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El líder juvenil fue golpeado a la salida de la “Cena de la Unidad” convocada por el tricolor morelense
Según la denuncia SC01/1853/2012, el joven dirigente partidista hace responsable de las lesiones y amenazas sufridas, así como del robo de su equipo de comunicación, al diputado local Julián Abarca Toledano, a su equipo de trabajo y a quien resulte responsable.
A finales del 2011, Espinoza Chavero fue enviado a la entidad por el dirigente nacional del FJR Canek Vázquez para conducir los trabajos de renovación de este sector, ante las presiones de las diferentes corrientes juveniles del partido -que fueron desde declaraciones en los medios, presión en las redes sociales y una marcha-, para ponerle fin al periodo lleno de abusos del diputado local.
Desde su llegada, Ricardo Espinoza Chavero ha recibido recibiendo amenazas y abiertas pruebas de rechazo por parte de los seguidores del también aspirante a la alcaldía de Yautepec, Julián Abarca, quien finalmente, fue destituido de esa representación a principios de año.
Conforme la carpeta de investigación abierta ante el agente del ministerio público, Juan José Gomar Paredes, Ricardo Espinoza Chavero, delegado del CEN del FJR en Morelos, narra que al salir del “Hotel Argento”, tras el encuentro convocado por Amado Orihuela, denominado “la Cena de la Unidad”, dos sujetos se le acercaron y comenzaron a golpearlo en el cuerpo y la cara.
Tras robarle sus pertenencias, lo amenazaron de muerte. “Esto es sólo una advertencia”, dijeron. Los golpeadores le sentenciaron: “el único y verdadero líder del Frente Juvenil Revolucionario es el diputado Julián Abarca”.
Tras la agresión, el dirigente regreso al lugar donde se había realizado el evento y la única respuesta que, recibió de la dirigencia estatal partidista (Amado Orihuela y Joaquín Hendricks Díaz), fue -según narran algunos testigos-, la recomendación de ir revisarse a la Cruz Roja.
Finalmente, acompañado por algunos testigos de los hechos, se apersono ante el Ministerio Público para iniciar la denuncia penal correspondiente.
Redacción Emet - La Jornada