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Los discursos del miedo: voto del miedo. (Camilo Ramírez Garza)

 
Los discursos del miedo: voto del  miedo
Ese efecto, el miedo, genera la demanda que ellas están intentando explotar: el voto por miedo, así como Vicente Fox recurrió al voto del odio y hartazgo al PRI




¿Cuáles son los discursos del miedo, del terror? ¿Cómo identificarlos? ¿Cuáles son sus objetivos y sus usos? ¿Cómo poder encararlos y desafectarse de sus efectos? Son algunas preguntas que se intentarán responder en el presente texto.

Tomemos las primeras dos interrogantes: ¿Cuáles son los discursos del miedo, del terror? ¿Cómo identificarlos? ¿Cómo desafectarse de ellos? Partamos de una diferenciación básica considerando por un lado, los discursos del miedo directos e indirectos. O podríamos decir, tomando la referencia dada por Slavoj Zizek (Sobre la violencia: seis reflexiones marginales, Ed. Paidos)  respecto a la violencia como violencia subjetiva y una objetiva, obteniendo discursos del miedo subjetivos y discursos del miedo objetivos. En el primero, los discursos del miedo subjetivos, podríamos encontrar las amenazas directas a una persona o a un colectivo, digamos la violencia verbal (dicha o escrita) pueden o no incluir insultos, pero necesariamente un potencial daño declarado (físico, económico, laboral, etc.) a quien se dirigen, por ejemplo los discursos que emplean desde alguien que extorsiona o secuestra (“Si no me deposita…entonces conocerá el dolor y el sufrimiento”, Cfr. Ramírez-Garza, C. “La torsión de una extorsión” Revista Emet 31.12.11 http://revistaemet.com/nota/la-torsion-de-una-extorsion/6488) a alguien que condiciona al trabajador al ser contratado, haciéndole firmar una hoja en blanco “procedimiento ilegal de cajón” para todos en algunas empresas, etc. hasta el/la enamorado/a que le dice a su pareja que si no hace tal o cual cosa, entonces que se prepare para… 

Mientras que los discursos del miedo subjetivo son más fáciles de identificar, por su carácter de amenaza directa. Los discursos del miedo objetivos son más  sutiles, están en las estructuras que organizan los lazos del tejido social, por ejemplo las políticas públicas injustas, las disposiciones de una empresa o institución educativa sobre sus sujetos, en el proceder de los políticos, aunque vistan elegantemente y hablen muy educados, quizás en ellos no hay ningún insulto, ni gritos, sino todo lo contrario, se presentan con rostro amable, educados, bien intencionado, declaran que desean nada más que nuestro bien. En esta categoría entran todos y cada uno de los discursos del miedo del tipo “del bienestar” (Cfr. Ramírez-Garza, C. El reverso de la seguridad: la inseguridad. Revista EMET, 20.12.11http://revistaemet.com/nota/el-reverso-de-la-seguridad-inseguridad/6640) político, de salud (física y psíquica) intentando someter a los sujetos a una determinada normalidad/anormalidad, ya no a través de una base ideológica, política o religiosa, sino médica, de salud, o en este caso en México, de seguridad nacional ante el crimen, siempre y cuando sea el crimen del monstruo del criminal, feo y sucio, y no el del criminal de cuello blanco que opera con impunidad en el Estado, como en la empresa, los empresarios y señores del narco y la ilegalidad, podríamos decir.  (Cfr. Sposito, Roberto Bíos: biopoder y política. Ed. Amorrortu.) Ese precisamente es el biopoder, aquel poder que intenta controlar “por el bien” del cual parecería no hay debate alguno, pues quiere la salud y el bienestar, eso mismo que Michel Foucault se interrogó: “¿Qué hace que la política de la vida termine por acercarse inexorablemente a su opuesto?”

