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Para esto, es necesario llamar a las cosas por su nombre, lo cual resulta muy importante puesto qué nos encontramos inmersos tiempo atrás como sociedad en medio de un fuego cruzado
Sin la pretensión de darle un enfoque metafísico a este texto -más allá de qué como sociedad buena falta nos hace- es importante mencionar y dimensionar los alcances que tiene el manejo, conducción o manipulación de la percepción generalizada de la sociedad respecto a algún tema en particular.
Para esto, es necesario llamar a las cosas por su nombre, lo cual resulta muy importante puesto qué nos encontramos inmersos tiempo atrás como sociedad en medio de un fuego cruzado, siendo nosotros los principales objetivos de esos ataques.
La intención de influir o manipular la percepción colectiva con un objetivo puntual de manera estructurada, controlada, ordenada, dirigida y activa es conocida como “Operaciones Psicológicas”.
Es considerada como una operación psicológica, toda aquella forma de propaganda emitida por un ente capaz de hacerlo, con la finalidad de influir en la percepción de un grupo en específico. Principalmente son utilizadas como operaciones de contrainteligencia en los campos de batalla, procurando la disuasión y merma de las fuerzas y ánimos de los soldados enemigos; sin embargo son utilizadas también en el plano político para efectos de inducir e influir en los puntos de vista de la sociedad a fin de modificar sus acciones.
Existen referencias históricas a esta condición. Las operaciones psicológicas son tan antiguas como las estratagemas de guerra y poder político. Se han utilizado a favor y en contra de movimientos con grande éxito. Han sido responsables de victorias así como de derrotas en contextos inimaginables.
En México se han utilizado eficazmente un sin número de veces, con relativo éxito, y su función principal ha sido la disuasión y legitimación.
Históricamente en nuestro país se utilizaban con cierta periodicidad, a lo mucho un par de veces en una década, al menos esto fue así hasta los años 90´s. A partir del año 2000 y en réplica de la constante propaganda norteamericana, no sólo en México sino en gran parte del mundo (sobre todo en los países que secundaron a los Estados Unidos de Norteamérica en su discurso de lucha antiterrorista después de los atentados del 11 de septiembre), se comenzó a hacer uso indiscriminado de las operaciones psicológicas con la finalidad de instaurar en el poder o garantizar la permanencia en él, de representantes afines a los intereses de los promotores de éstas.
La forma más básica de transmitir el contenido de las operaciones psicológicas es el rumor. Mediante esta forma se genera incertidumbre, y conforme se hace más intensa la propagación se crea desaliento, sí es qué se trata de mermar el ánimo, o exaltación, sí es qué se pretende promover la victoria.
En este tiempo de tanta efervescencia política; en este contexto en el cual los intereses en juego se ven seriamente amenazados, quienes ostentan el poder están echando mano de todas las estrategias y armas posibles para garantizar la continuidad de sus posiciones privilegiadas.
Por ello, pero además con el conocimiento de sus pocas facultades retóricas y argumentativas para persuadir, pretenden posicionar en la mente de los individuos y en consecuencia en las mentes colectivas, la idea del “elegido”.
Enrique Peña Nieto funge ese papel desde años atrás y la pretensión única y perversa contempla la imposición del “elegido” a como dé lugar.
Es por lo anterior, que el montaje se ha convertido en el arma más poderosa de los sistemas de gobierno, y lo utilizan hasta el desgaste en el afán obsesivo de legitimación puesto que la legitimación es la única, y léase bien, la única forma de consolidar su permanencia en el poder, pues si los gobernados se sienten o se creen traicionados o desplazados, el descontento generado es incontenible e irremediablemente culmina en confrontación civil, lo cual implica el uso de la fuerza pública en contra de la sociedad.
Quienes ejercen el poder, saben que el costo político de levantar la mano contra la sociedad civil es muy elevado, por eso hacen uso con mayor soltura de la propaganda oficial generalmente elaborada como parte de una operación psicológica.
La jerarquía ascendente de las operaciones psicológicas va de las más sutiles y básicas, hasta las más perversas y estructuradas. Desde la desinformación, hasta sembrar una serie de conceptos a través de acciones que rayan en la ilegalidad.
