No debatir, un error. (Claudia Rodríguez)

 

En la pasada campaña presidencial, López Obrador no se presentó al primer debate y aún sostiene la tesis de que había medios que tenían preparada ya, toda una campaña mediática para decir que él habría perdido en el debate.

En el 2006, Andrés Manuel López Obrador candidato de la izquierda en ese entonces también a la presidencia de la República, al no aceptar debatir en primera instancia con sus contrincantes que disputaban el mismo puesto que él, dio oportunidad a sus adversarios a presentar la ausencia como explicación perfecta del por qué, de acuerdo a la a mayoría de los sondeos de las percepciones electorales, la ventaja que llevaba sobre sus adversarios se acortó,  sobre todo con el panista Felipe Calderón, colocado en el segundo lugar por arriba del priísta Roberto Madrazo.

La periodista Carmen Aristegui invitó la semana anterior  a los cuatro candidatos presidenciales a presentarse este día en su programa de Radio para un debate en ese mismo foro.  El perredista López Obrador y  el aliancista  Quadri, respectivamente, aceptaron casi de inmediato.  El priìsta Enrique Peña lo dejó en veremos y la panista Josefina Vázquez condicionó su presencia a la de Peña.

Tanto el condicionamiento de Josefina, como la declinación de Enrique son criticables.  Y aunque Andrés Manuel dice que las circunstancias hoy son distintas, él sabe cuánto le costó no sólo no debatir en primera instancia, sino incluso no aceptar la invitación de distintos medios de comunicación a presentarse en sus espacios pese a que en esos mismos, muchos de sus seguidores eran fieles escuchas o televidentes.

En la pasada campaña presidencial, López Obrador no se presentó al primer debate y aún sostiene la tesis de que había medios que tenían preparada ya, toda una campaña mediática para decir que él habría perdido en el debate.  Pero insisto, eso y el asunto de haber dicho a Fox: “Cállate chachalaca”, fueron dos excusas para colocarlo desde entonces diez puntos debajo de Felipe Calderòn en las preferencias electorales de distintas casas encuestadoras.

Si Enrique Peña Nieto se está preparando para el debate del próximo 6 de mayo organizado por el Instituto Federal Electoral (IFE) y omite –igual Josefina— cualquier otra oportunidad de enfrentarse a sus contrincantes, esto le resta puntos, incluso ante sus seguidores.  Nadie quiere un líder que rehúye a lo que venga.

¿Quién lo diría? Enrique y Andrés Manuel se encuentran en similares  circunstancias aunque en diferentes tiempos. Ambos dándole la vuelta a ejercicios democráticos presuponiendo acciones malvadas, pensar que el verdadero debate es el día de las elecciones y creer que no pasa nada si no se encaran los retos.

Acta Divina…Apenas ayer, Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la coalición Movimiento Progresista, aseguro que la “La estrategia de Peña es no estar cerca de la gente”.

Claudia Rodríguez - Opinión EMET