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Silencio, escándalo u oportunidad electoral. (@juanjosesolis)

 
Silencio, escándalo u oportunidad  electoral
¿Quién ofrece un verdadero cambio?, Obvio, Andrés Manuel.



Nuestro país es colorido en todos los sentidos, tenemos tradiciones, costumbres y demás extravagancias que nos hacen ser únicos. La política y su sistema, son de igual forma sui generis, aquí, los políticos se hacen millonarios y poderosos a costa de los ciudadanos, y de paso, se han blindado estratégicamente para que nada se pueda hacer. Lo hemos visto, en cada nuevo sexenio nos enteramos que el presidente saliente resultó ser un pillo más y la nota sólo se mantiene en el escenario público hasta que algún escandalo viene a sustituir la información.
Pero eso sí, cada año electoral las promesas son que ahora si van a resolver los problemas que aquejan al país y al  final no pasa nada. La historia se repite cada seis años, porque hay una suerte de desmemoria infatigable entre los ciudadanos que, por alguna extraña razón, tienen muy poco interés en participar activamente en la política.
Nadie quiere participar en la política porque es aburrido, muchos quieren ser políticos porque se enriquecen fácilmente; y mientras coexisten el desinterés y la ambición, la verdadera actividad política es lenta y a veces hasta disfuncional. Aderezo el argumento con la participación de los medios de masas, estos instrumentos que sirven perfectamente al poder y crean la ilusión que nadie debe participar en política porque es una actividad selectiva.
Así, la política se construye de frivolidad y de lugares comunes que la misma clase política utiliza para mantenerse como dominante. En efecto, sólo algunos son los protagonistas de la acción política, ese grupo reducido es capaz de decidir el rumbo y hasta el futuro del país. Por eso es que en este año electoral, me pregunto si realmente será efectivo del voto ciudadano, o será por el contrario, lo que menos importa.
En este período de silencio que establece el reforma de 2007, indica que este tiempo servirá para acreditar la validez de todos y cada uno de los candidatos a los diversos cargos públicos; sin embargo, los partidos políticos y sus respectivos protagonistas, caen en el lugar común y rezan que se trata de una “veda” o restricción electoral. Falso, lo único que se indica es que no se puede hacer proselitismo.
Esta restricción no impide que los candidatos aparezcan en medios detallando sus proyectos de Nación, insisto, todo es posible siempre y cuando no se estimule el voto. Pero la suspicacia de la clase política lleva al extremo que se aprovechan de la ambigüedad y de las posibilidades de interpretación que tiene la ley y con mala fe confunden a los ciudadanos.
Andrés Manuel López Obrador estuvo el lunes 20 de febrero en el programa radiofónico de Carmen Aristegui, no pasó nada, no violó ninguna ley y habló de su proyecto de Nación. ¿Por qué? Porque no hay una sola ley que impida el trabajo periodístico y mucho menos restrinja el derecho a la información. Pero eso no lo entienden quienes no les conviene entenderlo y abusan como lo hizo Isabel Miranda de Wallace disfrazándose con una enormes orejas y sellándose la boca con cinta adhesiva ridiculizando a la ley electoral.
El asunto es, ¿por qué no aceptamos que el periodo que inhibe el proselitismo puede ser una oportunidad para la política misma y para la ciudadanía? No es hora que tengamos nuestras calles libres de anuncios y que los candidatos mesuren sus falsas promesas y que los medios de comunicación dejen de manipular la opinión pública anunciando escandalosamente los resultados de las truculentas encuestas.
Es obvio que el alcohólico Calderón meterá sus narices donde no le llaman, este jueves pasado declaró que en su mundo etílico Vázquez Mota está a cuatro puntos de Peña… como esas, seguramente vendrán muchas declaraciones más, lo importante es que los ciudadanos realmente nos involucremos y podamos valorar la verdadera dimensión de la realidad, de lo contrario, una vez más estaremos sujetos a caer en el juego frívolo de la política que no nos conduce a ningún lugar.
El problema no son los políticos y sus falsas promesas, el problema somos nosotros los ciudadanos que les seguimos el juego. Por ejemplo, las encuestas funcionan en cuanto a que uno las considera como instrumentos de predicción eficiente y determinante; cuando en la realidad, son –la mayoría– trajes hechos a la medida y muy pocas tienen una metodología seria y científica que las sustenten. Las encuestas son buenas, pero por el escandalo que causan, –al menos en México– suelen ser muy nocivas.  (Invito a leer: El juego de las encuestas enhttp://bit.ly/wSSWFe)
En fin, con aquello de que “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, pienso que si comenzamos a construir mínimos podemos transformar este país. No tengo la menor duda de que ya es tiempo de ser más y mejores ciudadanos. El asunto es que traspasemos la línea que marca el límite entre la mediocridad y el bienestar, si lo hacemos, los primeros en cambiar serán esos políticos mezquinos a quienes en la actualidad, no les importamos un pepino…
¿Quién ofrece un verdadero cambio?, Obvio, Andrés Manuel.

PS. Invito a seguir en Facebook al maestro Pedro Miguelhttp://www.facebook.com/navegaciones está promoviendo la campaña “No te hagas bolas: son lo mismo”

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Juan José Solis - Contenidos EMET