¿Cuáles son sus usos y objetivos de los discursos del miedo?
En su texto “El cártel de Sinaloa: una historia del uso político del narco” (Grijalbo, 2009) Diego Enrique Osorno nos presenta diversos casos en los que se puede apreciar como se ha empleado en México políticamente al narco, la seguridad e inseguridad, para los fines del control político-social y económico de parte del Estado. De tal forma que el empleo dado por Felipe Calderón a su “guerra contra el narco” respondió a un doble interés: legitimarse en el poder, aquel “de manos limpias” que arribó al mismo de manera muy cuestionada, así como poder perpetuar a su partido, el PAN, en el mismo. En EUA le sucedió algo similar a George W. Bush, solo que su guerra de legitimación y sus discursos del terror, le hicieron convocar y emplear el “monstruo” del terrorismo, aquellos que otrora fueran amigos e inversionistas de su familia, Osama Bin Laden y Saddam Husein, exaltando el patriotismo y las posturas extremas de “O estas con nosotros o estás con el terrorismo” Discurso que ha tomado tanto Calderón, como el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, como formas de “salirse por la tangente” ante críticas de la sociedad civil. (Cfr. Carr, Caleb “Las lecciones del terror: orígenes históricos del terrorismo internacional”, Ediciones B)

Emplear el terror, así como la esperanza son prácticas muy comunes en los gobiernos (Cfr. Ramírez-Garza, C. México 2012: ¿A qué le habla cada candidato?. Revista EMET, 8.11.11 http://revistaemet.com/nota/mexico-2012-a-que-le-habla-cada-candidato-/5629) ; desestabilizar económicamente a las instituciones públicas para dar entrada al capital nacional y extranjero privado, sin regulación alguna del Estado; empelando el terror hacia la sociedad civil para que ésta amedrentada y llena de miedo sea dócil para el control del crimen organizado o del poder político, vía la afectación de algo fundamental, como la seguridad-inseguridad, el miedo, el daño a la integridad. Las formas para que  –en democracia- se prescinda de la argumentación, debate de ideas, la transparencia, formar a los ciudadanos en un ejercicio critico del voto y la rendición de cuentas de sus trabajadores, los servidores  públicos, para solo tenerlos atemorizados y así que se dediquen solo a reaccionar, el voto por miedo. De ahí que una forma de lidiar con las críticas de los ciudadanos, reclamos legítimos, sea desautorizarlas tomándolas como “ataques” a su proyecto o partido.

Los discursos del terror funcionan con la misma estructura compartida por el crimen organizado, el mercado y el Estado : fuera de la información oficial, precisa y  clara, mediante el rumor y el sensacionalismo del comercial, afectando los cuerpos de quienes son tocados por ellos; de ahí la participación de los medios de comunicación, los cuales, en gran medida tienen no solo la lucha por informar, sino por ganar rating, de ahí que el show y espectáculo sea también una plataforma política, además del uso político del narco. Cosa que debe no solo ser cuestionada en los candidatos y servidores públicos, sino en nosotros los ciudadanos quienes podemos o no dejarnos influenciar por el show, las luces, el “pan y circo” que dura lo que dura un comercial.

No es casualidad que los políticos empleen gran parte de los recursos del erario en promoción de imagen, pues la imagen ha tomado, lamentablemente, la forma de verdad, entonces lo que se ve se cree automáticamente, sin mediar reflexión (Cfr. Sartori, G. La sociedad teledirigida. Bauman, Z. Miedo líquido. Paidos)  Un ejemplo de cómo opera este discurso del miedo lo vemos en la reciente campaña de las candidatas del PRI por Nuevo León al senado, Marcela Guerra e Ivonne Álvarez. La primera todavía diputada federal, la segunda ex alcaldesa del municipio de Guadalupe, quien a pesar de prometer siendo candidata a la alcaldía de Guadalupe que terminaría su período de 3 años, pidió licencia para saltar a otro puesto. Ver:http://www.youtube.com/watch?v=TP3ycWjziPI&feature=related ) ante lo cual diversas agrupaciones ciudadanas  recurrieron a su derecho de hacer que ella cumpliera su período. Una de las preguntas  -dicho sea de paso- que queda fuera es  ¿Entonces que entiende dicha servidora pública, por eso de “Y si no lo hiciere que la sociedad me lo demande?

