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*Si Hay Imposición, Habrá Revolución* ¿Y si no hay imposición?. (@EderGuevaraM)


O la reproducción de esquemas propios del priismo, por ejemplo entender la renovación generacional como una suerte de herencia política (y si se puede los cargos) políticas, y no como un compromiso por generar escuelas de cuadros


Andrés Manuel López Obrador ha dado en este proceso electoral una muestra de cómo se hace política para sumar voluntades, para crear un frente común a favor de la pacificación, el fin a la impunidad y el progreso basado en la equidad social en México, ha sido capaz de sumar a su lucha a grupos tan diferentes como quienes venimos de la izquierda socialista y a empresarios mexicanos; otra gran virtud de la campaña de Andrés han sido los esfuerzos del Movimiento Regeneración Nacional en sus distintas facetas (Jóvenes y Estudiantes, Cultura, Internacional, Verde, etc), que han hecho de este proceso no una campaña electoral sino un movimiento por la transformación del país.

No obstante estas virtudes del movimiento y el candidato progresista, hay una serie de contradicciones profundas, errores que deben ser marcados con toda responsabilidad y sin ánimos de fragmentar (aunque habrá quienes acostumbrados a la zalamería dirán lo contrario), cosas como hacer imágenes de los candidatos de la derecha vestidos de mujer o meterse con su sexualidad como forma de humillación, son actos repugnantes, propios de una campaña fascista y cargados de intolerancia hacia las mujeres y hacia la comunidad LGBT. Esas actitudes nada tienen que ver con la izquierda.

O la reproducción de esquemas propios del priismo, por ejemplo entender la renovación generacional como una suerte de herencia política (y si se puede los cargos) políticas, y no como un compromiso por generar escuelas de cuadros capaces de generar respuestas a las problemáticas de la sociedad; o denostar los esfuerzos de las juventudes, creer por ejemplo, que por ser jóvenes estamos obligadas/os a ir a reuniones cuando y donde ellos dicen, o que nuestro papel se limita a pegar carteles o atender las jornadas de brigadeo en las zonas más complicadas con las peores condiciones. En fin, prácticas en las que algún sector de la dirigencia cae y que no son otra cosa más que el reflejo de algo que se debe erradicar y ganar la elección no necesariamente nos lo garantiza: la cultura política mexicana.

La actual visión del quehacer político en México ha sido determinado por las clases políticas anquilosadas, lejanas a los intereses de la nación y por desgracia ninguna fuerza política en la actualidad pone en su agenda prioritaria su transformación, prácticas como el clientelismo y el paternalismo son muy evidentes; pero también quien observa con más rigor el fenómeno, puede notar una visión gerontocrática, patriarcal e intolerante a las diversidades.

Es en ese contexto en el que la frescura e ímpetu del movimiento Yo Soy 132 vino a darnos una gran esperanza, y es que resulta sumamente alentador que miles de jóvenes salieran a las calles de manera casi espontánea a reventar con el protocolo electoral y a demostrar además que las juventudes en el país estamos pendientes, ocupadas y dispuestas a tomar partido (en el sentido estricto de la palabra) por un México sin autoritarismo, sin represión, sin impunidad, sin monopolios, y más concretamente una Nación con Justicia, Dignidad, y condiciones de desarrollo para toda la población. Las presiones a las que se ha sometido al movimiento han sido muchas, por todos lados: la derecha priísta al no soportar que el movimiento se declare anti Peña han intentado desprestigiarlo, demeritarlo, dividirlo y como no lo logran lo reprimen y amenazan; la derecha panista, empezando por su candidata, tratan de colgarse de este movimiento, de hacer creer al electorado que el 132 les apoya; y he de reconocer que a algunos integrantes del movimiento progresista les incomodó la posibilidad de que hubiese un movimiento tan numeroso, con un poder de convocatoria tan fuerte y que no se posicionara a favor de Andrés Manuel como colectivo.

Esta presión es producto del mismo problema de la cultura política: creer que las juventudes no tienen la capacidad de tomar sus propias decisiones, de sostenerlas con firmeza y defenderlas.

Qué bueno y qué sano que el 132 no abandere a ningún candidato, y que respeten que en lo individual cada quien tenga alguna preferencia, además porque la postura del movimiento es muy clara: a) se asumen anti Peña por todo el pasado autoritario, corrupto y represor que representa; b) se asumen apartidistas (en el sentido de que no están como movimiento con ningún partido político, ni candidato); c) pero a su vez llaman a participar en esta elección no solo votando por algún candidato sino cuidando la elección de cualquier intento de fraude o delito electoral; d) exigen la democratización de los medios de comunicación y el fin de los monopolios y la manipulación en dicho sector; e) se suman a la exigencia del Juicio a Calderón, - y es que ningún funcionario público debería estar exento de que la ciudadanía examine sus decisiones, mucho menos cuando éstas fueron tomadas sin consultar a la población -, f) mayoritariamente se pronuncian en contra del actual régimen económico que también nos fue impuesto y que ha demostrado su ineficacia al beneficiar solo a un reducido sector de la población y hundir al grueso y dejarnos sin opciones, es decir, se declaran Anti Neoliberalismo.

