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El ex gobernador de Jalisco, Guillermo Cosío Vidaurri - fotografía La Jornada
- Algunos ven la intención de Calderón de romper con la organización del proceso.
– Yo soy de los que piensan eso. Imagínese cómo nos iría. ¿Ensangrentarnos de nuevo? Me preocupa la situación actual porque el presidente está desatado y quiere que su partido gane a como dé lugar, está haciendo lo indecible porque así sea. Eso que hizo hace unas semanas, dando un dizque informe para alardear de todo lo que ha hecho su régimen, violando la ley porque él es el presidente, no tiene sentido. Eso puede llevar a una situación de caos, de desorden, algo que en un momento dado puede darle al traste a todo el proceso electoral.
Último gobernador del PRI electo en Jalisco (1988), Cosío Vidaurri reconoce que el proceso que llevó a la ultraderecha a apoderarse del PAN y del Ejecutivo federal afectó también al Revolucionario Institucional.
– ¿La ultraderecha se apoderó de espacios de poder?
– Sí, y también la izquierda. Los dos lograron ventajas. En buena hora están ahí, sirven de equilibrio, son útiles, el asunto es que lo que se haga tenga un fin máximo, que es servir al país.
– ¿Y cuando la ultraderecha llega al gobierno federal, no se derechizó el PRI?
– Cómo no. Hay gente que entró al partido sin tener el más mínimo conocimiento de lo que eran nuestros principios. Por eso ahora, de acuerdo con lo que son nuestras normas, nuestros estatutos y nuestros principios, los candidatos que quieren llegar a participar tienen que demostrar que cuando menos saben lo elemental de nuestras ideas. Acuérdese lo que dijo Porfirio Muñoz Ledo en alguna ocasión: “yo fui presidente del PRI sin haber sido militante”; eso nos debería dar vergüenza.
– Usted conoce a Acción Nacional. ¿Dónde se perdió este partido?
– Antes de 1970. Y lo digo así porque yo fui de la XLVII Legislatura federal y en ella estuvieron destacados y valiosos miembros de Acción Nacional, como Efraín González Morfín, su tío Ramiro (González Luna) o Manuel González Hinojosa, y entonces ya se planteaba entre ellos una situación de conflicto: había un grupo de diputados panistas que estaban con la idea de que el poder público financiara a los partidos políticos y había un grupo de panistas, que llamamos pudor, que no aceptaban; pero luego dan oportunidad a que intervenga la gente de Nuevo León, con una visión distinta totalmente y ahí se fragmentan y salen de Acción Nacional todos ellos, incluido Efraín González Morfín, después de haber sido candidato a la presidencia. Y entra una nueva camada que va con avidez por los cargos públicos para obtener prebendas y satisfacciones que no tenían. En el momento en que tuvieron a su alcance todo aquello se acabaron de distraer de los principios que tenía Acción Nacional para asumir una conducta diferente. Ahora se pelean por el hueso, por ver cómo llegan para ver qué se llevan.
– ¿Y el PRI?
– Nosotros tuvimos mucho que ver en eso, hay errores que no se pueden soslayar porque dimos mucho margen al actuar de estas personas, les abrimos la puerta de par en par, llevamos adelante reformas estructurales desde el punto de vista constitucional y electoral que dieron pie a que entraran de la noche a la mañana. Y no entraron los puros, sino que entraron los impuros. ¿Por qué lo hicimos? Porque las circunstancias lo demandaban, el país estaba inmerso en las secuelas de la Guerra Fría y aquí habría brotes por todos lados, entonces había que dar oportunidad a que entraran otras corrientes a parte de la nuestra para que legitimaran. López Mateos había abierto la Cámara para que llegaran los diputados de partido, y llegaron personas muy brillantes y luego fue necesario abrir más para que pudiésemos legitimar la presencia de la gente de la izquierda que estaba queriendo participar, y con razón. Ahí está la ley de Reyes Heroles con ese propósito y lo logró. Y así nos fuimos, hasta que entraron muchas personas que no estaban preparadas desde el punto de vista ideológico para actuar en el campo de la política porque no había principio.
– ¿Hay algo del Estado mexicano que haya dañado la derecha en el poder?
