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Miedo a debatir. (@juanjosesolis)

 
Miedo a  debatir
En las campañas electorales, es natural que los candidatos busquen, a través de todos los medios, dar a conocer sus ideas y propuestas al grueso de la población



Sin embargo, los actuales candidatos a ocupar la presidencia de la República, particularmente los del PRI y el PAN, se han negado rotundamente a debatir y por ende clausuran toda oportunidad de que los ciudadanos conozcamos su plataforma política o ideas de gobierno. Sin duda, esta acción daña severamente la vida democrática y empaña el proceso electoral que requiere diálogo y contraste de ideas.
En Peña Nieto, la aparente negativa a debatir radica en su aparente ventaja que tiene en las encuestas, y como lo dicta el manual electoral, no pondrá en peligro lo hasta ahora ganado. Por su parte Josefina Vázquez Mota, en la forma se niega al debate condicionando la presencia del priista, cuando en el fondo la realidad advierte que no tiene la capacidad para exponer un argumento sólido y después defenderlo.
Ambos candidatos que se autodenominan como punteros, apuestan a que las encuestas los mantendrán en los dos primeros lugares de la preferencia electoral y por esa razón rehúyen a debatir. En ese sentido, los estrategas que aconsejan no debatir, no alcanzan a medir que lejos de cobijar a sus candidatos, lo que están haciendo es mermando la imagen de sus candidatos y al tiempo debilitando el proceso democrático, ya que la ciudadanía acudirá a las urnas sin conocer a detalles la propuesta de los candidatos.
Más a fondo, el miedo que experimentan Peña Nieto y Vázquez Mota se debe a que saben que Andrés Manuel López Obrador fácilmente podría desenmascáralos. Pues si ellos mismos han mostrado su debilidad, por ejemplo, Peña Nieto al ser un tipo que no tiene la capacidad para recordar siquiera el título de tres libros o Vázquez Mota que miente en las cifras cuando fue secretaria de Estado, pues no podrían hacer frente a la inteligencia y propuesta viable de López Obrador.
Encima de ello, recordemos que la falta de voluntad de Peña y Vázquez por debatir, está avalada por la televisoras, específicamente por Televisa, que desde luego no pondrá en riesgo la inversión de dinero y tiempo que ha dispuesto en la imagen del priista.
Al debate propuesto por diversos periodistas en sus respectivos medios de comunicación, se suma la invitación que también varias universidades hicieron a los candidatos. Al menos Peña Nieto ha cancelado estas intervenciones porque se sabe que la lógica de sus estrategas es la misma que la de los debates: no presentarse en sitios donde haya gente que piense.
En resumen, el miedo de Peña es que sea fácilmente descubierto como un candidato adicto y dependiente del teleprompter que no es capaz de articular un discurso por sí mismo y mucho menos de hacer frente a la crítica de quienes tienen memoria y saben que no se puede olvidar la corrupción, el autoritarismo, el nepotismo, el saqueo, el cinismo y las sistemáticas crisis económicas generadas por las decisiones frívolas de los priistas de siempre.
Tornemos la mirada a López Obrador, un hombre que aprendió la lección y si hace seis años por las razones que él mismo ha expuesto no quiso acudir  debatir, hoy sabe que es necesario para demostrar una vez más que es el candidato que ofrece terminar de una vez por todas con las corruptelas y atropellos de gobiernos priistas y panistas, pero sobre todo regresar a un estado de paz y tranquilidad. No más sangre, no más violencia, no más saqueo.
Yo voy con AMLO. Al menos ha demostrado que no le da miedo debatir.
Juan José Solis Delgado - Opinión EMET