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Fotografía: Francisco Moreno Merino, legislador priísta
Legisladoras de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT), Nueva Alianza (Panal) y Movimiento Ciudadano tomaron la mesa directiva para obligar a que los temas de los asesinatos de mujeres y la discriminación a ese sector se debatieran en la agenda política, a partir de lo dicho el martes pasado por Francisco Moreno Merino (PRI), quien durante la comparecencia del director del Issste, Sergio Monroy, afirmó: No hay mujer bonita que no sea meretriz.
La bancada del PRI sólo permitió que se votara en lo general la nueva ley contra la trata de personas, pero en la votación en lo particular hizo el vacío para terminar la sesión.
Este jueves, el tricolor se presentó con la advertencia de que las diputadas panistas utilizarían la desafortunada frase de Moreno Merino –candidato a senador por Morelos– para cuestionar a Peña Nieto y a su partido.
• Puente de plata, aprovechado para ofrecer disculpas
El vicecoordinador priísta, José Ramón Martel, consiguió que la dirigente del Organismo Nacional de Mujeres del PRI, Diva Hadamira Gastélum, regañara a Moreno para facilitarle una disculpa antes de la andanada panista. Incluso, lo definió como un caballero.
Una vez que Gastélum le tendió la salida, el priísta ofreció una disculpa a las damas que pude haber ofendido. No fue mi objetivo. Sin embargo, enseguida la diputada Augusta Díaz de Rivera (PAN) respondió que en ese tipo de expresiones subyace una cultura muy acendrada en contra de las mujeres que justifica los asesinatos. Y exigió el debate.
Angélica Bernardino Rojas (PRD) afirmó en la comparecencia que no hay caballo fino que no tire a mula, ni mujer bonita que no llegue a ser meretriz, ni hombre bueno que no tire pelo.
Mientras las priístas trataban de salirse del berenjenal, su compañero Miguel Ángel García Granados se mofó frente al titular de la Comisión de la Función Pública, Pablo Escudero (PVEM): Pues sí, hay que pedir, (sic) disculpas... ¡pero al caballo!
En tanto, del otro lado del salón la vocera perredista, Leticia Quezada, reprochó la carga de misoginia en las palabras de Moreno Merino y planteó que los políticos debían tomar cursos en materia de género; su correligionario Agustín Guerrero se acercó a las filas priístas gritándoles: ¿En dónde está Moreno para felicitarlo?
En medio del griterío, un grupo de diputadas decidió tomar la mesa directiva; Carolina Viggiano (PRI), esposa del gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, le recomendaba a Martel entrar al debate. ¡Ya, de una vez, porque están chingue y chingue!, alertó la coahuilense.
¡Hoy, hoy, hoy!, clamaban las diputadas desde la tribuna para demandar el debate. Abajo, crecía el desconcierto priísta.
–¿Pues qué dijo? –le preguntó la priísta Marcela Guerra a su compañero Carlos Flores Rico.
–Que las mujeres bonitas son meretrices.
–¡Estúpido! ¡Es un pendejo! ¡Por eso el PAN nos está rompiendo la madre!
Los legisladores priístas reconocieron que el estilo de Moreno –quien fue secretario particular del extinto líder cetemista Leonardo Rodríguez Alcaine– ha causado otros desaguisados.
Una ocasión golpeó al chofer de Francisco Ramírez Acuña (PAN), un señor de la tercera edad, porque quería estacionarse en el lugar del presidente de la Cámara y el hombre le dijo que el lugar estaba asignado. Y como esa, otras, abundó.
–¡Como cuáles?
–En el debate de las alianzas PAN-PRD en el estado de México, le apretó los testículos a Javier Corral (PAN).
Redacción Emet - la jornada
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