El “chupacabras”, es muestra de las más sutiles y básicas, que se hicieron acompañar de testimonios y un constante bombardeo mediático. Por otro lado, se encuentran operaciones perversas como las de la consumación del Fraude del 2006, la fallida guerra contra el narco, la famosa “Influenza Porcina” y los más recientes montajes de captura y arresto llevados a cabo por la Procuraduría General de la República de los que la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación vertió opinión. En todos estos sucesos mencionados se pretende lo mismo: Legitimación.
La razón de ser de este texto no está en poner a discusión la veracidad o falsedad de estos sucesos, ya la historia va dando cuenta de cada uno de ellos. El objetivo primordial es dejar en claro que la pretensión actual está sentada en la imposición del “elegido” a través de una serie de operaciones psicológicas muy estructuradas.
La gran parte del aparato mediático lleva poco más de seis años trabajando en pro de este cometido. Ésta ha sido una de las operaciones psicológicas, sino que la más, prolongada y cara de la historia del país.
A este “elegido” se le ha llevado desde su nacimiento político hasta su actual candidatura presidencial de la mano. Se le ha mecido en la cuna, se le ha dado nombre y forma, se le ha posicionado como la única opción posible. Se ha instaurado en la mayoría de las mentes, no solamente como un político sino como el protagonista del clásico romance televisivo. Es el héroe y galán, es el padre ejemplar, es el esposo idóneo para la mujer ideal. En resumidas cuentas hemos sido la audiencia perfecta, fiel y constante de “The Truman Nieto Show”.
Sin embargo, todo esto es sólo el principio de la estrategia, pues lo que importa no es en sí el producto mismo que ha sido creado y posicionado en el mercado electoral, sino lo que verdaderamente importa es el arrastre real que pueda provocar en el acto preciso del voto individual.
Desafortunadamente para quienes pretenden tal cometido lo realizado no ha sido suficiente para alcanzar su objetivo y saben que para la audiencia no ha bastado con desayunar, comer, cenar y soñar “copete”, ha sido necesario encausar con mayor ahínco la percepción generaliza, y para sostenerlo se ha recurrido a la manipulación de percepciones.
Esto es una tarea sencilla pero onerosa. Tanto así, que se tuvo cuenta de los 25 millones de pesos en efectivo que se incautaron a funcionarios del gobierno de Veracruz con los que presumiblemente se pagaría a medios de comunicación así como los documentos exhibidos en la revista Proceso que aluden a los más de setecientos millones de pesos pagados a televisa por la promoción de imagen del tantas veces aludido “Truman Nieto” por concepto de comunicación social, solamente por el primer año de su gobierno.
Y es una tarea sencilla, porque una vez que nos enamoramos de “Truman Nieto”, una vez que su copete entra en nuestra vida, una vez que lo miramos forjado como todo un ícono de éxito, una vez que lo vimos llorar la pérdida de su esposa, una vez que lo vimos dar su primer beso “gaviotón”, una vez que lo aceptamos como todo un padre ejemplar, lo único que hace falta es que lo vislumbremos como el presidente ideal y para ello sólo hace falta decir a toda la audiencia que nuestro querido héroe es aclamado y vitoreado por todos nosotros, sólo es necesario hacer creer a todos los televidentes que nuestro “elegido” es por mucho la opción que tomará la mayoría. Y ¿Cómo se logra esto? Fácil: a través de las encuestas.
Es este débil y endeble escenario de la manipulación estadística en el que la percepción juega el papel determinante para la consagración y consumación del fraude electoral anunciado. Es así como la lucha por el poder está en las mentes de los objetivos, de los votantes. La verdadera confrontación está en nuestra habilidad y capacidad de discernimiento, en nuestra racionalidad y buena memoria. Sí somos dóciles de mente y peor aún, flojos y desinteresados, estamos en donde nos quieren tener, estamos considerados como parte de la meta alcanzada.
