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Gracias jóvenes, la patria se los agradecerá. (@juanjosesolis)


Gracias jóvenes, la patria se los  agradecerá
Su reclamos a Peña Nieto fueron tan legítimos como genuinos. Sus voces fueron claras y contundentes: no más manipulación de los medios de comunicación

El 11 de mayo fue un día histórico para la sociedad mexicana. Fui testigo de lo ocurrido en la Universidad Iberoamericana, desde el segundo nivel del edificio que aloja los departamentos académicos, grabé la salida de Enrique Peña Nieto y la manifestación que hicieron los estudiantes. Nunca imaginé que una escena así pudiera ocurrir en la Ibero. Debo confesar que quedé absorto de presenciar que los jóvenes no eran tan apáticos como se suponía, ni apolíticos como creíamos muchos.

Su reclamos a Peña Nieto fueron tan legítimos como genuinos. Sus voces fueron claras y contundentes: no más manipulación de los medios de comunicación, ni políticos ambiciosos que sólo buscan el poder para delinquir, hacerse ricos y hundir cada vez más al país en la pobreza. Aquel viernes, los estudiantes de la Ibero demostraron tener dignidad, y que si bien aún adolecen de muchas cosas –entre ellas experiencia– se plantaron firmemente para exigir un país justo y solidario.

La lección que a muchos adultos nos dio el ímpetu y vigor de los jóvenes, fue literalmente obligarnos a levantar nuestros traseros del estado de confort para construir el México que –sobre todo ellos– merecen. En los últimos años, los ciudadanos mexicanos hemos sido notablemente sumisos a los designios de la clase política. Sólo un sector de la sociedad ha resistido con apenas unos triunfos que presumir. En su momento, la izquierda de Cuauhtemoc Cárdenas fue vital para hacer frente al despotismo y autoritarismo priista; pero el gusto nos duró poco, las mieles del poder sedujeron a mucha gente de izquierda que dejó de trabajar “para” la política y se limitaron a vivir “de” la política. Con el triunfo de Fox, creímos que las cosas cambiarían, pero al paso del tiempo la realidad nos indicó exactamente lo contrario, no sólo no vimos el cambio anhelado, sino que el país se fue más abajo.

Hoy, los políticos, sus partidos y sus candidatos a presidir este país, vuelven con la misma cantaleta a ofrecernos que ellos son los mejores para gobernar. Todos los candidatos tienen por argumento fundamental de su campaña el cambio, algunos con posibilidades concretas y otros sólo utilizando el simbolismo para convencer al desinformado.

Los jóvenes justo han levantado la voz que nosotros los mayores no levantamos. En 2000 llegó Fox y nos defraudó y no dijimos nada, permanecimos en silencio. Seis años después Felipe Calderón se robó la presidencia y nos envolvimos en una efervescencia pasajera de reclamo, incluso muchos abandonaron los ideales de izquierda porque dejaron de ver a AMLO como su representante.

Por eso lo jóvenes se organizaron y gracias a la penetración de las redes sociales, pronto constituyeron un movimiento ciudadano ajeno a los partidos políticos, y liderado democráticamente. Sus alcances fueron inimaginables y hoy vemos que aquella indignación de los estudiantes de la Ibero se ha replicado en decenas de instituciones educativas. El movimiento ha salido a las calles y hoy se puede identificar como #YoSoy132, un simbolismo de gran poder e influencia entre quienes vemos a los jóvenes como ese combustible necesario para echar a andar los fierros oxidados de este país.

A pesar de las voces de supuestos analistas o experimentados especialistas en los temas políticos que han querido descalificar el movimiento por prohijar las premisas partidarias de López Obrador, el movimiento se ha mantenido alejado de cualquier corriente o fuerza política y ese es su gran valor. Porque repudiar la candidatura de Peña Nieto no significa estar a favor de sus adversarios, esa absurda idea es muy calderoniana, o estás conmigo o contra mí. No, en el caso de los jóvenes no han manifestado estar a favor de algo o alguien, eso les haría perder su carácter y fuerza. Aunque no dudo que muchos de ellos tengan definida su preferencia o ideología política, eso no significa que deliberadamente busquen encumbrar a un aspirante, pues su movimiento está por encima de esas mezquindades.

Peña, Vásquez y hasta el mediocre Quadri han querido montarse a este movimiento legítimo, algunos de ellos denostándolo, y la panista por ejemplo haciéndolo propio. Por fortuna AMLO, ha sido inteligente y mesurado y se ha mantenido al margen, pues acercarse al movimiento de marras sería un oportunismo puro que muchos electores no se lo perdonaríamos.

Así, que lo que tenemos frente a nosotros son las voces valientes de muchachos que exigen un país donde puedan crecer con paz, tranquilidad, educación de calidad y por supuesto con oportunidades de empleo. Un México que se merecen o nos merecemos desde hace años, pues pareciera que no han servido de nada las vidas de aquellos que se han quedado en el camino con la única ilusión de fundar una República funcional y armoniosa.

Es momento que nos sumemos a ellos, depositemos nuestra experiencia en sus ganas de transformar al país, y demostremos que si la clase política no funciona, debemos deshacernos de ella. O que si los medios son perversos, podremos democratizarlos. En resumen, articulemos con los jóvenes acciones que nos regresen el bienestar social, la patria, nuestros hijos, sus hijos, siempre lo agradecerán…

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Juan José Solis Delgado - Opinión EMET