– Me parece que en materia de relaciones exteriores ha sido un fiasco. Hoy más que nunca estamos entregados a los dictados de los estadunidenses. ¿Qué cosa es el Plan Mérida? A través de ese Plan nos dicen hasta que tenemos que quitar a los policías del pueblo más arrumbado del país porque ya fueron investigados de acuerdo a los estándares del FBI o la CIA. Pero como además nos regalan cuatro o cinco helicópteros de segunda mano, ya con eso nos compran. Nosotros los mexicanos podíamos ufanarnos de haber tenido grandes internacionalistas con un sentido especial del nacionalismo y el patriotismo.
– Pero también una parte de la izquierda partidista ha sido alcahueta con Felipe Calderón…
– Pienso que en la política hay gente que se presta para eso, sea de izquierda, de derecha o de centro. Son utilitaristas, van a lo suyo y sin en un momento dado esa actitud les produce beneficios, echan la ideología a un saco y siguen adelante. Además en esta época tal parece que la ideología ya no cuenta, se van de un partido a otro con la mano en la cintura, como si se tratara de cambiar de calcetines. Aquí un señor del PAN se va al PRD y lo hacen candidato al gobierno de Jalisco porque no pudo ser candidato en su partido; un señor del PRI se va con Movimiento Ciudadano porque en el PRI no le dieron lo que quería y ahí sí se lo ofrecieron. ¿Y dónde quedaron sus ideales, dónde quedó su ideología?
– ¿Habrá que cambiar el sistema de partidos?
–Eso tiene que llegar en su momento. Hay que reformar muchas cosas. Yo soy un enemico de los diputados plurinominales y los senadores de pega; nos olvidaios de los dos senadores por cada estado y hoy tenemos cuatro y a veces más.
– Se dice que hay mucha posibilidad de que gane el PRI. ¿Sus candidatos están conscientes de lo que debe cambiar y se debe retomar?
– Hasta donde yo sé, el candidato a la presidencia de la República sí; de lo que he escuchado de los candidatos al Senado por Jalisco puedo inferir que sí; a los candidatos a diputados no los conozco a todos, pero de algunos sé que tienen las mismas ideas que yo y quieren llevarlas a cabo, por ejemplo Leobardo (Alcalá), y como él hay otros.
– ¿El PRI se modernizó para bien o se sigue derechizando?
– Va haciendo las cosas necesarias para poner las cosas en su lugar. ¿Quién es Pedro Joaquín Coldwel? Una persona que viene desde abajo en las estructuras del partido, que ha escalado posiciones porque ha demostrado que tiene consciencia de lo que es ser un político militante del PRI. No creo que nadie discuta su posición desde el punto de vista ideológico.
– ¿Y Peña Nieto?
– Él lo ha dicho: está formado, de alguna manera, distinto a nosotros. Yo fui a una escuela socialista, fui a una secundaria de trabajadores y a la preparatoria nocturna también para trabajadores y en ese sentido me formé; Peña Nieto acudió a una escuela particular, pero se lo llevaron a trabajar a las estructuras gubernamentales del Estado de México, que en ese momento estaban enraizadas en el sentido que señalaba el PRI. Ahí tuvo que ser emulsionado de lo que es nuestro partido. Hay muchos políticos que niegan en un momento dado que de alguna manera participaron en instituciones de derecha, pero él no lo ha negado, acepta que es una persona católica pero se reserva su derecho de ejercer en lo privado, y se acabó.
– ¿Y qué pasó con la reforma al artículo 24? ¿Por qué el PRI la pasó?
– Por una razón que yo he señalado como una torpeza de nosotros los priístas. Cuando nos fuimos con la idea de reformar el artículo 40 para que dijera con toda claridad que la República Mexicana era una república laica, abrimos la puerta para que los de la derecha nos plantearan en consecuencia sus propias necesidades, que tiene que ver con reformar el 24 para que ellos lleven adelante sus propósitos y sus ideas. No teníamos la necesidad de plantear la reforma al 40 si tenemos un artículo tercero que dice que la educación que imparte el Estado será laica.
– ¿Hay priístas que se asustaron con el petate del muerto?
– Yo creo que sí. Plantearon la reforma al 40 creyendo que con eso estaban descubriendo el hilo negro y que era la gran hazaña que habían realizado a su paso por la cámara, pero nos la cobraron. Debemos tener cuidado para, en el futuro, no tener errores de esa naturaleza.
– ¿Está de acuerdo en la apertura de Pemex?
– No, y no lo digo ahorita, sino desde el momento en que esa discusión estaba en el momento álgido. Lo escribí y lo puedo volver a firmar.