Estas posiciones políticas dan esperanza a quienes como yo, creemos que los cambios que necesita urgentemente México son de raíz; y estas demandas que son ya una bandera de las generaciones que nacimos bajo el régimen neoliberal y que hemos sido en todo momento señaladas de forma discriminatoria, nos han llamado Generación X, Generación Cero, y más recientemente Ni-Nis. A nuestras generaciones, los gobiernos de derecha nos han dado muy pocas opciones, las personas más afortunadas tuvimos acceso a educación, pero al finalizar nuestros estudios el panorama es por demás complicado, no hay opciones; al resto de la población joven (la mayoría) se le relega, si no entran en el mercado laboral como mano de obra barata y susceptible a cualquier forma de abuso, se le destina a la migración ilegal poniendo en riesgo su vida, a engrosar las filas del crimen organizado renunciando así a cualquier posibilidad de vida digna o bien, a integrarse a las filas de quienes combaten el crimen organizado y de la misma manera exponer su vida.

Las victorias del Movimiento Yo soy 132 son varias en muy poco tiempo: haber logrado que el debate entre los candidatos a la presidencia fuera transmitido en los principales canales nacionales en hora pico, hacer trastabillar (espero que de forma definitiva) a los priistas que con su soberbia de siempre aseguraban que las juventudes estaban con Peña, y tener una capacidad de convocatoria tal que lograron llenar la plancha del Zócalo, cosa que desde hace tiempo solo lograba Andrés Manuel.

Transformar la Cultura de Política y hacer un viraje profundo a la realidad mexicana no pasa solamente por lo que ocurra el 1 de julio, pero hay que decirlo fuerte y claro, votar por Andrés Manuel nos garantiza al menos tener mejores condiciones para seguir luchando por esos cambios, al ser el candidato progresista y por su trayectoria de congruencia y honestidad, sabemos que al menos estará del lado del movimiento social en el combate a la pobreza, a los monopolios, y a la desigualdad; permitir que gane Peña sería un error para el movimiento mismo, porque tendríamos todas las condiciones en contra.

Por eso es fundamental cuidar la elección, que no nos imponga la oligarquía a su candidato, que se respete la decisión de la mayoría. Pero también es importante, como dijo recién Camila Vallejo en su visita, pero como lo han dicho muchos actores políticos nacionales desde hace tiempo; que el movimiento juvenil iniciado en medio del caos electoral, trascienda esta coyuntura, y empiece a dialogar con otros movimientos que también tienen como objetivo mejorar las condiciones de vida de la población mexicana.

El movimiento Yo Soy 132 de la mano de otros movimientos, podemos generar una Revolución de las conciencias que no dependa exclusivamente del resultado de esta elección, luchar porque México tenga una clase política progresista, no gerontocrática, ni patriarcal, que sea incluyente y democrática en todas sus esferas, desde el ámbito más cotidiano hasta en la función pública, pasando por las estructuras políticas. Ese es creo, el reto que tenemos una vez que haya ganado López Obrador la elección.

Tal vez no debería pero daré una postura muy personal, yo soy miembro de Morena Jóvenes y Estudiantes, he dado lo mejor de mi persona para que Andrés llegue a la Presidencia de la República y mi compromiso es dar lo mejor de mí hasta que reciba su constancia de mayoría; una vez que sea declarado Presidente electo celebraré la victoria y me sumaré a las voces de exigencia, para que todos los compromisos que hemos hecho con la ciudadanía se lleven a cabo, creo que esa es la manera más honesta de ayudarle a él y a MORENA para que impulsemos el Proyecto Alternativo de Nación; estoy seguro de que en ese proceso nos encontraremos ya, todos los movimientos hermanados por las causas más que por las tácticas.

Por último quiero manifestar todo mi apoyo y respeto a gente como Jenaro Villamil y Epigmenio Ibarra que desde que participo en política (hace 12 años), he visto del lado de las causas justas y democratizadoras del país y que hoy de manera injusta son señalados como quienes manipulan al movimiento Yo Soy 132. Me solidarizo con ellos pues sé que han sido sumamente respetuosos y jamás han tratado de violentar la autodeterminación de movimiento alguno. Ellos como muchas personas progresistas, asumen lo que Héctor Díaz-Polanco llama las camisetas de identidad: no solo se puede ser simpatizante de AMLO, del EZLN, del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y del Movimiento Yo Soy 132, para nosotras/os que queremos un mundo donde quepan muchos mundos, resulta una obligación.

@EderGuevaraM
Eder Guevara - Opinión EMET
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