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Resguardadas con las más estrictas medidas de seguridad -que implica desde no ingresar con bultos, alimentos, bebidas, plumas, navajas; evitar el uso de teléfonos celulares, cámaras fotográficas, de video y hasta tomar apuntes-, estas piezas de armería comparten el espacio con óleos pintados por destacados artistas como Tiziano Vecellio, El Greco, Rubens, Velázquez, Zurbarán y Goya. Tapices, esculturas, libros incunables, vestuario y mobiliario utilizados por los reyes de España enriquecen esta muestra que desde su apertura al público ha seducido la mirada diaria de hasta seis mil visitantes de todas las edades.
Entre el bullicio y el ajetreo de las calles aledañas al Palacio, las 270 obras originales -provenientes del Palacio Real de Madrid, del Palacio Real de Aranjuez, del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y del Museo del Prado-, y un centenar de piezas del periodo virreinal en México, sumergen al visitante en un recorrido por la historia del origen y la evolución de las colecciones reales de España, desde finales del siglo XV hasta la primera década del XIX.
El recorrido inicia con la proyección de un video en pantallas de 360 grados que explica el objetivo de la exhibición y que, por si no fuera suficiente con la información proporcionada en la entrada, reitera las condiciones en que se debe realizar la visita.
Tapices, retratos, un altar portátil y hasta el escritorio de Carlos V integran la primera sección titulada “La corte itinerante: de la Edad Media a la Edad Moderna”. En esta primera parada, que incluye obras de carácter portátil de la corte, se exhiben también las lujosas piezas de armería que van desde sillas de montar, alabardas bañadas en oro, con motivos que ostentan la imagen del poder soberano y marcial, hasta la célebre Armadura de Mühlberg de Carlos V, con la que el pintor Tiziano Vecellio inmortalizó al emperador en un óleo pintado en 1548 y que representa a Carlos V como triunfador en la Batalla de Mühlberg (24 de abril de 1547).
Una serie de planos de los principales palacios construidos bajo el mandato de Felipe II, así como una colección de óleos de grandes maestros de la pintura universal conforman la sección “Felipe II y el establecimiento de la capital en Madrid. La adoración del nombre de Jesús o La alegoría de la Santa Liga (1577-1579), de El Greco, Ecce-Homo, de Tiziano Vecellio, Entierro de Cristo (1599), de Domenico Tintoretto, entre otras obras, pueblan el repertorio pictórico, que al igual que la de las piezas de armería, acapara la mirada curiosa y a veces crítica del público mexicano, como la de un grupo de jóvenes que por varios minutos permaneció inmóvil y atento a cada uno de estos cuadros.
“Las pinturas llamaron mucho nuestra atención, porque yo soy pintor y él es arquitecto. Es una gran oportunidad de conocer de cerca estas piezas”, comentó David Alfonso López, de 23 años, que junto a su amigo Manuel Torres, de 22 años se acercaba a los cuadros.
Pocas pinturas por disfrutar
“También me han llamado mucho la atención las pinturas. Él ha estudiado y sabe de pintura, me explica un poco la técnica, la historia de los cuadros y eso es muy enriquecedor”, dijo Dafne Quiroga, amiga de David Alfonso, aunque ambos lamentaron las pocas piezas pictóricas que ofrece la muestra.
Al final de recorrido, José Luis Arriaga, de 60 años, también lamentó no poder apreciar más cuadros, pero aseguró que disfrutó cada óleo que tuvo a la vista, al igual que las piezas de armería. “Hay partes muy buenas. Llama mucho la atención las pinturas, aunque hubiera sido mejor traer muchas otras. Pero también me gustaron mucho las armaduras, son fascinantes”, dijo.
Las secciones “Los palacios reales bajo los Austrias: de Felipe II a Felipe IV”; “Los reales patronatos”; “El cambio dinástico: el advenimiento de la dinastía borbónica”; “La magnificencia de la monarquía a través del refinamiento en la decoración de los reales sitios y de la vida cotidiana” y “Las casas de campo: la diversión a través del arte” complementan el recorrido por esta exhibición que, en la parte dedicada a España, concluye con dos escenas pintadas por Francisco de Goya, La fabricación de pólvora y La fabricación de la bala, cuadros que evocan la Guerra de la Independencia, conflicto que supuso el fin del coleccionismo real.
En una sala alterna se ubica la última sección, “Espejo de Ultramar. El Palacio Virreinal de Nueva España”, en donde es posible apreciar la relación que existe entre las colecciones, los Reales Sitios españoles y el Palacio Virreinal de México, a través de una galería de retratos de los diferentes virreyes de este periodo, así como de una variada muestra de artes decorativas que ilustran las analogías y diferencias existentes entre el arte virreinal y el desarrollado en España.
Hasta el 31 de mayo, Tesoros de los palacios reales de España: una historia compartida también puede ser visitada en: tesorospalaciosreales, a la que se puede acceder en versión normal o para dispositivos móviles.
Revista EMET- Agencia El Universal
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