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La música en tiempos de cambio. (@RafaGGB)

 
La música en tiempos de  cambio
Comparto ambas posturas, aunque la respuesta no tanto. Yo quiero partir de una premisa, nada nuevo: cualquier expresión artística es producto de su contexto espacio-temporal. Y para poder entenderla hay que entender primero el contexto
Me encontré el otro día con un artículo de Juan Pablo Proal, publicado en la revista Proceso y titulado “la generación Zoe” , donde en términos generales se cuestionaba esa postura lejana y ajena, desinteresada y acrítica de la música comercial de nuestros tiempos y sus protagonistas. Que mientras ellos nos presentan una mundo color de rosa, nuestra realidad se hace mas agria y complicada. Que en vez de alzar la voz y repudiar nuestra situación nos regodeamos en nuestra indiferencia. Un par de días después me encuentro también con la respuesta a ese artículo, una carta de Alex Castro, que en resumen decía que no tenemos porque pedirle al rock mexicano que se politice, que suficiente tienen los grupos de ahora con su limitación creativa, sus malos vocalistas y con su carente originalidad. Decía también que incluso los grupos que en el pasado se animaron a tocar temas político-sociales fueron parte del “jueguito” de Televisa y la revista Eres. Y termina diciendo que el abstencionismo no es culpa del rock mexicano, sino de los políticos, de los maestros y del sistema. Y que entonces no tenemos porque colgarle al rock nacional mas milagritos porque ni con los suyos puede.

Comparto ambas posturas, aunque la respuesta no tanto. Yo quiero partir de una premisa, nada nuevo: cualquier expresión artística es producto de su contexto espacio-temporal. Y para poder entenderla hay que entender primero el contexto. ¿De verdad es demasiado pedir que se canten cosas con mas contenido, con mas compromiso? ¿De verdad la indiferencia en la música comercial actual es algo que no se debe cuestionar… que no se puede cambiar? ¿De verdad no quisiéramos una música mejor? No ideal, sólo mejor. A mi me queda claro que en un pasado, haya sido como haya sido, hubo quienes aprovecharon su lugar, en los escenarios, en los estudios de grabación, frente a los medios, para alzar la voz. Que mas da si era Televisa o la revista ERES, el punto era no quedarse callado, en la indiferencia. Lo hicieron y no es tan malo entonces tener a Alex Lora como ejemplo a seguir cuando la estafeta ha quedado arrumbada en algún rincón y no hay nadie que diga YO. No hay nadie que se quiera comprometer mas allá de las ventas y la publicidad.

Ayer el arte como herramienta, el arte como arma, como la voz de los “agachados” fue fundamental para cimbrar esquemas y estructuras. Diego Rivera, Siqueiros, Revueltas, Kahlo, Carrington, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Buñuel, Monsivais, El Tri, Silvio Rodríguez , Milanes, Cabral, Mercedes Sosa, Oscar Chávez, Serrat, Sabina, Botellita de Jerez, Molotov, Caifanes, si ellos y muchos mas deben ser el ejemplo. Expresan en su música, en su arte, una época donde la participación, el involucramiento y la protesta estaban presenten en muchos, en las mayorías. La participación social tenía mucha de su presencia y de su voz en el arte. Aun cuando estemos hablando de la generación de la ruptura, seguían significando espacios críticos. ¿En dónde están los nuestros? ¿En la música que oímos… Camila, Reik, Belanova, La Oreja, Jesse y Joy, Espinoza Paz, David Bisbal, Moderatto, Alejandra Guzmán? No precisamente. La música, esa que tenemos al alcance en cualquier lado, esa que oímos estemos donde estemos, ha decidido encerrarse en su burbuja y hacer mutis. A diferencia del cine, del teatro, de las artes pláticas, la música de nuestros tiempos ni por accidente se atreve a tocar nuestra realidad. Quedan por ahí perdidos en el mapa uno que otro aventurero, un tal Fernando Delgadillo, un tal Pedro Guerra, uno que otro Llanero solitario, que de nuevos ya no tienen nada. Pero son ellos, los músicos independientes, obviamente, los que mas se navegan por esos terrenos.

Una vez dicho esto, aclaro, no está mal que tengamos a un Camila, a un Reik, a un Moderatto, no. Lo malo es que sólo tengamos eso. Porque el país se desmorona frente a nuestros ojos, y nosotros sólo sabemos cantar “todo cambió cuanto te vi”, “te doy cinco minutos desahógate”, “igual y le robo un beso a tu boca y dejas de creer que soy poca cosa”. La cifra de muertos crece como la espuma cada día, la crisis social se respira hondo, sin oportunidades de empleo, de estudios, pendemos de un hilo económicamente y nosotros nos desvivimos por el artista de moda, cuando sale en la tele o cuando llega a nuestra ciudad y nos morimos por poder tocarlo, como su fuera de otro mundo.

Estamos viviendo un momento importante actualmente, político y social, con fuertes movilizaciones, con problemas muy profundos, el país necesita de nosotros. Algo parece anunciar que han llegado ellos, nuevamente los jóvenes y esto debe dar lugar a que el arte, principalmente la música rompa la burbuja y su mundo color de rosa, que se reconcilie con la sangre nueva y le de voz como lo hizo ya alguna vez. Que cimbre nuevamente esquemas y estructuras. Si la música no induce, será al revés, la sociedad empujará a la música, pero pronto tendremos que ver ese cambio, letras y contenidos con mas sustancia. La creatividad talvez venga de la mano o como consecuencia.

En fin, es mi opinión, en sólo unos cuantos párrafos de un tema tan complejo como lo es el arte, en este caso la música, y su compromiso social.

@RafaGGB
Rafael González - Contenidos EMET