No es raro que en el estado de Nuevo León y la ciudad Monterey los candidatos hagan un uso político del narco y sus efectos, el miedo, la inseguridad, para ganar poder político mediante el voto, produciendo un “voto por miedo” y así perpetuarse en el poder. Basta recordar los slogan de las campaña previas para los municipios y Estado de Nuevo León, los cuales explotaban el miedo de la gente en sus campañas:  “Blindemos San Pedro” (Mauricio Fernández) “Monterey, te quiero seguro” (Fernando Larrazábal, quien ahora salta a otro puesto) “Soy Rodrigo Medina, por ti daré la cara y por Nuevo León, mi vida” (Rodrigo Medina) “Experiencia que da seguridad” (Fernando Elizondo)  Por lo que ahora, lo que las candidata al senado, Marcela e Ivonne, hacen es nuevamente explotar el discurso  del miedo, y más que un discurso el miedo en las personas, los ciudadanos a los que declaran querer proteger,  dicen en su slogan: “Dos mujeres por un Nuevo León sin miedo!
Aparecen ataviadas de rojo, los colores de su partido, pero al mismo tiempo, casi casi de humor negro, el color de la sangre, quizás por eso Enrique Peña Nieto no usaría el slogan para su campaña presidencial: “Pintemos de nuevo de rojo a México”, pues esa chamba ya se la ha dado el azul, Felipe Calderón.

“Se supone que esas dos tipas, llenas de botox (y deseosas de votos) y cirugías plásticas, encumbradas en el poder, deberán hacernos sentir más seguros; una ya fue alcaldesa y la otra todavía es diputada y todo sigue igual” – me expresó una madre de familia del municipio de Guadalupe.

Más allá de las molestias, por demás justificadas sobre tales servidoras públicas (una renuncia a la alcaldía de su municipio, mientras la otra sigue cobrando como diputada federal, por ejemplo) cosa por supuesto sujeta a debate y revisión, en esta ocasión, solo la estructura del discurso del miedo que ellas –lo sepan o no, adviertan sus usos y consecuencias o no- emplean: “Dos mujeres por un Nuevo León ¡Sin miedo!”

En un video que se puede ver en http://nuevoleonsinmiedo.com./ aparecen las dos candidatas diciendo que su compromiso es que el ejército mexicano, la marina y la PFP se mantengan en Nuevo León, más allá del primero de diciembre. Supongo que ellas consideran que la presencia de las fuerzas del Estado llevará a vivir a la gente de Nuevo León sin miedo. ¿Dependerá en realidad de ellas, de Marcela e Ivonne, la decisión de si se quedan o no dichas fuerzas del estado en Nuevo León?

El mensaje implícito con el que buscan suscitar el miedo de los ciudadanos es: “Si votas por mi te puedo hacer que vivas sin miedo”. Pero, ¿Qué pasaría si no se vota por ellas? Ahí es donde el mensaje del discurso del miedo, por el bien, muestra su reverso, cuando “…la política de la vida se aproxima a su contrario, la muerte” (Foucault) al estilo de 
“….si no copelas, cuello”, es decir, aparecerá el miedo. Es la misma estrategia que emplea un vendedor de seguros (médicos mayores, de casa, de auto, etc.) quien plantea “conmigo estarás seguro, sin mí, no” El funcionamiento de tal discurso es: “te asusto y luego yo misma te muestro que puedo salvarte de ese peligro, solo que no sabes o ignoras que yo misma te asusté de inicio”. Claro que ellas quizás no son parte del crimen organizado llamado cártel, pero si en cierta forma de una organización política, que junto al PAN, PRD, PT, Verde, PANAL, emplean estrategias similares a las del crimen, por ello podemos ver en la lucha por la plazas del narco, la manifestación cruenta de eso mismo que se ha en ámbitos educativos, políticos y empresariales: la lucha por el poder y la dominación del otro: el enemigo, pero también los ciudadanos.

Lo peor que les podría pasar a las dos candidatas al senado por Nuevo León, Marcela e Ivonne, es lo mismo que le puede desbaratar el plan a quien llama a una casa para intentar extorsionar: que la gente no tenga miedo, sino que ya esté harta de este bombardeo de “sentimentalismos” así como de “Explotación” de las realidades del crimen que se viven en el Estado y conteste valientemente sin temor a no tener nada que perder.  Ese efecto, el miedo, genera la demanda que ellas están intentando explotar: el voto por miedo, así como Vicente Fox recurrió al voto del odio y hartazgo al PRI. En ese sentido los ciudadanos con miedo serán lo que quizás más fácilmente caigan en el truco publicitario del ¡Sin miedo!, como aquellos cautivados por el slogan de “Monterrey: te quiero seguro” de Fernando Larrazábal, ahora candidato plurinominal por el PAN a diputado federal o de Rodrigo Medina, trepado en el faro del comercio diciendo que daba la cara y la vida….y que más bien parece que ha dado “cara la vida” o que “ha salido muy caro a su gente tenerlo al frente del gobierno de Nuevo León.
Camilo Ramírez Garza - Opinión EMET