Pero hay otro aspecto que el ex gobernador considera un grave error del actual presidente de la república: “este país va a tardar muchos años para volver a ser lo que fue con todo lo que ha pasado. ¿Quién le repone la vida a los 50 o 60 mil muertos con motivo de esta guerra sin cuartel que ha desatado el gobierno del país? Sin tener con qué hacerla se fue a meter ahí a la boca del lobo, sin saber a dónde iba ni a qué iba. Eso es lo triste de ésto. Fue una lucha mal planeada, mal concebida. Tal vez lo hizo pensando en que Salinas había metido a la cárcel a La Quina y eso le había dado la popularidad con la que no había llegado. Eso quiso hacer Calderón”.
– ¿Ganar legitimidad?
– Sí. Y la estamos pagando todos, chuecos o derechos, estemos o no de acuerdo con sus ideas. ¿Cuánto dinero se ha gastado en reabastecer al Ejército y a la Marina para darle condiciones de operatividad en un momento que carecía de ellas? Recuerdo que aquí en Jalisco teníamos tres o cuatro regimientos y un batallón y ya se nos hacía mucho, hoy hay cientos de miles de soldados, están por todos lados. Y hay que tratarlos bien para que no deserten, porque como decía un ranchero amigo mío, al trabajo y a los balazos no todo mundo le entra.
– ¿Porqué el Ejército y sus mandos aceptan esto de Calderón y se someten?
– Porque el Ejército tiene un sentido de disciplina y lealtad al jefe de las instituciones nacionales que no puede dejar de lado.
– ¿Y la imagen del Ejército?
– Para mí no se ha dañado, porque pese a todo ha mantenido una consideración a lo que ha sido y no quiere ser otra cosa. Si usted habla con militares de cualquier rango, se da cuenta de que es gente que piensa que su misión es servirle a México por encima de todo, acatando las órdenes del jefe supremo, un general de cinco estrellas.
– ¿Y con esta guerra a la que los lanzó su jefe supremo sin tener una estrategia, no se ha mermado esa lealtad?
– No obstante eso, el Ejército sigue firme a las instituciones y a lo que es lo verdaderamente valioso en este país. No es de ahora, recuerde el 68: yo le aseguro que al general García Barragán deben haberle cantado las sirenas muchas veces, pero se mantuvo fiel, él y su Ejército. Eso viene desde que Joaquín Amaro creó el Ejército moderno.
– ¿Qué responsabilidad militar lleva ese general de cinco estrellas que comanda el Ejército, aunque sea un civil?
– Él sabe que tiene responsabilidad y no creo que se desentienda de ella. Hay una cadena de mando muy fuerte.
– ¿Felipe Calderón manchó la investidura presidencial al usar así esa cadena de mando?
– Creo que abusó de ella yendo a una acción que no estaba preparada, que no estaba planeada ni tenía bases para poder salir adelante. Tenemos la idea de que el general jefe de la Defensa Nacional o la Secretaría de Marina deben ser militares del más alto rango, eso no sucede en otros países donde independientemente de los secretarios de Estado sigue habiendo jefes del Estado Mayor que son los que asumen la responsabilidad en un momento dado y tiene que aconsejar en última instancia a los secretarios de Estado y al presidente; pero aquí fue al revés, el de arriba les ordenó y no les quedó más que cumplir las órdenes.
– ¿Tiene para cuando acabar?
– Yo creo que no. Creo que lo que tiene que hacer el siguiente presidente es regresar al Ejército y a la Marina a los cuarteles poco a poco. Los norteamericanos mandaron cientos de miles de soldados a Afganistán e Irak, y para sacarlos lo han tenido que hacer poco a poco para sanar muchas situaciones, porque la violencia puede brincar en cualquier región, como acurre aún en Afganistán. El Ejército tendrá que salir de una forma planeada y adecuada a la situación que prevalezca en ese momento en el país, porque no se puede dejar totalmente desprotegidas a muchas poblaciones donde se obligó a sus policías a renunciar. Necesitamos destinar muchos recursos a la educación, a la salud y a atender el problema de la pobreza, porque ahí está el caldo de cultivo. Va a requerir mucho tiempo y una gran dosis de decisión.
Tras 40 minutos de conversación y tratar de entrar a los temas locales, el ex gobernador prefiere dar por terminada la entrevista.
– ¿Y al candidato de Jalisco cómo lo ve?
–Si quiere hablamos otro día.
Redacción Emet - jornada
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