Featured Post

Entre electoreros y anulistas. (Eder Guevara)

 
Entre electoreros y  anulistas
Hace un año, cuando tomé la decisión de alejarme del PRD, una dirigente del partido me dijo, palabras más palabras menos: “eres bueno, pero eres muy apasionado, este proceso (el electoral 2012)



Mucha gente dirá seguramente “eso es el PRD”, “por eso no les creemos ni les votamos”, “todos son iguales”; sin embargo hay una dimensión distinta de esta coyuntura electoral, hay un ángulo que mucha gente ignora y por el cual no se involucran… o ¿será que lo ignoran para no involucrarse?
No es una campaña electoral, es un Movimiento Social
Cuatitlán Izcalli domingo 2 de abril de 2012, de camino a una reunión de evaluación de la región norponiente de MORENAJE Estado de México, me encuentro en lo alto de una casa una lona que dice: la familia Ramírez está con Andrés Manuel López Obrador.
Baja California, domingo 2 de abril de 2012, Kevin Fernando, una cartulina que versa: “tu primer voto a la izquierda” y un fotógrafo, salen a las plazas públicas a persuadir a las y los primovotantes de la región a entregar su sufragio a AMLO.
Distrito Federal, viernes 30 de marzo de 2012, un colectivo juvenil se sube a los camiones y el metro a interpretar un monólogo que consiste en hablar por teléfono y al terminar la llamada decir: “ya cuelgo, solo te digo que la mejor opción es apoyar a López Obrador”
Esta manta, esa cartulina, aquel monólogo, no son parte de una estrategia de campaña que desde la coordinación se haya planeado, no son ejercicios homogéneos ni acartonados que se establezcan por decreto de arriba hacia abajo, son actividades particulares de ciudadanas y ciudadanos que se han cansado de ser espectadoras/es de un bizarro show donde solo ganan quienes más tienen, para ser agentes transformadores de la realidad; son gente común y corriente consciente de su situación y, por tal, que asume partido.
Hace unos días me sumé al debate en twitter sobre la postura anulista, mi posición al respecto siempre ha sido clara: hay que evaluar el perfil de las candidaturas, las trayectorias y propuestas y en función de eso ver si hay opción por la cual votar o, de plano, habrá que salir a tachar toda la boleta electoral; pero también lo he dicho fuerte y claro, en la elección para Presidente de la República Mexicana, solo hay dos opciones: 3 candidatos que representan continuidad en las políticas económica, política, social y de seguridad, es decir, que darán continuidad al proyecto neoliberal que solo beneficia a un grupúsculo en México, permitirán la injerencia de los Estados Unidos en las decisiones fundamentales del país, continuarán con la militarización como supuesta forma de combate al narcotráfico; y, en contraparte, Andrés Manuel López Obrador con una propuesta claramente antineoliberal, que fortalecería el Estado Nación, y con un perfil social que buscaría mejorar las condiciones de vida del grueso de la población y así reducir al máximo el interés por sumarse a los grupos del crimen organizado, con la falsa expectativa de mejorar sus condiciones de vida.
Frente a este escenario la postura del sector anulista es incomprensible, muchas frases que en otro momento serían verdades absolutas, se vuelven lugares comunes, por ejemplo, eso de que “ningún candidato dice como hará lo que propone”; yo creo que los anulistas son un sector muy crítico y preparado académicamente, además creo en su legítima preocupación porque quienes nos gobiernen sean las personas más preparadas, por ello me extraña mucho que no hayan leído el Nuevo Proyecto de Nación que es un documento extenso donde se plantea a detalle los “Qué” y los “Cómo” de la plataforma programática del candidato progresista. ¿O es que esperan que en un tuit se les explique de qué forma se combatirá la inseguridad?
La frontera entre el dicho de esa dirigente del PRD, que mencioné al inicio de este artículo, y lo vacuo de la actitud del sector anulista en este proceso electoral es muy endeble, no comprenden lo que la gente común y corriente, está diciendo a gritos: cada proceso político, cada coyuntura, cada día, es una posibilidad de transformar el país y debemos tomarla con toda seriedad, con la firmeza de quien aspira a tener un futuro, ya no digamos mejor, más digno y próspero, sino un futuro a secas. Cada momento (electoral o no), para las y los de abajo, es la posibilidad de justicia, y por ello no está peleado salir cotidianamente a dar cursos de Derechos Humanos (como muchas personas del sector anulista hacen), ni salir a protestar por todas y cada una de las injusticias que ocurren en el país, ni salir a votar este 1 de julio por el candidato de la izquierda.
Uno de los pocos argumentos que me dan, es que no tiene caso salir a votar si de todas formas nos harán fraude electoral; es verdad, ya nos pasó en dos ocasiones, pero ¿acaso saber que la oligarquía intentará impedir el cambio, es motivo suficiente para dejar de intentar cambiar las cosas? ¿no es más lógico aprender de cada proceso para organizarnos mejor y afrontar el siguiente con más preparación? La derecha hace su trabajo: intentar perpetuar su régimen de privilegios y opresión. Nosotras y nosotros debemos hacer el nuestro y solo hermanando las luchas lo lograremos.
Me niego a creer que esta realidad es la única posible, me niego a creer que esto no va a cambiar, me niego a pensar que si el 1 de julio voy a votar, implica descuidar la tarea de educación popular, de transformación cotidiana de la sociedad. Pensar eso es ver las cosas sin matices, sin claroscuros, entender el mundo desde una posición maniquea, es decir reducirlo a un lado bueno y otro malo.
Hacia el sector abstencionista no dedico muchas líneas, pues me parece que ejercer el voto no es un derecho sino una responsabilidad, y la postura de no salir a votar es tan despreciable como quien tira basura en la calle, quien da mordidas o las recibe, quien ve una injusticia en la calle y se queda inerte, ajeno a la situación.
Es verdad, soy muy apasionado, la vida solo pasa una vez y defender con vehemencia (pero racionalmente) mis convicciones, me es una obligación personal. “Vivir ocioso vegetando, peor sería que la muerte. Yo retaría hasta a la misma suerte para poder seguir luchando” decía el joven Marx.
Eder Guevara - Opinión EMET