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Es mucho más antiguo que el ajedrez: se piensa que su origen se remonta a más de 2500 años, en China.
Además del ajedrez existe otro juego maravilloso, más conocido en Oriente que en Occidente. Se trata del Go (o Igo en japonés). Es mucho más antiguo que el ajedrez: se piensa que su origen se remonta a más de 2500 años, en China. Ya en el año 300 a.C. hay una referencia a este juego en las “Analectas de Confucio”.
La belleza de este juego radica tal vez en que a pesar de la simpleza de sus reglas, la batalla que se da entre los contrincantes puede ser extremadamente compleja. Se juega sobre un tablero, usualmente de madera, marcado con una cuadrícula de 19 por 19 líneas. Sobre las intersecciones se van colocando de manera alternada “piedras” blancas y negras, que se guardan en sendos cuencos, también de madera. Gana el juego el jugador que controla una zona más grande del tablero. Puede no ser necesario llenar todo el tablero para tener la certeza de cuál zona es la mayor, si la blanca o la negra. Cuando la partida es muy cerrada el juego puede extenderse hasta cubrir casi todo el tablero con zonas ya controladas. En ese caso se tiene que contar con precisión el número de intersecciones controladas por cada jugador. Como el número de intersecciones (361) es impar, forzosamente hay un ganador.
El control de una zona puede cambiar abruptamente. Si un grupo de piedras se rodea por piedras contrarias, aquellas pueden retirarse del tablero y tomarse como prisioneras, que también contarán al final. Sin embargo, pueden construirse zonas que ya no pueden ser rodeadas, de tal manera que el control de esta zona es irreversible.
Si se enfrentan dos jugadores de distinto nivel, el de mayor nivel puede ceder una ventaja inicial al jugador de menor nivel, quien coloca un cierto número de piedras negras en puntos establecidos del tablero, que de inmediato da una ventaja estratégica. De esta manera el juego se hace equitativo, aún cuando el nivel de los jugadores no lo sea. Se pueden poner hasta 9 piedras de ventaja, con un control casi absoluto de todo el tablero. Si dos competidores están en igualdad de circunstancias el jugador con las piedras negras comienza colocando la primera piedra sobre el tablero.
Y aquí hago un símil con la actual contienda electoral. Si la democracia en México fuera real, si las elecciones fueran equitativas e imparciales, los dos principales competidores jugarían sin piedras de ventaja. Pero no es así. Enrique Peña Nieto, y todo lo que él representa, parece haber comenzado una partida de Go con una ventaja inicial de 9 piedras negras, con un control absoluto del tablero. Sorprendentemente su oponente, Andrés Manuel López Obrador, y todo lo que él representa, está logrando vencer a pesar de la falta de equidad y de limpieza. Si gana la partida con sus piedras blancas, y yo creo que lo hará, habrá demostrado, y con él muchos mexicanos, que es un gran maestro del Go de la Política y de la Historia.
Rogelio Fernández-Alonso - Contenidos EMET
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