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Peña Nieto no logra aterrizar un proyecto puntual contra la violencia



Como en toda campaña presidencial las promesas –aunque él luzca como gran prenda ser ejemplo de palabra cumplida– ya desde hoy empiezan a convertirse en una montaña: cobertura universal desde preescolar hasta preparatoria y aumento de al menos 45 por ciento en matrícula de educación superior. Por esa vía también ofreció promover la eliminación de 100 diputados como parte, aclararía más tarde, de una reforma política integral. Dicho recorte de legisladores, tranquilizó Peña Nieto al respetable, obviamente no sería para el Congreso nuevo de septiembre próximo.

Sin ser frontal en sus críticas a las administraciones del PAN, el mexiquense mencionó en todos sus discursos a los 12 millones de nuevos pobres generados en estos cinco años y denunció la corrupción, ineficacia y descrédito de los políticos. Sobre todo cuidó dejar muy claro su propósito de no ejercer, de ganar la presidencia con un gobierno de visión partidista.

En estos apenas primeros momentos en búsqueda del voto, Peña Nieto no planteó aún un diagnóstico pormenorizado ni un proyecto puntual para resolver el tema de la violencia; sí en cambio, tuvo un reiterado lamento por la “tristeza’’ en la que viven miles de hogares mexicanos ante una criminalidad “que se ha extendido para tocar las fibras más sensibles de la convivencia social’’.

De manera general, cuando ofreció hoy ocuparse de devolver a los mexicanos “paz, tranquilidad y libertad’’ el priísta se acogió a la fórmula mágica de uso común entre los políticos de todos los tonos: para combatir la violencia –dijo– se debe crecer económicamente y crear empleos.

También habló con la prensa sobre la difusión de su patrimonio y del cual mostró prácticamente las mismas propiedades declaradas durante su paso por el Estado de México.

Argumentó no haber difundido el monto y estado de sus cuentas bancarias porque eso “implica otras cosas; debo consultarlo con mi familia, pero sí aclaro, estoy al corriente de mis obligaciones fiscales’’.

Peña Nieto se “placeó’’ en Tlaquepaque y entró a las tiendas de artesanías; el mexiquense pasó rápido por las galerías, se enteró de otra con decenas de marcas de tequila, comió paletas y por fin se sentó a comer con los artesanos y les ofreció –de llegar a Los Pinos– hacer reformas para favorecerlos fiscalmente, y hasta se permitió una metáfora para llegar a estos artistas: “les pido me ayuden a modelar el proyecto que estoy encabezando’’.

En este lugar tuvo además entre sus invitados a los abuelos del futbolista Javier Chicharito Hernández a quienes, dijo, pidió lo adoptaran como su nieto.

Todavía a este encuentro, Peña Nieto estuvo acompañado por el presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell y por el secretario de Organización, Miguel Osorio Chong. Ambos comentaron que sólo hasta hoy acompañarían a Peña Nieto en la gira, pues requieren reincorporarse a las labores de partido para avanzar en la organización electoral hacia el primero de julio. Pero con todo, el senador por Quintana Roo se ufanaba en Tlaquepaque: “qué buen recorrido éste’’.

El candidato del PRI duerme ya esta noche en Chiapas donde mañana sábado acudirá a Comitán y se reunirá con indígenas en San Juan Chamula.

Por lo pronto ayer cerró en Guadalajara prometiendo fondos de garantía y proyectos productivos a las mujeres. Y les dijo que quiere ser el candidato de aquellas que buscan un cambio y de quienes no están contentas ni satisfechas con la situación del país.
Redacción Emet - jornada