Chiapas en la agenda de los candidatos a la presidencia. (Agustín Ávila Romero)

Además hoy en Chiapas se suman otros factores que hacen mucho más complejo el escenario electoral, como es la dramática caída que han tenido los precios del café, los fracasos de la reconversión productiva al impulsar la palma de aceite

Recientemente se cumplieron 18 años del asesinato del candidato a la presidencia Luis Donaldo Colosio un 23 de Marzo de 1994, dicho año además de los magnicidios fue una época de fuertes convulsiones sociales que tuvieron su cenit en el alzamiento zapatista del 1º. de enero de 1994, donde miles de indígenas armados con machetes, palos y rifles de cacería principalmente, controlaron las cabeceras municipales de Chanal, Las Margaritas, Oxchuc, Ocosingo y San Cristóbal de las Casas.

A raíz de dicho levantamiento que coincidió con la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América Norte (TLCAN), los mexicanos fuimos testigos del amplio dolor que caminaba en las comunidades indias de nuestro país: muertes por enfermedades curables, desnutrición, hambre, viviendas con pisos de tierra y con techos de lámina, discriminación y racismo contra los pueblos originarios y sobre todo despojo y explotación sin precedentes.

Dieciocho años después desgraciadamente muchas de esas causas que dieron origen al levantamiento zapatista siguen vigentes, con una inversión pública altísima de  recursos estatales , federales e internacionales  que solamente han servido para que políticos corruptos amasen grandes fortunas a nombre del desarrollo de los pueblos indios.

En pleno 2012 el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) sigue esperando de forma pacifica que el gobierno federal y el Congreso de la Unión cumplan los Acuerdos de San Andrés y reconozcan plenamente los derechos y la cultura indígena. Lo hace al tiempo que 38 municipios autónomos zapatistas comparten jurisdicción con otros municipios oficiales donde ya una generación de niños que nacieron el año de conflicto, cursaron su educación en escuelas autónomas, crecieron con promotores de salud de sus comunidades y desarrollaron prácticas políticas de rotatividad y horizontalidad en los diversos cargos de las Juntas de Buen Gobierno que hay a lo largo y ancho del estado de Chiapas.

Pero tal vez, lo que debe llamar más la atención en Chiapas es que los zapatistas como producto de su ofensiva de enero de 1994 tomaron más de 200 mil hectáreas que arrebataron a finqueros y propietarios privados, dichas tierras nunca fueron regularizadas oficialmente y los zapatistas las han mantenido con base en el apoyo de las comunidades y la fuerza de su movimiento, lo que ha ocasionado conflictos y violencia con grupos sociales vinculados al PRI y al PRD  que han buscado arrebatárselas, pese a ello se ha mantenido un relativa estabilidad social en un ambiente de militarización y de represión selectiva con violaciones de derechos humanos por parte del actual gobernador Juan Sabines Guerrero.

Este contexto puede cambiar radicalmente en este 2012 y debe ser visto por los equipos de análisis de los candidatos a la presidencia,  la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia de la república y de su candidato a gobernador Manuel Velasco con las siglas del PRI y del PVEM, puede colocar a Chiapas en el primer lugar de la agenda de seguridad nacional, reactivando el conflicto armado y provocando éxodos migratorios no sólo en Chiapas sino también en otros estados de la república.
En Chiapas los grupos que se han sumado abiertamente a la campaña de Manuel Velasco son organizaciones sociales que han planteado públicamente su aspiración por poseer las tierras que están bajo dominio de las fuerzas zapatistas en diversas regiones de Chiapas, la llegada del “Güero” Velasco reactivaría plenamente a los grupos paramilitares que actuaron con total impunidad durante los gobiernos priistas del siglo pasado y que los gobiernos de Pablo Salazar y Juan Sabines no desaparecieron pero si apaciguaron con proyectos sociales.

Además hoy en Chiapas se suman otros factores que hacen mucho más complejo el escenario electoral, como es la dramática caída que han tenido los precios del café, los fracasos de la reconversión productiva al impulsar la palma de aceite y el cultivo de hule y con ello vulneraron la seguridad alimentaria de las familias chiapanecas al depender de la compra de maíz y de fríjol y junto con ello la creciente criminalidad y presencia de carteles del narcotráfico con complicidad de diversas autoridades a lo largo y ancho del estado.  Chiapas es en estos tiempos un buen caldo de cultivo para nuevos conflictos que deben ser vistos en las agendas de los candidatos a la presidencia esencialmente en la de Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota para cumplir lo originalmente pactado en los acuerdos y para construir realmente una paz justa y verdadera .

Agustín Ávila Romero - Opinión EMET HAHAH