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Karla Pacheco Yepes, cónyuge de Félix Beltrán León, detenido y acusado de ser hijo de "El Chapo" Guzmán - fotografía especial
■ Ciudad de México.- El ruido nos despertó. Eran como las cuatro y media de la madrugada. Destrozaron el portón de acceso y la puerta de la casa. Hombres encapuchados y con armas nos sentaron en la cama a mi esposo, Félix Beltrán, a mi beba de año y medio y a mí. Muchos más revisaban la casa.
Se llevaron papeles, algunos relojes y hasta lentes. Dejaron todo tirado. Nos separaron. A él lo pasaron a otra recámara y lo juntaron con su hermano Kevin (Beltrán Ríos). Con ellos ya no supe qué pasó.
“Luego de tres horas nos subieron con los ojos vendados a varias camionetas”.
Son afirmaciones de Karla Pacheco Yepes, cónyuge de Félix Beltrán León, quien a decir de la Secretaría de Marina es Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, uno de los líderes del cártel de Sinaloa.
En entrevista, Karla Pacheco Yepes declaró que aunque su esposo nació en Estados Unidos, no tiene esa nacionalidad, porque a los dos años su madre lo registró como oriundo de Tamazula, Durango.
La charla se realizó en un hotel de la ciudad de México. También participaron Marisela Ríos Soto, madre de Kevin Beltrán, y el abogado Juan Heriberto Rangel Méndez.
–¿Cómo fue la detención?
–Escuchamos golpes muy fuertes en las puertas. No había luz. Antes de que pudiéramos hacer algo los teníamos en las recámaras, que se encuentran en la parte superior de la casa. Entraron como 30 personas, y mientras unos revisaban y tiraban todo, otros nos alumbraban la cara con lámparas de mano. Preguntaron nuestros nombres y a qué nos dedicamos.
Kevin no vive con nosotros
A mi esposo lo tuvieron buen tiempo con la beba y yo. Después lo sacaron de la recámara y lo llevaron a la habitación donde estaba su hermano Kevin. Él no vive con nosotros, sino con su mamá, en Culiacán. Allá estudia. Él había ido de viaje a Guadalajara, y era la primera noche que se quedaba en mi casa. Es más, él iba a regresar a Culiacán a las ocho de la mañana del jueves.
–¿Qué más le dijeron?
–Que me iban a llevar a México, que empezara a agarrar ropa de la niña y mía. Desde el principio les pregunté por qué estaban en mi casa, que allí no se hace nada malo y que yo quería que la niña se le entregara a mi mamá. Me contestaron que yo no estaba en condiciones de pedir nada.
Tuve que hacer una maleta, y no sé si para intimidarme me decían que también me trasladarían a la ciudad de México. Luego nos llevaron en camionetas al aeropuerto. Mi esposo iba en una y su hermano en otra. Eran como las siete de la mañana. Allí nos tuvieron hasta como a las 11, sin comer nada, con los ojos vendados y todos separados. Yo preguntaba por mi cuñado y nadie me quiso decir nada. Nunca lo vi. Tampoco supe si les preguntaron algo o los interrogaron. Nunca me dejaron cruzar palabra con Félix ni para despedirme.
–¿Qué pasó con usted? ¿En qué momento la liberaron?
–Me preguntaron con quién me llevaban, que mi esposo y el otro ya se habían ido a México. Les comenté que tenía a mi mamá y me respondieron que me iban a llevar con ella. Les dije que no, que no quería que conocieran su casa. Uno de ellos me comentó que me tenían que tomar un video para demostrar que no me golpearon y les respondí que sí, que lo hicieran.
Luego me sacaron del aeropuerto, todavía con los ojos vendados; me llevaron al domicilio de mi mamá, y como no estaba les dije que podría estar en una estética cercana y hasta allí fuimos. Cuando llegamos nos hicieron firmar un documento de que no había sido golpeada y nos filmaron otra vez. Después nos dejaron.
–¿Desde cuándo vive usted con Félix?
–El mes que entra cumpliremos un año de casados por el civil, pero vivimos juntos desde hace dos años y medio. Él trabaja en el negocio de mi mamá. Ella tiene un lote de autos y nos da empleo. Él se encarga de la compraventa de coches.
“A él lo conocí en un centro comercial en Guadalajara, pero no le hablaba. Fue a través de amigos mutuos como empezamos a salir desde hace cinco años. Dos años duró nuestro noviazgo. Entonces él estudiaba la prepa abierta. Dejó de estudiar y cuando nos juntamos comenzó a trabajar con mi mamá.”
–¿Qué relación tienen con Jesús Alfredo Guzmán?
–¡Ninguna! No sé de dónde salió eso. Mi familia siempre ha trabajado honestamente. No sabemos por qué dicen que es él. Mi esposo se llama Félix Beltrán.
–¿La casa es de su propiedad?
–Es rentada. Hace casi un año que llegamos allí.
–¿Cómo espera demostrar la inocencia de su esposo?
–Con los pocos papeles que nos dejaron los de Marina, pues se llevaron los documentos que había en la casa.
–Según la PGR, él tenía identificaciones con varios nombres.
–Es cierto que él tenía una licencia y una credencial de elector con otro nombre, y ello fue porque como se llama Félix Beltrán, todo el tiempo era un problema, los policías de todos lados siempre le decían: ‘eres narco’, y querían extorsionarnos, por eso sacó una con un nombre común: Jorge Antonio Gutiérrez Flores, pero no fue con mala intención.
–¿Y las armas que afirman haberles encontrado?
–Las sembraron. En mi casa no había nada de eso.
Por su parte, Marisela Ríos Soto afirmó que Kevin Beltrán vive con ella en Culiacán, allí estudia y me ayuda a repartir comida que preparo. Él vino a Guadalajara a una fiesta y quiso quedarse con su hermano Félix. En realidad es su medio hermano, pero se llevan bien.
Redacción Emet Jornada
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