Despeñadero: Exaltado nerviosismo de #EPN; #AMLO sigue avanzando. (Lilia Arellano)

 

Las reacciones que han tenido los jóvenes universitarios han causado una gran mella en el ánimo de los tricolores, de su dirigencia y de quienes conforman el selecto cuadro de asesores del mexiquense

Cuando la desesperación y el deseo de triunfar a costa de lo que sea hacen su aparición, los panoramas se complican y tal le está sucediendo al candidato tricolor Enrique Peña Nieto. Ha comenzado a copiar burdamente lo expresado durante la campaña –en la actual y en la anterior- por Andrés Manuel López Obrador. En el presente lo mismo promete seguros de vida que de desempleo, ofrece toda clase de ayuda para las madres solteras, no se detiene en asegurar que habrá cobertura de salud para absolutamente todos los mexicanos, ni que decir de las pensiones para adultos mayores y el trato que merecen tanto indocumentados como discapacitados. Todo lo anterior ha sido tema del tabasqueño y por ello las críticas se multiplicaron hasta llegar al grado, en el pasado, de promoverlo como “un peligro para México”. Ahora, se guarda, por parte de los tundemáquinas al servicio gubernamental, cualquier tipo de crítica sobre los mismos ofrecimientos y menos aún se menciona que se trata de platos de segunda mesa.

Las reacciones que han tenido los jóvenes universitarios han causado una gran mella en el ánimo de los tricolores, de su dirigencia y de quienes conforman el selecto cuadro de asesores del mexiquense. En el noticiero matutino del “canal de las estrellas” a su conductor estrella un trío de jóvenes estudiantes de la Iberoamericana lo llevaron contra la pared. Muy estimadas sus entrevistas con los políticos pero muy desestimadas las que tuvieron que ver con parte de un auditorio que está politizado y pendiente de lo que acontece en el país. Si en algún momento pensaron en esa televisora que no habría ningún problema en dejar en claro que sí existe apertura a todas las corrientes de opinión en sus pantallas, el tiro les resultó por la culata ya que los entrevistados iban muy bien preparados y detallaron las informaciones tendenciosas minuto tras minuto dejando aún con mayor claridad el sentido manipulador de lo que ahí expresan.

Y eso que apenas unas horas antes, el lunes por la noche, el abanderado de las televisoras presentó un decálogo cuyos primeros puntos están totalmente dedicados a la libertad de expresión y totalmente desperdiciados en relación con los graves problemas que existen en el país y que requieren de una inmediata atención como lo es la seguridad y el empleo, así como el manejo de esa microeconomía que tiene a una inmensa mayoría de ciudadanos hundidos en una mediocridad que sólo garantiza sobrevivencia. Antes de entrar de lleno en este planteamiento habrá que señalar que los decálogos son también de la autoría del tabasqueño y de ellos ha presentado un buen número de acciones a seguir en cada renglón, por cada sector, encaminados a la resolución de cada problema y en la búsqueda de equidad. Así, lo mismo se han planteado puntos para recuperar el éxito de PEMEX, o para el cobro de impuestos conforme está marcado en la Carta Magna es decir, sin distinciones; o se presentan las acciones a emprender para la buena administración de los fondos públicos o para combatir al narco o para liquidar a la corrupción e impunidad.

En el texto del mexiquense aparece como primer punto la “Libertad de Manifestación” y en él habla de proteger el ejercicio de ese derecho en todos los espacios públicos. Todo indica que tal pronunciamiento surgió a raíz de las marchas efectuadas el fin de semana y que tuvieron a miles congregados. Ese, además de ser un derecho, respetarlo es obligación del gobierno sobre todo si se surge de las urnas, de la voluntad mayoritaria. ¿Es de tomarse en cuenta una promesa para protegerlo? En un segundo lugar está la “Libertad de Expresión” e igual refiere que las críticas al Presidente de la República –es decir hacia él considerándose ya en el cargo- en todos sus estilos y formatos serán escuchadas, respetadas y tomadas en cuenta, agregando que en una presidencia democrática no caben ni la violencia en contra de periodistas, ni la censura. Esto como resultado de la labor de los comunicadores a su servicio ya que en ningún momento se refiere a lo que está causando la muerte, el secuestro, la desaparición de los informadores tanto de prensa como de medios electrónicos y mucho menos habla de la seguridad para el ejercicio de esta profesión en un país tranquilo. Solo su persona cuenta.

