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Calderón quiere guerra hemisférica. (Lilia Arellano)

 
Calderón quiere guerra  hemisférica
Calderón fue a urgir a los países de la OEA a que tomen medidas efectivas contra el lavado de dinero, cuando en México estas brillan por su ausencia, a fin de “cortar la fuente de financiamiento” de los grupos criminales


La guerra ininterrumpida que se desarrolla en México desde hace más de cinco años quiere ahora Felipe Calderón escalarla a nivel trasnacional en todo el continente americano, jugando así un deplorable papel de peón de los intereses geopolíticos de la nomenclatura de los Estados Unidos. Mientras, el escenario electoral en México sigue en focos rojos por la violencia y la muestra de las últimas horas son dos matanzas en Durango, con diez asesinados, cinco de ellos decapitados, y en el Estado de México, donde seis hombres fueron ejecutados. En febrero, la cifra de ejecuciones superó con facilidad su primer millar. Lo peor es que los partidos políticos y sus candidatos parecen vivir en otro país, concentrados en la repartición de un botín político en que han convertido al Congreso de la Unión, a donde habrán de arribar los mismos dirigentes corruptos priístas y sus aliados, los neo delincuentes panistas y los traidores de la izquierda, en donde pese a todo Andrés Manuel López Obrador logró posicionar únicamente algunas de sus piezas.

Felipe Calderón canceló una gira de trabajo a Tabasco porque, según su oficina de prensa, “respeta la veda electoral”, aunque, dicen, no tenga impedimentos legales para hacerla, cuando para nadie es un secreto que sus declaraciones y pronunciamientos no se apegan a la legislación electoral federal por lo que debería ser sancionado. La realidad es que Calderón se concentró en una chamba que le es prioritaria: la de exportar y propagar la guerra que desencadenó en México para mantenerse en el poder haciendo el trabajo sucio del Departamento de Estado y del Pentágono en el territorio latinoamericano. El inquilino de Los Pinos participó en la Reunión Hemisférica de Alto Nivel contra la Delincuencia Organizada, en donde urgió a las 34 naciones que integran la Organización de Estados Americanos (OEA) a establecer un “frente organizado trasnacional” contra el crimen que, dice, amenaza la estabilidad de la región, cuando la realidad es que llevar a cabo una estrategia como la que desarrolla en nuestro país es lo que verdaderamente pondría en riesgo la estabilidad política de América Latina, lo que permitiría a los estrategas militares estadounidenses contar con las condiciones necesarias para afianzar su dominio sobre toda la región.
Calderón fue a urgir a los países de la OEA a que tomen medidas efectivas contra el lavado de dinero, cuando en México estas brillan por su ausencia, a fin de “cortar la fuente de financiamiento” de los grupos criminales, y reducir “las estratosféricas ganancias que obtiene”  en el mercado de las drogas. Sólo le faltó decir que dicho lavado sólo debe hacerse en los bancos estadounidenses y en el sistema financiero anglosajón.  Ante los ministros y fiscales de procuración de justicia que participan en esta reunión “de alto nivel”, quienes buscan una estrategia compartida del narcotráfico y el crimen organizado, llamó a los gobiernos a “un esfuerzo hemisférico para combatir y derrotar el crimen organizado”.
Calderón adoptó la misma posición que han mantenido los Estados Unidos en torno las acciones a seguir para reducir la demanda de drogas, es decir, que esto no puede ser una política de todos los estados, sobre todo que no para Estados Unidos, por lo que, insistió, se debe apostar a combatir las operaciones con recursos de procedencia ilícita. Es decir, que con el botín de la guerra, ésta se mantendrá indefinidamente. Para ello, señaló que hay que “afinar la puntería en materia de combate al lavado de dinero, es una tarea pendiente, cortar el flujo de recursos, adoptar políticas públicas, y aplicar controles financieros eficaces”. Y la pregunta es ¿tal y como lo hace en México?
En tanto, el tiradero en casa persiste: en el mes de febrero se superó con tranquilidad el millar de ejecutados en el país y cerró con broche negro: 10 ejecutados, con siete decapitaciones incluidas en el Estado de Durango, cuyos cuerpos fueron encontrados en el interior de un vehículo localizado en la avenida principal del municipio de Papasquiaro; y seis hombres ejecutados en el poblado de San Felipe, en el municipio de Texcoco, cuyos cuerpos regados a lo largo de la calle 16 de septiembre, con una distancia de al menos 200 metros entre cada uno de ellos, exhibían un narcomensaje: “esto les pasa a los chapulines. Atentamente. La Familia Michoacana”. Por desgracia el mensaje no aclara a cuál familia de Michoacán se refiere. Mientras la cuenta sigue y nadie, dicen, tiene los datos…
Lilia Arellano - Opinión EMET