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¿Buscona o rogona?. (Ernesto Jiménez)

 
¿Buscona o  rogona?
Nos urge sentimos amados, protegidos, es verdad, pero no es el mejor momento. Primero se tiene que cerrar un ciclo, antes de abrir otro.



Cuando eso sucede, existen algunas mujeres que no aceptan esa condición y optan por intentar una y otra vez recuperar a su hombre. En esos casos no siempre se sabe qué hacer ni cómo superar el terrible dolor y la soledad, en la que súbitamente se encuentran.
Entonces es necesario intentar alejarse de esa etapa tan desoladora. Lo primero es comprender y aceptar que la relación amorosa ha llegado a su fin y que es inútil insistir. No hacerlo implica que muy probablemente arrastramos una autoestima muy baja y sentimos que sin él/ella no podremos salir adelante.
Mientras tanto, no es bueno aceptar que alguien te “consuele”, pues es tan fuerte tu desamparo y soledad que, en diversas ocasiones, aceptamos de inmediato una nueva relación. ¡Eso sí que es un grave error! Y es que los sentimientos no están claros, el corazón se encuentra muy lastimado y eso no nos permite ver con claridad a qué le estamos apostando con una nueva relación.
Nos urge sentimos amados, protegidos, es verdad, pero no es el mejor momento. Primero se tiene que cerrar un ciclo, antes de abrir otro.
Por otra parte, algunas mujeres pasan del dolor al resentimiento y a veces actúan como “busconas o rogonas”.
Estas voces tienen una fuerte carga sexista. En primer lugar porque, como con muchas otras palabras, no es lo mismo rogón que rogona. ¡Y no se diga buscón que buscona! Sólo por mera curiosidad, agrego aquí sus significados: Buscón. “Se dice de la persona que hurta rateramente”, mientras que Buscona es una “Ramera”.
Pero además es muy común que entre mujeres se ofendan con esas palabras: “anda de buscona y de rogona”. Y aunque no lo crean, no es lo mismo. Una mujer rogona es la que no acepta que su relación ha terminado. Lo más terrible es cuando lejos de aceptarlo comienza por atosigar a su pareja; las llamadas a su celular, a su casa, son constantes; luego intenta una y otra vez buscarlo en la escuela o en la oficina; bueno, hasta es capaz de solicitar la ayuda de otras personas para que le pregunten al ex, si aun quiere regresar con ella. Claro que todos le dirán que “no, que él ya no quiere regresar”; sin embargo sigue ruega y ruega hasta que lo atosiga y termina por asfixiarlo.
Por todo eso es mejor aceptar la realidad y darse cuenta de que “uno sufre porque uno mismo decide sufrir. Porque no aceptamos la realidad y porque nos damos cuenta que la raíz de ese sufrimiento es el apego”. Recuerda que oponerte a la realidad no significa que sea distinta, nada cambia. No intentes justificarlo diciendo cosas como “ha de tener mucho trabajo por eso no me llama”, “se encuentra sin saber qué hacer y tiene miedo de regresar”, “no sabe como buscar una reconciliación”.
Pero no es verdad, lo que pasa es que nos resistimos a aceptar la realidad y entonces caemos en las actitudes propias de una “rogona”: le llamamos por teléfono insistentemente; cuando toma la llamada no dices nada, pues sólo quieres escuchar su dulce voz; buscas encontrarte con él como por casualidad; y lo que es más patético, le ruegas, te humillas, le lloras y, finalmente, estallas y entonces lo maldices y das rienda suelta a todo el dolor acumulado y le recontradices hasta de lo que se va a morir.
Apegarse a alguien es creer que sin él no se puede vivir. Pero no es verdad, nadie es imprescindible, indispensable. Intenta pues, si es tu caso, aceptar tu situación, evitar los apegos y empezar a liberar tu espíritu para recuperar tu otra mitad, ser una sola pieza otra vez para levantar el vuelo.
Con respecto de la buscona es otro cantar. Pero primero es necesario aclarar que aquí entiendo por “buscona” no como un sinónimo de prostituta, sino como una mujer que “intencionalmente” decide ir en “busca” de una persona sea que esté libre o que mantenga una relación amorosa con alguien más. Una buscona es la mala de la película. Intentará por todos los medios (eróticos, sensuales, visuales, verbales) atrapar al hombre a quien le haya echado el ojo. Una buscona es peligrosa y muy capaz de echar abajo una relación o de conquistar a alguien que asegura que no caerá en sus embrujos. Por lo tanto lo mejor es poner a buen resguardo a nuestro hombre para evitar que salga disparado del paraíso en el que lo tenemos y caiga, irremediablemente, en el infierno; placentero, claro, pero infierno al fin y al cabo.
Finalmente te ofrezco algunas sugerencias que pueden ayudarte a olvidar y a sanar tus heridas:
Evita acudir a los sitios que solían visitar. Si compartían una hogar, cambia los muebles de lugar, no importa que no se vea estético, dale una nueva vista a tu espacio; No te quedes sola, especialmente los fines de semana, los sentirás eternos y es muy probable que te deprimas. Busca a tus viejos amigos o trata de relacionarte con nuevas amistades, asiste a eventos sociales y culturales, a fiestas, recupera tu tiempo, tu espacio. De ser posible elimina sus fotos. No lo busques ni con el pensamiento ni en la realidad.
Escribe una carta en la que expreses todas tus emociones, después quémala o rómpela en pedazos, observa cómo se destruye, imagina que así es como se está acabando tu relación con él.
Aunque escuchar música es bueno, no intentes poner canciones que recuerden tu relación, escucha otro tipo de música, especialmente instrumental, pues a veces las palabras y los arreglos musicales suelen causarte mucho daño. En cambio, baila, baila cuanto puedas. Hacer ejercicio dispara sustancias antidepresivas y ayudarán a que te sientas mucho mejor.
Finalmente, quiérete mucho, consiéntete todo lo que puedas, ama a tu ser interior y recuerda cada vez que puedas lo valiosa que es la vida. No olvides que cada nuevo día trae una oportunidad, en este caso la de vivir en paz interior, y sanar las heridas, pronto alguien vendrá y volverás a ser feliz.
Ernesto Jiménez - Contenidos EMET