“Relación con los Medios” es el punto tres y está dedicado a impulsar una reforma constitucional que habilite y supervise la contratación de publicidad en todos los niveles. Seguramente que a la gente le importa mucho ese tema, mucho más que los salarios mínimos, que recuperar el poder adquisitivo, que el apoyo a las pequeñas y medianas empresas que están, día tras día, cerrando sus puertas; es más importante esto de andar checando las publicidades que hablar de la creación de empleos o de cancelar los cobros tributarios que merman el ingreso de las clases medias. La difusión que han tenido los documentos que prueban los gastos realizados en publicidad durante su estancia en el gobierno mexiquense lo han llevado a incluir este tema dentro de los tres primeros puntos que anuncian que clase de gobierno es el que pretende ejecutar de ganar las elecciones.

En el renglón “Derechos Humanos” la dedicatoria fue clara y para el Ejército y la Policía y habla de dotar de mayores recursos a la Comisión Nacional para que sus recomendaciones sean acatadas, olvidando que los derechos humanos contienen toda una gama de aplicaciones que no se circunscriben a las acciones de seguridad sino que también se asientan en el trabajo, en el respeto al voto, en un sinfín de acciones que tienen que ver precisamente con los humanos. Sobre el quinto punto que se refiere a la “Libertad Religiosa”, Peña Nieto expone su respeto a la libertad y práctica de las creencias y sostiene que encabezará un gobierno laico. Las libertades existen y nadie olvida que los diputados del partido que lo abandera y a quienes de manera personal giró instrucciones a los coordinadores de las bancadas votaron a favor de las reformas a los artículos Constitucionales que pueden llevar en un sentido inverso sus actuales pretensiones y promesas.

La “División de Poderes” existe en el papel y su exposición pretende ser una lección de lo que esto significa con un compromiso de respeto a la independencia del Judicial porque del Legislativo sostiene que buscará los acuerdos y éstos, sabido y conocido lo tenemos, tienen por lenguaje la presión y el signo de pesos. “Elecciones Libres” es otra promesa y el punto número 8 del decálogo que pueden entrar en vigor cuando él deje la presidencia. Por el momento no habla de llevar a cabo una campaña cuyo resultado sea limpio e inobjetable porque simplemente… hay acuerdos. En cuando a la “Transparencia y Rendición de Cuentas” también se hace una exposición larga pero que nada dice sobre las acciones del pasado reciente y las que se están descubriendo y que fueron cometidas por representantes “emblemáticos” de su partido y de su trayectoria.

Finalmente -y lo que a los oídos de los gobernadores debe haber sonado como música celestial- expone el “Federalismo y Transparencia” y ofrece apoyar con mayor rigor a los Estados y a los Municipios hasta lograr una homologación contable y el establecimiento de una política firma de fiscalización. Nada de que las denuncias de la Auditoría de la Federación cuenten con instrumentos que les permitan demandar, denunciar, llevar a cabo procesos que culminen con el castigo para quienes cometan abusos y desvíen recursos o caigan en el grave error de los subejercicios que causan graves daños a los ciudadanos al no aplicarse los programas para los que fueron destinados. En fin, que para ser un decálogo que pretende mostrar el tipo de gobierno que ejercería don Enrique se le encuentra no sólo pobre sino como respuesta a situaciones del presente de las que ya saben que les están haciendo mella aún y cuando sus encuestadores se empeñen en seguirles vendiendo el engaño “del puntero”.

Lilia Arellano - Opinión EMET