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Al parecer la necesidad y exigencia de un cambio está flotando en todos los ambientes y sectores.
Hace unos días comentamos en estas mismas líneas sobre lo enturbiado del panorama que se presenta para el primero de julio y los días posteriores, de la forma en la que se vienen hilando acciones y reacciones que despiertan inquietud. Así, nos encontramos con la opinión de Jorge Alejandro Medellí, quien además de ejercer el periodismo recibió un diplomado en seguridad nacional. Tal cual se presentó lo hacemos de su conocimiento tomando en cuenta que no se trata de despertar temores y menos aún de respaldar lo que dicen que anda provocando y propalando uno de los candidatos a la presidencia, sino de contar con toda la información que nos permita emitir un voto con total conocimiento de causa, para no llamarnos asombrados del resultado final y del que se presente en nuestro futuro.
“1.- En el ejército mexicano, el enojo entre jefes y oficiales por la detención y arraigo de los generales Tomás Ángeles Dauahare, Ricardo Escorcia Vargas y Roberto Dawe González va en aumento y tendrá efectos claros en la contienda presidencial. El llamado voto verde de los militares hacia el PAN, tendría ya otro destino.
2.- Entre los mandos de la Plana Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y entre los generales de las direcciones, comandancias y guarniciones militares ha calado hondo el manoseo que el Comandante Supremo de las fuerzas armadas ha hecho del ejército y la fuerza aérea en su guerra contra el narcotráfico.
3.- El esquema de combate al narco, la improvisación y la utilización de los militares para apuntalar una estrategia basada en la necesidad de legitimar su llegada a Los Pinos han desgastado la relación entre Calderón y las fuerzas armadas.
4.- La ausencia del general Guillermo Galván en las celebraciones del Día de la Marina y del Día de la Policía Federal no fue gratuita.
5.- Hay distanciamiento entre el Comandante Supremo y su secretario de la Defensa, y este desencuentro obedece a que la detención de los generales -acelerada con la entrega de reportes de inteligencia policial y civil a la embajada de los Estados Unidos en México sobre corrupción entre mandos castrenses– empañó sobremanera la imagen que el presidente panista proyectaba para cerrar su mandato, colocando a México como un país con un esquema de combate exitoso contra el crimen organizado.
6.- La presencia del cártel de los Beltrán Leyva en el aparato de inteligencia militar y en las principales oficinas de la Sedena echó abajo la estrellita que el presidente esperaba recibir a manera de certificación final en su sexenio. A los ojos de las veleidosas autoridades norteamericanas, la detención de Dauahare, Dawe y Escorcia significa que la confianza hacia sus contrapartes mexicanas (por lo menos hacia los militares de la Sedena), debe tener límites.
No ocurre así con la Marina del almirante Saynez y mucho menos con la Secretaría de Seguridad Pública Federa (SSPF) de Genaro García Luna, ajenas a la lupa de los errores y del escrutinio de la Casa Blanca y del Pentágono.
7.- De ahí el enojo de los militares, de los mandos y del selecto primer círculo integrado por quienes acompañan al general Galván en la Sedena. ¿Por qué nada más nosotros?, ¿Por qué no cae ningún civil de este nivel o un marino?, se preguntan y preguntan.
8.- Por eso el voto verde tendrá un sentido diferente en las elecciones del próximo primero de julio. Los mandos militares han dispuesto que la tropa acantonada en el norte y noreste de México, al igual que sus familias, abandonen a la opción blanquiazul en la boleta electoral.
9.- El nuevo objetivo del electorado castrense es el PRI. La cantidad estimada de sufragios que dejarían de llegarle a Acción Nacional es de unos 150 mil votos.
10.- En el norte de México se ubican las Regiones Militares II (Mexicali, BC; 2ª ,3ª ,4ª, 40ª y 45ª Zonas Militares), IV (Monterrey, N.L; 7ª, 8ª y 12ª Zonas Militares) y XI (Torreón, Coahuila; 5ª, 6ª y 42ª Zonas Militares).
Al inicio del sexenio calderonista la dotación de tropas, oficiales y jefes era de 25 mil 245 efectivos en las tres regiones (II RM, 11.002 militares; IV RM, 7,073 militares, y XI RM, con 7,170 militares). A principios de este año, el comandante de la II Región Militar, el general Alfonso Duarte Múgica, reveló al semanario Zeta (Edición 1978 27 de febrero 2012) que la dotación de efectivos en su áreas de influencia era de 14 mil 343 elementos.
11.- El razonamiento de los mandos militares indica que por cada soldado, oficial y jefe hay en promedio cinco familiares más en condiciones de ejercer el voto, lo que arrojaría un aproximado de 143,000 votos menos para el PAN, redireccionados en favor del PRI.
12.- El voto militar dirigido no es una novedad en la historia del país. El priismo que hoy presume de un nuevo rostro lo auspició desde la trinchera civil cuando México no era aún una dictadura perfecta. El panismo del cambio aprendió rápido a moldearlo.
El encono, derivado del abuso, es ahora la pieza clave del fenómeno.”
Hasta aquí lo expresado por el analista, aunque me parece sumamente arriesgado hacer cuentas alegres sobre hacia el lado que habrá de manifestarse el sufragio de los mílites ya que desde hace más de tres décadas una buena parte de ellos ha estado mostrando respaldo hacia la izquierda, para no cometer errores bastaría citar el apoyo otorgado a Cuauhtémoc Cárdenas. Con lo expuesto aumentan las interrogantes no sobre el papel del Ejército Mexicano en un momento de decisión que pueda afectar al pueblo, sino sobre las pugnas que existen al interior y que, sin duda, habrán de repercutir en el proceso electoral y en las disposiciones que, incluso, se giren para emitir el sufragio en esas filas. Al parecer la necesidad y exigencia de un cambio está flotando en todos los ambientes y sectores.
Lilia Arellano
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