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Sin embargo, Hollande, que en todas las encuestas aparece como favorito para la elección de este domingo, se ha mostrado reticente a aceptar el liderazgo de Berlín en esta cuestión.
El presidente francés y aspirante a la reelección, Nicolas Sarkozy, y su rival socialista, François Hollande son políticos con ideas diferentes y a veces antagónicas sobre cómo encarar los diversos desafíos que enfrenta su país, como lo mostraron los dos el áspero debate que tuvieron el miércoles.
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Esas discrepancias van desde temas económicos, como la política de austeridad fiscal que promueve Alemania y que Hollande critica, hasta asuntos de defensa como la guerra en Afganistán, de donde el socialista quiere retirar las tropas francesas antes de fin de año.
Y la visión del jefe de Estado francés puede pesar en asuntos de interés global: en el último lustro Sarkozy tuvo una voz fundamental, por ejemplo, para designar a dos de sus compatriotas como jefes máximos del Fondo Monetario Internacional (FMI) o en la intervención militar en Libia que acabó con Muamar Gadafi.
Si a eso se añade que Francia es la quinta economía mundial, que sus fuerzas diplomática y militar están entre las mayores del planeta y que ejerce gran influencia en la Eurozona en crisis, es fácil ver por qué la votación de este domingo tiene un valor especial.
"Es muy importante a quién se elija en Francia porque eso puede tener un impacto directo en el resto de las economías de la zona euro e indirecto en el resto del mundo", dijo Ignacio Molina, investigador principal para Europa del español Real Instituto Elcano, en diálogo con BBC Mundo.
"La balanza"
Alemania es la mayor economía de Europa, pero el apoyo que ha recibido en los últimos tiempos de la Francia presidida por Sarkozy fue crucial para imponer su plan de austeridad fiscal a los países del euro.
Sin embargo, Hollande, que en todas las encuestas aparece como favorito para la elección de este domingo, se ha mostrado reticente a aceptar el liderazgo de Berlín en esta cuestión.
El candidato socialista quiere renegociar el pacto que la Eurozona aprobó en diciembre a instancias de la canciller alemana, Angela Merkel, para incorporar medidas de recuperación económica.
La opinión del candidato socialista y de muchos otros franceses y europeos es que la austeridad fiscal debilitó el crecimiento económico, reactivó la amenaza de la recesión y disparó el desempleo en Europa.
Si Hollande resulta electo, esto podría valerle una disputa con Merkel y tal vez modificar el modo en que los europeos enfrentan la crisis, ya que Francia influye como fundador y segunda economía de la Unión Europea (UE).
La elección presidencial francesa "puede cambiar el equilibrio en Europa", dijo Sylvie Matelly, una experta del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), con sede en París.
"La balanza se inclina más hacia el crecimiento que hacia la austeridad", añadió en diálogo con BBC Mundo.
El euro
La revista británica The Economistcriticó en su edición del 28 de abril las ideas económicas de Hollande y advirtió que "si Francia fuera el próximo país de la zona euro en entrar en problemas, la misma supervivencia de la moneda común estaría en duda".
La publicación notó que Francia es un país con una creciente deuda pública, arrastra un déficit fiscal desde hace 35 años, tiene un Estado que cuenta por 56% del PIB y un desempleo "corrosivo", en torno a 10%.
No obstante, Matelly desestimó la posibilidad de que el escenario francés empeore como el de Grecia o España, ya que la economía del Hexágono "es mucho más diversificada" en servicios, industria y tecnología.
Una pregunta que muchos se hacen es cómo reaccionarán los mercados tras la elección presidencial en Francia, que en enero perdió la nota crediticia máxima de triple A que le otorgaba la agencia calificadora de riesgo Standard & Poor's.
La forma como el próximo presidente francés encare estos retos tendrá consecuencias globales, ya que el euro es la segunda moneda de reserva mundial después del dólar y la UE es el mayor bloque comercial del planeta.
Diplomacia y armas
A pesar de todos sus problemas económicos, Francia cuenta con una presencia empresarial destacada en el escenario internacional, posee territorios de ultramar alrededor del globo y mantiene una gran influencia política exterior.
"Francia es la segunda potencia diplomática del mundo, después de Estados Unidos", opinó Molina.
El país europeo es además miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, integra la OTAN, tiene un arsenal nuclear y es uno de los grandes exportadores de armas.
La hiperactividad de Sarkozy en política exterior fue notoria durante el semestre de 2008 en que presidió la UE, promoviendo al G20 como un foro de manejo de la economía mundial o interviniendo en el conflicto entre Rusia y Georgia.
Sin embargo, con Sarkozy Francia también fue criticada desde el exterior por un pacto que impulsó para endurecer las políticas migratorias de la UE o por el uso de la policía para expulsar inmigrantes gitanos del país en 2010, lo que le valió acusaciones de "racismo".
"Probablemente Hollande tenga un perfil mas bajo en el activismo de Francia en el mundo", señaló Molina.
El especialista sostuvo que Francia necesita actualmente de la UE para "amplificar" su poder en el mundo, que inevitablemente disminuye ante la emergencia de nuevas potencias como China o Brasil
"Sea quien sea el presidente, poco a poco tendrán que ir admitiendo que el papel de Francia en el mundo es declinante", dijo Molina.
Pero opinó que la "paradoja" es que en las circunstancias actuales París tiene una fuerte influencia para la zona euro y, por lo tanto, para la economía mundial.
Con información de BBC
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