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Los criminales y quienes los dejaron crecer. (Claudia Rodríguez)

 
Los criminales y quienes los dejaron  crecer
Así que luego lo común fue el secuestro real y las consabidas extorsiones una vez que se le indicaba al familiar que de no cumplir con lo exigido, se iniciaría la tortura del rehén mediante cortes de sus falanges, sus propias manos
El robo sigue siendo un delito que en México se practica a diario de mil maneras. Pero la extorsión, que consiste en la acción de obligar a una persona o un grupo de estas --a través de la intimidación e incluso de la violencia--, a realizar un acto fuera del ámbito jurídico con el ánimo de lucro y beneficio para quien propicia la acción, es también una modalidad criminal que ha ido creciendo como plaga en nuestro país.

Las extorsiones comunes en nuestro país iniciaron vía telefónica asociadas sobre todo a los llamados secuestros inexistentes o la difamación, al grado que se intentó realizar un registro de los teléfonos móviles, ya que se identificó que mediante éstos se comete el mayor número de llamadas para chantajear o simular un secuestro. Más resulta que en mayor porcentaje, estas llamadas se realizan desde los propios penales. Comprobando con esto, que la autoridad poco ha querido o podido hacer para frenar este crimen.

Los primeros y más frecuentes tipos de extorsión se referían al supuesto hijo o familiar secuestrado, o la situación en que algún pariente fuera detenido por robo en un centro comercial.

Después empezamos a conocer de los mensajes fraudulentos con relación al concurso denominado Boletazo, el cual consistió en participar en un sorteo cada vez que se hacían pagos con tarjetas de crédito o débito de distintas instituciones financieras y bancarias. Se enviaba un mensaje al móvil de los supuestos ganadores solicitando se comunicaran al número telefónico sugerido, y una vez enganchado el supuesto ganador, éste llamaba al número telefónico y si caí en la trampa, proporcionaba datos a los extorsionadores con los cuales podían retirar dinero de las tarjetas del ahora defraudado.

Pero la forma de extorsionar va tomando distintas formas, pues de alguna forma la sociedad va comunicándose entre sí la manera en que cualquiera puede llegar a ser sorprendido.

Así que luego lo común fue el secuestro real y las consabidas extorsiones una vez que se le indicaba al familiar que de no cumplir con lo exigido, se iniciaría la tortura del rehén mediante cortes de sus falanges, sus propias manos y hasta orejas. A la par, supimos de múltiples telefonemas al azar, realizados por el extorsionador en horarios de escuela y/u oficina , a través de los cuales hacía creer a quien contestaba la llamada que se trataba de un pariente que requería dinero o también de alguien que tenía en su poder a un familiar. Si las víctimas caían, corrían a depositar el dinero pedido a las oficinas de mensajería de dinero electrónico.

Pero los criminales y quienes los dejaron crecer impunemente no pararon ahí. Ahora –y por este tiempo entendamos más de seis años--, los delincuentes se presentan a los locales comerciales o empresas reconocidas para pedir una cuota "por derecho de piso". De no cumplirse el pago en efectivo semana a semana o mes a mes, la amenaza está relacionada con el accionar de armas de fuego hacia diferentes objetivos muy familiares y cercanos.

Pero ahora que la compañía Sabritas ha sido atacada en sus bienes, es que parece que el problema es real y existente. Antes, cuando no se tocaba a los poderosos, el crimen en cuestión era algo que parecía supuesto a los ojos de la autoridad.



Acta Divina… Las autoridades de Guanajuato y Michoacán afirman que los ataques a caminos y edificios de la compañía Sabritas tienen que ver con el crimen de la extorsión, sin embargo los directivos de la empresa lo niegan.
Claudia Rodríguez - Opinión EMET