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Champurrado. (@salcosga)

Fuente Ovejuna

Salvador Cosío Gaona



Por el caño se fue el inservible “Acuerdo Nacional por la Seguridad, Justicia y Legalidad”, aberrante simulación del gobierno panista que alardeó arteramente un pacto que nunca pudo contener los ríos de sangre, ni el pestilente olor a muerte que se extiende en el país.



Hierve México, entre crimen, violencia cruenta y fallido intento de todo orden de autoridad por reducir la masacre que Felipe Calderón detonó, sin ser capaz de menguar, mientras la sociedad sobrevive atrincherada con terror de morir en el fuego cruzado o en atentado directo.

Enano de estatura y visión, Calderón quien gusta ataviarse de militar denigrando la milicia con su pertinaz obsesión de soldado petulante, vive en Jauja; lejos de la realidad, del pueblo y las demandas de paz y tranquilidad.

“Vicente-Calderón” parafraseando al tristemente célebre “Mr. Bean” mexicano, es la síntesis de nefastos doce años de improvisados gobiernos panistas que han repetido exponencialmente los errores criticados al PRI.

Arde Jalisco con jornadas de intempestiva violencia y más denuncias de tráfico de infantes que se extienden a Nayarit, Zacatecas, Colima y Aguascalientes; reconocidas al fin por el Procurador Tomás Coronado, quien por orden del Gobernador Emilio González, intentó privar ilegalmente de la libertad a quienes impulsamos las acusaciones y actuamos ante la PGR bajo la protección de la justicia federal, denunciando la red de complicidades que alcanza a funcionarios y ex colaboradores de Alberto Cárdenas y Joann Novoa.

Las organizaciones ciudadanas no quitarán el dedo del renglón y seguirán valientemente alzando la voz para evitar que el gobierno se haga sordo y mudo ante la gravedad de los ilícitos; persiga y castigue a los responsables y no sea cómplice como lo fue de los irlandeses que dejaron ir.

Río revuelto entre los aspirantes panistas a la Presidencia de la República, que aprovechan cada foro para lanzarse vituperios, mientras en la esquina tricolor Enrique Peña Nieto no se ve, opacado por un creciente Andrés Manuel López Obrador que avanza haciendo camino; pero aún le falta contundencia y arrastre.

En Jalisco, el PRI se revuelca entre sus huestes desperdiciando la oportunidad de recuperar el Estado, lo que provoca distracción de Aristóteles Sandoval, quien en vez de preocuparse por su campaña, tiene que andar apagando fuegos para evitar que su hoy holgada ventaja se reduzca a cenizas por el capricho de quienes se sienten merecedores de una nominación a cualquier cargo de elección.

En el PRD, la dirigencia nacional se impuso al berrinche de Raúl Padilla y por fin, se concretó alianza entre las izquierdas locales que impulsaran a Enrique Alfaro a entrar de lleno a la competencia por el gobierno del Estado.

El PAN, sumido en mediocridad y pugnas entre el candidato “oficial” que Emilio apoya con el erario estatal, el “popular” y el que trae “amarrados” los votos, provocará rebatingas en su elección interna.

Contra la marea navega la sociedad entre un champurrado de problemas donde predomina la inclemente inseguridad, el fallido gobierno y el hartazgo contra las mentiras, poses y simulaciones de partidos y candidatos.