrategia correcta donde
fuiste acribillado para que estuvieras seguro del crimen y del horror.
Este es el México que ellos hallaron, nuestro México, el que no
pudimos evitar ni eludir, el que produjo Acteal y Atenco y las
innumerables masacres del trabajo y los presos indígenas de Chiapas y
los estudiantes asesinados de Ayotzinapa y además y además y además…
Ahora convocan a cambiarlo y, a modo de punto de partida, nos proponen
seis puntos:
1. Democratización y transformación de los medios de comunicación y difusión.
2. Cambio en el modelo educativo, científico y tecnológico.
3. Cambio del modelo económico neoliberal.
4. Cambio en el modelo de seguridad nacional.
5. Transformación política y vinculación con movimientos sociales.
6. Salud: pleno cumplimiento del derecho a la salud consagrado en el artículo cuarto constitucional.
* * *
Como corolario de sus razones los estudiantes describen el programa y las intenciones de Enrique Peña Nieto:
EPN no debe ser presidente no sólo por el régimen caduco al que
representa y por su colusión y subordinación a Televisa, sino por las
amenazas que cierne sobre nuestro país la privatización del petróleo a
favor de las trasnacionales estadunidenses, la elevación de impuestos
para el pueblo, la reforma laboral que legalice la brutal explotación de
los trabajadores y la pérdida de derechos laborales indispensables; por
último, la privatización del sector salud y de las pensiones de los
trabajadores.
Ante este peligro, llamamos a la unión y la organización de las
fuerzas sociales en nuestro punto de acuerdo: la transformación del
estado actual mexicano.
Los estudiantes de #YoSoy132 llaman a todos a organizarse desde sus
creencias, sus comunidades, sus trabajos, sus plazas, sus organismos,
sus historias y territorios, para que así
podamos juntos entrar en confianza, luchar y trasformar a este nuestro México.
Y con estas palabras cierran su manifiesto dirigido no al pueblo en general sino, con precisión,
a los pueblos de México:
Éramos silencio, éramos dolor, éramos opresión. Quisieron
arrebatárnoslo todo y lo único que perdimos fue el miedo. Ya no seremos
más una voz silenciada. Venimos aquí con nuestros cuerpos que gritan:
¡¡¡Ya basta!!!
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