Lamentablemente para los productores de “The Truman Nieto Show” existe una herramienta que no han podido adquirir ni costear pese a sus infructuosos esfuerzos: las redes sociales.
Las redes sociales se han convertido en la recopilación de “Furcios” y el “Detrás de las cámaras” del Show. Esto ha venido a deteriorar por mucho la imagen del protagonista estelar, pero además ha venido a ser el exhibidor de las faltas al libreto, al guión.
Esto es por todos bien sabido, tanto por opositores como por los promotores y productores del Show. Lo verdaderamente alarmante es que la producción pretenda negar irrefutablemente, pese a la salida a la luz pública, los constantes tropiezos del protagonista. Las negativas son tan desfachatadas y cínicas que la preocupación en lo concerniente a la legalidad y legitimidad de la elección es que ambas están en duda y en riesgo.
Las encuestas seguirán mintiendo, al menos las que reciben sus incentivos por tomar muestras aleatorias de entre simpatizantes de “Truman Nieto” y después contabilizarlas con metodologías hasta ahora dudosas, para después publicar también resultados sumamente cuestionables en comparación con la percepción de contra peso que generan las redes sociales así como las manifestaciones públicas ya sea de repudio al “elegido” o de apoyo a otros candidatos. Y es esto último lo que debe ser considerado como alerta roja, pues pese a todas estas manifestaciones, las encuestas siguen manejando los mismos datos y los productores del Show sostienen que nada de lo acontecido afecta a “Truman Nieto”.
Esta tendencia no hace más que dejar en claro que no están dispuestos a que “Truman Nieto” salga por la puerta del foro y que sostendrán su mentira estadística pese a todas las varianzas y desviaciones estándar de sus muestreos, las cuales comienzan a convertirse en modas y medias.
Por todo esto, es y será importante constatar que cada uno de los sufragios será respetado y que nada ni nadie alterarán el contenido de los paquetes electorales. De ahí la importancia de uno de los puntos que promueve uno de los candidatos, el de la izquierda. El punto de sumarse a ser representante de casilla. Esta será la única forma de constatar que los sufragios emitidos para “Truman Nieto” sean los que se extraerán de la urna y que provengan única y exclusivamente del ejercicio libre del voto. De otra forma, si no se tiene cobertura suficiente (Mejor aún, cobertura total), no se podrá constatar si la voluntad del pueblo es el reflejo de lo sucedido en las urnas o sí los productores del show hicieron de las suyas como sólo ellos saben hacerlo.
Es importante entonces desmentir las encuestas con muestras de la realidad vertida en las redes sociales, aunque considerando los últimos acontecimientos de manifestación y organización, esta tarea ya está salvada. Lo importante será ejercer nuestro derecho ciudadano en miras de la legitimidad democrática y convertirnos en representantes de casilla. No hay de otra, no hay más. Y por la caída del sistema no se preocupen; el que lo tiraba ahora juega en el equipo más propenso a sufrir el fraude; digo por algo se lo trajeron ¿no?
Así que no se les olvide echar a andar sus conciencias pues finalmente como dijo Calimán: “El que domina el poder de la mente, lo domina todo”.
Dato Post Data:
Para los que siguen subestimando el peso y trascendencia de las redes sociales les informo que según las cifras presentadas por la Asociación Mexicana de Internet AMIPCI, utilizando datos de la COFETEL y del INEGI, del año 2006 al 2011 el número de usuarios de Internet en México se duplico de 20.2 millones a 40.6 millones. Los mismos estudios señalan que de este último número el 77% utiliza el servicio para conectarse a las redes sociales. Esto implica que 31.26 millones de personas tienen acceso a la información abierta y no manipulada. De estos 31.26 millones ¿Cuántos están en edad de votar y cuántos están interesados en la política? No lo sé, pero me queda claro que la parte proporcional de 31.26 millones que esté dentro de los parámetros de edad e interés político, representa una gran ventaja para AMLO que en todas las encuestas realizadas en este medio, obtiene al menos el 35 y hasta el 72% de las preferencias y esta tendencia va en ascenso conforme pasan los días.
@Joprix
Jonathan Salazar - Opinión EMET
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