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El IFE adelantó, sin tener razón ni motivo, un anuncio sobre resultados treinta minutos antes de lo anunciado oficialmente.
Como tampoco el panorama presentado por todo el país sobre el uso de recursos para la campaña. Y esto último tiene su propio peso y hasta el soporte que dan los antecedentes. En nuestro sistema no hemos visto que se castigue a quienes han saqueado al país, a las Entidades, a quienes han hecho, desde la función pública la labor de coyotaje. Y esto se ha registrado a nivel presidencial, en las gubernaturas, en los municipios y también en el Congreso, en donde se cabildea con los legisladores a fin de conseguir recomendaciones para los mandatos estatales o para la aprobación de leyes que, como la del reparto de vales para medicinas, se constituyen en grandes negocios. Es conocido, lo hacen incluso ostensible, el enriquecimiento que sólo tiene explicación en ilícitos y no ha sucedido nada. En los Estados son millones de ciudadanos los que conocen la vida y las propiedades antes y después de que se ejerzan los cargos públicos, el enriquecimiento inexplicable está a la vista y, sin embargo, nada sucede.
Así que todas esas leyes que no han servido para meter en orden a los que actúan de esa manera tampoco servirán para ahora señalar y consignar a quienes compraron votos, a quienes no cumplieron con las reglas marcadas por la autoridad electoral que fijó topes de campaña. Igualito que no se somete a escrutinio lo que puede adquirirse o no con los salarios que perciben los funcionarios. He recibido muchos correos que señalan que existe una abierta simpatía por López Obrador. Yo iría más allá. No se trata de simpatía hacia una sola persona o lo que esto representa, se trata de evitar que sigamos siendo víctimas de todo tipo de fraudes, que tengamos que aceptar lo que se nos dice aún y cuando sabemos todo lo que existe detrás porque nadie puede ser tan confiado que no encuentre en una serie de acciones el objetivo que se busca y aquí no se trata de si gana o no gana el PRI, si no del futuro que se espera si siguen vigentes todos esos actos que tanto han perjudicado al país y por ende a los mexicanos.
El IFE adelantó, sin tener razón ni motivo, un anuncio sobre resultados treinta minutos antes de lo anunciado oficialmente. Nadie sabe que impulsó a los consejeros a votar por esa salida de prisa de Leonardo Valdés Zurita. Tampoco que basado en un conteo rápido el titular del Ejecutivo Federal, Felipe Calderón, se lanzara a dar el nombre de un ganador. Menos aún que, orquestadamente, se presentaran informes sobre el tiempo que las televisoras han dedicado a cada partido y sus candidatos, uniformándolos de tal manera que la diferencia es mínima y no sólo entre tres, sino entre cuatro, ya que si a los más fuertes sólo tienen una distancia de decenas, para Quadri hay solo 10 mil anuncios de diferencia que no son nada comparados con las fuerza de los otros participantes. A todos les dieron arriba de 42 mil y al del PANAL, 32 mil. Por si fuera poco -y tal parece que como respuesta a todas las interrogantes que surgieron sobre la página del IFE en donde estaban presentando los resultados del PREP y en las cuales en la madrugada daban cuenta de una abierta ventaja del tabasqueño sobre el mexiquense- hicieron una rueda de prensa en la que presentaron a un joven al que nadie había visto y que estuvo encargado de la cuestión tecnológica en ese Instituto, mismo que declaró que logró detener cuantos intentos hubo de “jaquear” la página. O sea que si usted vio esos resultados seguro eran de los “jaquers” y cuando vino el cambio ya todo estaba en orden.
Se han ido sumando así acciones que también tuvieron que ver con el cabildeo para que todos nos enteráramos de que el mundo se volcó en felicitaciones al candidato priísta y me pregunto si eso tiene validez y si va a influir en la vida diaria de cada mexicano como para que lo tomemos como un punto definitivo que impide que pueda actuarse conforme lo marcan las leyes cuando se ven alteradas y como lo llama la razón misma. El punto ahora de explotación mediática es si López Obrador cumple o no cumple con la firma que estampó y que supuestamente lo ataba a acatar los resultados “haiga sido como haiga sido” de la votación. Cuando se sabe de la forma de actuación del contrario, cuando se tienen sobre la mesa asuntos y denuncias como la de la casa Monex, los monederos, los vales para las tiendas de autoservicio.
Cuando se detuvo a sujetos que traían credenciales de elector y despensas y confesaron abiertamente que les pagaron dinero por hacer ese trabajo de cambiar votos por las bolsas que entregarían. Cuando se presentaron denuncias sobre el uso indiscriminado de aviones rentados, de estadios rentados, de transportación, que aún y cuando hubiesen sido aportaciones de los dueños tienen que contabilizarse según lo marca la Ley Electoral. Se acepta la decisión de los electores siempre y cuando quede debidamente aclarado e investigado el origen de todos los recursos y se lleven a cabo con transparencia todas las decisiones que, ante la obviedad de los hechos, no tienen más que una resolución: la anulación en lo que se refiere a la contienda por la Presidencia. O ¿puede todo esto limpiarse?
No se duda ni por un momento que Enrique Peña Nieto, que el PRI, tenga seguidores de los de verdad, de los convencidos, de quienes habrán de emitir por ellos el voto sea cual sea el candidato y la circunstancia porque, y aquí me incluyo, fueron durante muchos años el único partido y crecimos, nos desarrollamos, nuestros hijos fueron a la escuela y siguieron los programas educativos de los tricolores. Pero eso no quiere decir, por desgracia, que tengamos que aceptar que tienen que llevar a cabo una guerra sucia y una operación electoral corrupta. Hay quienes opinan que el tricolor le hizo mucho daño al país y en efecto han estado en sus filas un buen número de corruptos, pero es indiscutible que también en 70 años hubo exportaciones, progreso, que no se entregó al país a intereses extranjeros, no por parte de los políticos priístas, fueron los tecnócratas, los mismos que hicieron pacto con los panistas, que incluso superaron la derechización que los acompaña, los que hicieron la alternancia y ahora exigieron la devolución del poder. No se si es válido decir que no habrá regreso al PRI de antes, ¿de antes de quien? Porque el que mantuvo el poder antes de Luis Echeverría era un tricolor que valía la pena, del que veamos manejará el mando los próximos años si es que logra brincar todas las Leyes y las acusaciones existentes, se tienen muchas dudas.
Lilia Arellano - Opinión EMET
Noticias con @elbote 3-Jul-12 *traspasa fronteras indignación por supuesto triunfo de EPN*
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