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Concesionarios, aparentando la libertad de expresión. (Claudia Rodríguez)


Concesionarios, aparentando la libertad de  expresión
El enemigo es lo importante y no las propuestas, al grado que hemos dejado de lado el escucharlos, aún cuando sus propuestas sean vacías y lo peor de todo, hasta imposibles.

La historia se repite. La campaña presidencial y la guerra entre candidatos se han mediatizado al extremo, y eso no representa el todo positivo. Tal vez, todo lo contrario.

La campaña electoral llegó al punto en donde lo que se ve es lo que pesa –no lo que vale— y el fondo volvió a quedar perdido.

El enemigo es lo importante y no las propuestas, al grado que hemos dejado de lado el escucharlos, aún cuando sus propuestas sean vacías y lo peor de todo, hasta imposibles.

Ya no nos importa si Josefina Vázquez Mota, la dama candidata o sus otros tres adversarios compitiendo por la silla presidencial, ponen sobre la mesa planteamientos que ningún presupuesto nacional puede soportar, ni tampoco la estructura del Estado.

Los candidatos siguen hablando de hacer, quitar, desmantelar, componer, reforzar, enriquecer, garantizar y todas esas acciones aplicadas a los lados flacos, flaquísimos de nuestras políticas empresariales, educativas, laborales, legales, agropecuarias y demás como si el dinero a presupuestar no fuera ningún problema. Toda fiesta debe organizarse no con los deseos de la que se quiere, sino con el dinero que se cuenta. De otra manera, la faena será un fiasco, porque lo que se ostenta no se puede ofrecer.

Como con Andrés López Obrador hace seis años, estamos cayendo en la campaña del odio por lo que hemos cursado como sociedad vejada. Pero la antipatía no es un buen punto de origen para crear y recrear conciencia y para el caso, política e ideológica.

Recordemos que la apertura mediática operada con el botón de los concesionarios tiene como regla generar el caos y la desinformación, aparentando libertad de expresión.

Nadie puede negar lo efectivo que es el que la sociedad civil se organice, se manifieste, proponga y actúe, pero espero no perdamos de vista que cuando la cobertura equitativa que se exige se da sin contenido o con tanta información que no se puede ni apropiar, lo que se genera es el desconcierto y los poderosos vuelven a tener la sartén por el mango.

No cantemos victoria cuando Televisa advierte sus desaciertos –sin faltar la sonrisa casi burlona de los conductores de noticiarios--. Hagámoslo cuando la conciencia política se genere de individuo a individuo, de boca en boca, y a pesar de nuestras diferencias políticas, conceptuales, ideológicas e incluso de formas y visión de vida, podamos seguir conviviendo fraternalmente y sobre todo discutiendo en muy buen plan: el constructivo.



Acta Divina… En Televisa valoramos a los jóvenes y escuchamos sus opiniones. Siempre estaremos abiertos a ellas”. Así se lee un tuit enviado el lunes pasado desde la cuenta @eazcarraga y reenviado por Adela Micha y Joaquín López-Dóriga.
Claudia Rodríguez - Opinión EMET