Los muertos del calderonato, pecado menor con los que puede haber con Peña. (Guillermo Fabela)

 

Evitar que Peña Nieto llegue a Los Pinos

El plan de acción para evitar la imposición de Enrique Peña Nieto, anunciado en el poblado mártir de Atenco, no será suficiente para evitar que la oligarquía se salga con la suya, si el movimiento ciudadano comienza a mostrar flaquezas y retrocesos. El grupo en el poder le apuesta al cansancio de la gente, pero también a que sean exitosas las maniobras para desarticular el movimiento, aunque haya que desembolsar todavía varios miles de millones de pesos, al fin que tal gasto en realidad es visto como una inversión recuperable por los patrocinadores del ex gobernador mexiquense, entre quienes sobresale la empresa petrolera estadounidense “Halliburton”.

Por eso es fundamental que no decaiga el entusiasmo y el interés de la población consciente por evitar que Peña Nieto llegue a Los Pinos, pues de ello depende que la oligarquía al servicio de empresas trasnacionales fracase en su proyecto antidemocrático y entreguista. Tales grupos de poder consideran que llegó la hora de tomar posesión de la industria petrolera mexicana, no sólo por razones económicas, sino estratégicas porque Venezuela ha consolidado una revolución nacionalista que por el momento sería muy costoso derrotar. De ahí el anhelo de que Hugo Chávez esté realmente enfermo de un cáncer incurable, cosa que por ahora parece improbable.

En la actualidad, México es el depositario de las reservas que no se pueden obtener en Venezuela, ahora y en el mediano plazo. Si la Casa Blanca no ha tenido ningún freno para desatar violentas revueltas en Irak, Irán, Afganistán, con el fin de tener garantizados suministros suficientes de hidrocarburos, menos lo debe haber para quedarse con los que cuenta nuestro país en cantidades nada despreciables. Si hace seis años Andrés Manuel López Obrador no llegó a Los Pinos, pese a haber ganado limpiamente la elección, en este podría suceder lo mismo porque así lo dispusieran no sólo los poderes fácticos nacionales, sino particularmente las grandes petroleras estadounidenses.

Ante tal perspectiva no queda sino luchar, pacíficamente, por evitar que se consume un nuevo fraude electoral, pues de no dar esta lucha ahora, posteriormente sería más sangrienta, con Peña Nieto en la silla presidencial. No tendría ninguna limitación para poner en marcha una represión como nunca la ha habido en el país, al fin que el número de muertos sólo sería eso: un número. Las víctimas serían publicitadas como alborotadores que tuvieron que ser sometidos para evitarle males mayores a la nación. Las súper potencias se concretarían a hacer recomendaciones al gobierno mexicano de apegarse a derecho, al igual que la ONU y otros organismos internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Los muertos del calderonato serían un pecado menor en comparación con los que puede haber si Peña Nieto llegara a Los Pinos. No sería poco el número de militares que se opondrían a los designios fascistas del régimen, pues serían igualmente afectados por las medidas draconianas que pondría en marcha para beneficiar a la oligarquía, tal como en este momento está sucediendo en España. La Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), acaba de rechazar públicamente los recortes presupuestales del gobierno de Mariano Rajoy, y criticó al grupo político que lo apoya. Advirtió que “no van a quedarse con los brazos cruzados”, de continuar adelante las políticas antidemocráticas de Rajoy, que han provocado un gran descontento en amplias capas del pueblo español, incluidos quienes votaron por él.

La sociedad mayoritaria de nuestro país debe tener muy claro que ahora es el momento de luchar, pacíficamente, por evitar una gravísima conflagración social en los años venideros. Las fuerzas armadas no estarían dispuestas a secundar, en estos últimos meses del calderonato, una aventura que les costaría el repudio ciudadano, luego de un sexenio de un enorme desgaste por la “guerra” de Calderón contra el crimen organizado. No les conviene embarcarse en una acción en la que no tendrían ningún beneficio, y sí en cambio muchos problemas para el futuro inmediato.

Es preciso estar muy atentos a los trabajos que realicen el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y la Fiscalía Especial para Delitos Electorales, a fin de que cumplan sus obligaciones como marca la Carta Magna. Hay que darle seguimiento a los pasos que den una y otra institución, porque no se ve que haya una pizca de voluntad política para apegarse a la norma constitucional. Anunció la PGR que congelará las cuentas bancarias vinculadas al Grupo Financiero Monex, como parte de las investigaciones sobre la coacción del voto por parte del PRI. Esto no debe quedarse en un simple anuncio, sino que se debe hacer explícito el procedimiento, con pruebas fehacientes de que se llevó a cabo, pues como dice el dicho: “la burra no era arisca”.

Guillermo Fabela - Opinión EMET

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